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Siguen las protestas en Washington para pedir que EE. UU. ayude a acabar con el régimen cubano
Manifestantes cubanoamericanos pasaron la noche afuera de la Casa Blanca para presionar al presidente Joe Biden a que tome medidas más severas contra el gobierno de la isla.
Centenares de manifestantes cubanoamericanos se reunieron en la noche del pasado domingo a las afueras de la Casa Blanca en Washington para presionar al presidente Joe Biden a que tome acciones más severas contra el régimen cubano. “Tengo 27 años y nunca pensé que viviría para ver algo como esto”, dijo al Daily Mail, Alex Pérez, un residente de Florida que llegó a los Estados Unidos desde Cuba hace siete años.
“Necesitamos asegurarnos de que haya presión para que las personas que no tuvieron que pasar por lo que yo pasé sepan qué está pasando en Cuba”, agregó Pérez.
El grupo de manifestantes llevó velas blancas para conmemorar el Movimiento 26 de julio, una fiesta nacional cubana que conmemora el ataque de 1953 cuando Fidel Castro encabezó su primer intento de derrocar al entonces dictador cubano Fulgencio Batista.
Las manifestaciones de cubanos en Estados Unidos y otras partes del mundo se han venido presentando con frecuencia desde el inicio de las protestas en la isla a inicios de este mes en contra del gobierno del presidente Miguel Díaz-Canel y del régimen cubano que lleva décadas en el poder. Se espera que miles de manifestantes más lleguen a la capital de Estados Unidos esta semana según María Fundora, quien lidera un grupo con sede en Texas llamado Cuba Libre que brinda asistencia legal a los cubanos que solicitan asilo.
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Hasta el momento, Estados Unidos ha apoyado las manifestaciones del pueblo cubano y ha anunciado sanciones a funcionarios de Cuba “responsables de la violencia” contra “manifestantes pacíficos” que participaron en las movilizaciones ocurridas. “El Departamento del Tesoro continuará estudiando a los funcionarios cubanos designados como responsables de la violencia, la represión y la violación de los Derechos Humanos contra manifestantes pacíficos en Cuba”, dijo días atrás el portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki.
Asimismo, indicó que la Administración del presidente de Estados Unidos, Joe Biden, va a formar “un grupo de trabajo para identificar la forma más efectiva de hacer llegar ayuda directamente a las manos del pueblo cubano”.
Sin embargo, para algunos sectores estas iniciativas se quedan cortas, y piden la intervención militar de Estados Unidos a la isla con el fin de acabar con el régimen.
Una de las personalidades que ha solicitado esta medida es el alcalde de Miami, Francis Suárez, quien encabeza los llamados para una posible intervención de su país.
“Los cubanos son dignos y están dispuestos a gobernarse a sí mismos sin tiranía”, dijo el alcalde.
En compañía de otros políticos y activistas, dijo que “el régimen castrista debe acabarse ya, esto no es negociable” y realizó un llamado a no “darle la espalda ahora” a las personas que han lanzado el grito en contra del régimen.
El alcalde de Miami también ha dicho que este sería el momento para lograr la libertad de la isla, manifestando además que “esto puede no solo liberar a los millones de cubanos en la isla; esto tiene la habilidad y la prospectiva de liberar a todos el hemisferio en el cual vivimos, a millones de venezolanos y nicaragüenses”.
Por otra parte, la subdirectora general de Estados Unidos del Ministerio de Exteriores de Cuba, Johana Tablada, denunció que Estados Unidos está llevando a cabo una “campaña de injerencias” para que países terceros “se pronuncien contra Cuba”.
“Estas presiones se realizan principalmente hacia gobiernos de América Latina, con el objetivo de obligarlos a hacer declaraciones condenatorias contra nuestro país”, señaló, según recoge un comunicado del Ministerio cubano.
Por su parte, el ministro de Exteriores de Cuba, Bruno Rodríguez, ha reiterado que a través de esta “campaña” se agudiza el bloqueo sobre la isla.
El pasado 11 de julio miles de personas salieron a las calles de las principales ciudades de Cuba al grito de “¡Libertad!” y “¡Cuba y vida!”, en unas protestas caracterizadas por el rechazo al Gobierno y actos de vandalismo, si bien el Gobierno cubano ha reiterado que no fue “un estallido social”.