AFGANISTÁN
Talibanes quieren ser reconocidos por la comunidad internacional, pero varios hechos muestran un régimen que no ha cambiado
Expertos aseguran que en este momento los talibanes ofrecen ruedas de prensa, incluso hablando en inglés, pero lo cierto es que en terreno se ve otra cosa.
Durante cinco años los afganos conocieron lo que fue vivir bajo un régimen talibán, desde 1996 hasta 2001. Pareciera que quisieran borrar de la historia esa época en que talibanes impusieron métodos de castigos brutales, como la lapidación hasta la muerte.
¿Habrá cambiado algo? Los talibanes se encuentran en la ardua tarea de seducir a la comunidad internacional y demostrar que llegaron con un pensamiento distinto y dispuestos a gobernar de la mejor manera, pero hay algunos hechos y señales que demuestran que al parecer nada ha cambiado.
Sonrientes con los reporteros, posando ante las cámaras e incluso concediendo entrevistas a una mujer periodista, los talibanes parecen haber iniciado una importante campaña de seducción mediática para convencer a los afganos y al mundo de que han cambiado.
¿Qué prometen los talibanes?
“En cuanto a la ideología y el dogma, no hay diferencias”, declaró el pasado martes uno de sus portavoces, Zabihullah Mujahid, durante la primera rueda de prensa en Kabul.
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Pero en “la experiencia, madurez y perspicacia hay mucha, sin duda”, añadió.
A continuación, Mujahid enumeró una larga lista de seductoras promesas: amnistía para todos, derechos para las mujeres como el acceso a la educación y al trabajo, medios independientes y libres, y la formación de un gobierno inclusivo.
Otro responsable talibán pasó del dicho al hecho y se sentó incluso con una periodista durante una entrevista en cara a cara.
Los talibanes quieren igualmente formar parte de la comunidad internacional y prometen que su territorio no será una base de terroristas, como era el caso en 2001 cuando Estados Unidos invadió el país por su negativa a entregar al líder de Al Qaeda, Osama bin Laden.
También mandaron representantes a la Ashura, una de las principales fiestas religiosas de la comunidad chiita, que los extremistas sunitas como los talibanes tratan de herejes.
Desde hace meses los talibanes hacen este tipo de gestos, pero guardan silencio sobre los detalles de sus promesas. Y advierten: todo se hará dentro de su propia interpretación de la ley islámica.
Pero el terror comenzó desde ya...
Los talibanes, mientras trataban de tomarse el poder, también cometieron algunos crímenes atroces que reflejan que comenzó una nueva era del terror en Afganistán. Basta con ver que en las últimas horas, una mujer fue asesinada por los talibanes en pleno espacio público por el simple hecho de no llevar puesta una burka, prenda de vestir tradicional que obligan a usar a las mujeres musulmanas.
La mujer fue asesinada en la provincia de Takhar y en redes sociales circulan imágenes de su cuerpo tendido en un charco de sangre, con sus seres queridos acurrucados a su alrededor, después de que los insurgentes la mataran por estar en público sin cubrirse la cabeza.
Según Fox News, los combatientes talibanes dispararon y mataron a esta mujer el pasado martes, mismo día en que el grupo se comprometió a marcar el comienzo de una nueva era inclusiva en el país que honra los “derechos de las mujeres”.
Sin embargo, no ha sido el único crimen de los talibanes. Sohail Pardis, un joven de 32 años que había trabajado durante 16 meses como traductor para las tropas estadounidenses, había recibido en varias oportunidades amenazas serias y acusaciones de “traidor” por su pasada labor. Los talibanes no dudaron en acabar con su vida de una manera cruel, según testimonios de la Cruz Roja.
Los últimos momentos de vida de Pardis se concentraron en un desierto donde estaba un puesto de control improvisado con la bandera talibán y sabiendo lo que iba a enfrentar decidió acelerar su vehículo y no parar, no se salvó.
De acuerdo con el diario El Mundo, los testigos señalaron a la Cruz Roja que esos fueron los últimos momentos de Pardis. Los combatientes abrieron fuego contra el vehículo, dejando al intérprete malherido. Lo sacaron del vehículo, tomaron un puñal y lo degollaron.
Estos son algunos de los casos que se han conocido, pero semanas antes un policía afgano lanzó una grave alerta: en medio de su ofensiva para retomar el control del país, los talibanes ejecutaron a unas 900 personas en seis semanas en una sola provincia.
Además, Kabul ha cambiado de rostro. Solo cuatro días después de la toma de poder por los talibanes, los carteles y las fotos de mujeres que en la capital afgana adornaban las vitrinas fueron borradas o vandalizadas.
Cuando el pasado domingo los talibanes entraron en Kabul, al menos uno de esos salones empezó a borrar las imágenes de sonrientes mujeres vestidas con trajes de novia, que aparecían como publicidad en sus escaparates.
Otro salón de belleza que tuvo que cerrar, estaba cubierto el martes con pintura negra. Un talibán patrullaba frente al salón, con su fusil al hombro.
Los ataques contra las mujeres en todo el país en las últimas semanas, cuando los talibanes recuperaron el dominio en las provincias de Afganistán, han proporcionado un escalofriante anticipo de lo que les espera a millones.
¿Por qué no inspiran confianza?
Nadie olvida sus abusos entre 1996 y 2001. Entretenimientos como la televisión y la música estaban prohibidos, les cortaban las manos a los ladrones, los asesinos eran ejecutados en público, las mujeres no podían ni trabajar ni estudiar, y aquellas que cometían delitos como el adulterio eran azotadas con látigos y lapidadas hasta la muerte.
La comunidad internacional les acusó de masacrar a civiles, sobre todo miembros de la minoría chiita.
Y en su llegada al poder en 1996 prometieron, como esta semana, una amnistía general, pero dos días después ejecutaron al antiguo presidente Najibulá y colgaron su cuerpo de una farola.
Ahora, mientras sus voceros se muestran moderados, sus tropas son acusadas en algunas regiones de amenazar a periodistas o de no dejar a las mujeres volver a la universidad.
“Actualmente, son los mejores en relaciones públicas (...) Hablan inglés, se dirigen a los medios internacionales”, explicó en una entrevista para la cadena británica Channel Four Pashtana Durrani, que dirige una ONG para la educación de las mujeres en Kandahar (sur).
“Dicen una cosa en rueda de prensa y hacen otra sobre el terreno”, destacó.
¿Los afganos les creen? ¿Y el mundo?
A pesar de meses de campaña para mejorar su imagen ante la comunidad internacional y tranquilizar a sus compatriotas, los talibanes están lejos de haber logrado su objetivo.
Decenas de miles de afganos aterrorizados intentan desde el domingo huir a través del aeropuerto de Kabul.
Se ven menos mujeres en las calles. Los periodistas y las personas que trabajaron para organizaciones internacionales temen ser víctimas de represalias.
China, Rusia, Turquía e Irán muestran signos de acercamiento con los talibanes, pero de momento nadie les ha reconocido internacionalmente.
El primer ministro británico, Boris Johnson, les advirtió el miércoles que serían “juzgados por sus actos, no por sus palabras”, una posición compartida por Alemania, Estados Unidos y Francia.
Con información de la AFP.