Mundo
Trump endurece sus medidas: planea deportar a estadounidenses criminales y le pidió a Bukele construir más megaprisiones
El presidente de EE. UU. ha demostrado que su intención en el Gobierno es reducir las cifras de inseguridad y violencia, además de sacar de su país a todos los extranjeros ilegales. Para ello, encontró en Bukele el aliado perfecto.

El pasado lunes, los presidentes de Estados Unidos y El Salvador sostuvieron una conversación en la Casa Blanca en medio de las controversias que se levantaron luego de la masiva deportación que dirigieron de casi 300 extranjeros que ahora están privados de su libertad tras las rejas de la prisión de máxima seguridad más temida del país centroamericano.
Durante su encuentro, el estadounidense Donald Trump aseguró que planea expulsar de su país a la mayor cantidad de inmigrantes indocumentados “peligrosos” a El Salvador, por lo que le pidió a su homólogo Nayib Bukele que construyera más mega-cárceles.
“Le pregunté al presidente —ya sabe, es un complejo carcelario enorme que él construyó—. Le dije: ‘¿Podría construir más, por favor? Tantos como podamos sacar de nuestro país, los que el incompetente Joe Biden permitió entrar a través de las fronteras abiertas’”, anunció Trump, aprovechando, como suele hacer, para arremeter contra su antecesor.

“Tenemos millones de personas que no deberían estar en este país y que son peligrosas —no solo personas, porque tenemos personas—, sino millones de personas que son asesinos y narcotraficantes”, continuó diciendo el republicano desde la Oficina Oval.
Lo más leído
Desde su campaña presidencial, Trump prometió deportar de su país a todos los inmigrantes que residen de manera irregular, con el fin de “hacer Estados Unidos grande de nuevo”. Ahora parece afianzar su mano dura con la criminalidad, otro de sus lemas de gobierno, y aseguró que también planea expulsar del país y encarcelar en El Salvador a ciudadanos estadounidenses que sean considerados violentos.
“Si se trata de un delincuente local, no tengo ningún problema”, sentenció el presidente, antes de agregar que la fiscal general del país norteamericano, Pam Bondi, está estudiando las leyes “ahora mismo”.

En febrero, luego de una visita del secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, a El Salvador, las dos naciones consolidaron sus alianzas, al anunciar que el país centroamericano prestará su masivo centro de confinamiento para retener a los delincuentes que envíe Estados Unidos a cambio de una alta suma de dinero. Además, El Salvador también se comprometió a recibir a todos los inmigrantes deportados que lleguen a su territorio, sin importar su nacionalidad.
“Si son delincuentes y golpean con bates de béisbol en la cabeza a personas de 90 años, o si violan a mujeres de 87 años en Coney Island, Brooklyn. Sí, eso los incluye. ¿Por qué creen que existe una categoría especial de personas? Son tan malos como cualquiera que entre al país. Nosotros también tenemos personas malas”, aseveró Trump.
Además, repitió que está “completamente a favor” de su propuesta, debido a que con la fortalecida alianza con su compañero Bukele, Estados Unidos puede hacer cosas “con menos dinero y con gran seguridad”. Y aprovechó el momento para resaltar las labores de su par, asegurando que Bukele hace “un excelente trabajo”.

Luego de la deportación de cientos de venezolanos, que fueron señalados de presuntamente ser partícipes de grupos criminales como el Tren de Aragua, algunos grupos de derechos y familiares de los deportados se han levantado en contra de la medida, al asegurar que varios de los encarcelados no tienen antecedentes penales.
Además, un par de jueces federales han intentado interrumpir los esfuerzos del gobierno para que detenga las deportaciones, que además se llevaron a cabo gracias a que Trump invocó una antigua ley de guerra para expulsar a terroristas de Estados Unidos.
Sin embargo, la administración de Trump ha demostrado que no dará su brazo a torcer. El subsecretario general de la Casa Blanca, Stephen Miller —quien además estuvo en la reunión con los presidentes— afirmó que el gobierno actual va a continuar deportando a todos los inmigrantes que considera criminales a El Salvador, y que “no hay un límite máximo” para la cantidad de personas que pueden ser expulsadas.