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Última cena de un condenado a muerte desató la “furia” de los presos: ya no pueden elegir lo que comen antes de morir

Lawrence Brewer fue ejecutado después de ser hallado culpable por ayudar a matar a un hombre.

7 de junio de 2025, 8:58 p. m.
Brewer fue declarado culpable de asesinato capital junto con otros dos hombres que también fueron declarados culpables de participar en el secuestro y asesinato de James Byrd Jr.
Brewer fue declarado culpable de asesinato capital junto con otros dos hombres que también fueron declarados culpables de participar en el secuestro y asesinato de James Byrd Jr. | Foto: GETTY

Una prisión en Texas prohibió a sus reclusos tener un privilegio histórico sobre la “última cena” de los condenados a muerte. Muchos de ellos esperan poder pedir un último deseo en cuanto a los últimos alimentos que consumen antes de morir.

La razón tiene que ver con la condena a muerte del supremacista blanco, Lawrence Brewer, quien fue ejecutado en el año 2011 después de ser hallado culpable por ayudar a matar a un hombre, arrastrándolo detrás de un camión, algunos calificaron este crimen racial como el más notorio de la era después de los Derechos Civiles.

De 44 años de edad, Brewer recibió una inyección letal el 21 de septiembre de 2011 y fue declarado muerto poco tiempo después. La condena por asesinato capital también involucró a otros dos hombres declarados culpables de participar en el secuestro y asesinato de James Byrd.

El hombre fue acusado de secuestrar y asesinar a un hombre negro en Estados Unidos
El hombre fue acusado de secuestrar y asesinar a un hombre negro en Estados Unidos | Foto: X/@mundo_morbido

Brewer no tuvo palabras finales pero sí se le concedió decidir cual sería su última cena: dos filetes de pollo, una hamburguesa con queso y tres tocinos, okra frito, tres fajitas, una pizza, medio litro de helado y una rebanada de dulce de mantequilla de maní.

Los guardias de la prisión federal hicieron hasta lo imposible por conseguirle cada uno de los alimentos que había pedido el condenado a muerte, sin embargo, cuando le sirvieron la comida, Brewer se negó a probar un solo bocado.

Su negativa a comer la comida de varios platos enfureció al senador de Texas John Whitmire, lo que lo impulsó a poner fin a la tradición, diciendo que “era algo que ya debía haberse hecho hace tiempo”.

“Ya es suficiente”, declaró el senador, afirmando que la petición de la última comida es un privilegio “extremadamente inapropiado”, “uno que los perpetradores no proporcionaron a su víctima”, según narra el Daily Mail.

“El Sr. Byrd no pudo elegir su última comida. Todo esto es tan ilógico”, añadió.

Por otro lado, el director ejecutivo del Departamento de Justicia Penal de Texas, Brad Livingston, estuvo de acuerdo con el senador Whitmire, “creo que las preocupaciones del senador Whitmire con respecto a la práctica de permitir a los condenados a muerte elegir su última comida son válidas”, aseguró.

“Con efecto inmediato, no se realizarán tales adaptaciones. Recibirán la misma comida que se sirve a los demás reclusos de la unidad”, dijo.

Antes de morir, el recluso que llevaba 12 años esperando su ejecución, aseguró que recibir la inyección letal era una “buena salida” y agregó que estaba “contento de que esté a punto de llegar a su fin”.

El asunto de las últimas comidas antes de una ejecución ha generado algunos casos curiosos en las últimas décadas. Por ejemplo, en 1990, al notorio asesino James Smith se le rechazó una solicitud de contenido inapropiado y, en su lugar, se le ofreció yogur como última comida.

Cámara de la muerte por inyección letal en una prisión de Texas el 14 de noviembre de 1991 en Huntsville, The Ellis Unit, Texas (Foto de Paul Harris/Getty Images)
Cámara de la muerte por inyección letal en una prisión de Texas el 14 de noviembre de 1991 en Huntsville, The Ellis Unit, Texas (Foto de Paul Harris/Getty Images) | Foto: Getty Images

Si bien no es un requisito obligatorio para los presos condenados a muerte en los países donde aún existe la pena de muerte, la solicitud a menudo se concede en los EE. UU. y las últimas comidas quedan escritas en los registros públicos de las ejecuciones.

A pesar de la decisión de Texas de no permitir más que los presos elijan sus últimas comidas, otros estados siguen dándoles a los reclusos la opción de hacerlo.

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