Mensaje

Un mensajero de unidad: las palabras del papa León XIV son un antídoto al peligroso virus divisivo, un desafío y un faro de esperanza

Las palabras del papa se nos presentan, pues, como un antídoto al peligroso virus divisivo, un desafío y un faro de esperanza. Por monseñor Mauricio Urbina Villamil*.

10 de mayo de 2025, 7:23 a. m.
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La gente ondea banderas en la plaza de San Pedro después de la elección del 267º pontífice de la Iglesia Católica, en el Vaticano. | Foto: AP

Días antes del cónclave, el cardenal Rueda, arzobispo de Bogotá, manifestó que tanto nuestro país como el mundo sufren de una compleja enfermedad: el virus de la polarización. Las dolorosas divisiones expresadas con palabras y hechos desde diferentes tribunas amenazan con convertirse en barreras insuperables que quebranten la convivencia nacional, llevándonos al borde del caos.

Estas rupturas profundas no solamente aparecen en el campo retórico o ideológico, sino que en los últimos meses se han expresado en continuos hechos de violencia. Durante este año, la sangre de tantos connacionales ha seguido derramándose de forma desenfrenada y absurda.

Frente a este desalentador panorama, se ha encendido una nueva luz de esperanza. La noticia de la elección de un nuevo sumo pontífice, sucesor del apóstol Pedro, comenzó a marcar un tiempo nuevo en la Iglesia católica y en el contexto geopolítico mundial.

Se especuló antes del cónclave sobre luchas intestinas entre cardenales adversos con posturas irreconciliables. Parecía que el temido virus divisivo había llegado también al corazón del catolicismo. Sin embargo, un aire de unidad ha soplado desde el interior de la Capilla Sixtina sobre la Iglesia y sobre el mundo. En esta ocasión, como en el pasado, el Espíritu Santo, por medio de la elección de los cardenales, ha respondido con fuerza al clamor de un mundo desgarrado por múltiples polarizaciones.

El cardenal Dominique Mamberti hizo el anuncio de que León XIV es el nuevo Papa. (Photo by Filippo MONTEFORTE / AFP)
El cardenal Dominique Mamberti hizo el anuncio del nuevo Papa. (Photo by Filippo MONTEFORTE / AFP) | Foto: AFP

La pronta elección, tras un cónclave de dos días, del nuevo vicario de Cristo en la tarde romana del 8 de mayo (fiesta en Italia de la Virgen de Pompeya) marcó un hito histórico, dando al mundo un mensaje de superación de los extremos y de búsqueda de unidad. El nuevo pontífice es un hombre con raíces culturales diversas. De ascendencia europea, nació y creció en los Estados Unidos, pero desarrolló su ministerio como sacerdote y obispo en el Perú.

Ha sido un misionero sencillo y un experto en derecho canónico, un hijo de san Agustín cercano al papa Francisco, norteamericano por nacimiento, pero latinoamericano por elección. Un hombre que, por su historia de vida, convoca a superar barreras. Sus primeras palabras, claras y conmovedoras, mostraron también al mundo su talante conciliador: “La paz esté con todos ustedes”. Son las mismas palabras que Jesús resucitado (Juan 20,19) dirigió a sus discípulos en la tarde de esa primera Pascua, cuando los encontró llenos de temores, divisiones y desconfianzas.

El papa León XIV, siguiendo el ejemplo de Jesús, ha convocado al mundo a recibir el don de la paz y a trabajar por construirla. El pontífice misionero dirigió esta invitación a todas las personas y pueblos, sin importar su proveniencia o ideología. Este fuerte mensaje de esperanza debería resonar en el corazón de nuestro país en este momento de marcadas divisiones. La paz, más allá de una bandera política o de un eslogan propagandístico, es un don de Dios y una tarea ardua que debería involucrar al conjunto de la sociedad. No puede haber ninguna voz silenciada en ese objetivo común. Por eso, el mismo papa León ha afirmado luego que la paz es “desarmante y desarmada, humilde y perseverante”.

¿Cómo podemos, en una sociedad polarizada como la nuestra, contribuir todos a edificarla? Con palabras claras, el papa misionero nos iluminó una vez más el camino. Nos exhortó a ayudarnos entre nosotros, a “construir puentes, con el diálogo, con el encuentro, uniéndonos todos para ser un solo pueblo siempre en paz”. Las palabras del papa se nos presentan, pues, como un antídoto al peligroso virus divisivo, un desafío y un faro de esperanza.

Esta imagen es tomada en Perú, país donde el hoy Papa León XIV vivió por muchos años.
Esta imagen es tomada en Perú, país donde el hoy Papa León XIV vivió por muchos años. | Foto: Daniel García / Especial para El País

Son ellas una invitación a rechazar las polarizaciones, a evitar todo aquello que nos fragmente o enfrente y, al mismo tiempo, a procurar la escucha mutua, ponernos en los zapatos del otro y potenciar todo lo que nos une como nación. Alcanzar la unidad, que nos lleva a la paz, es posible. Que resuene la llamada del mensajero de unidad, el papa León: “Todos podemos caminar juntos hacia esa patria que Dios nos ha preparado”.

*Vicario episcopal de San Pablo, Arquidiócesis de Bogotá.

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