Estados Unidos
Delta suspende vuelos a Cuba desde octubre: se suma a aerolíneas de EE. UU. que recortan rutas hacia La Habana
La decisión de Delta refleja la baja rentabilidad y las trabas regulatorias que golpean el turismo y la conectividad entre Cuba y Estados Unidos.

La aerolínea estadounidense Delta Air Lines anunció que a partir del 26 de octubre de 2025 suspenderá sus vuelos regulares a Cuba, afectando rutas desde Atlanta y reduciendo frecuencias desde Miami, según documentos presentados ante el Departamento de Transporte de Estados Unidos (DOT).Delta justificó la medida por la baja rentabilidad sostenida de las rutas hacia la Isla y por las dificultades operativas que han escalado en los últimos meses, atribuidas al incremento de costos y a la caída persistente de la demanda aérea entre Estados Unidos y Cuba.
En sus documentos ante el DOT, la empresa comunicó que durante el periodo de suspensión, hasta el 28 de marzo de 2026, cesará totalmente los vuelos Atlanta–La Habana y recortará a la mitad los vuelos desde Miami.

Este anuncio marca un nuevo episodio en la degradación de la conectividad aérea entre Estados Unidos y Cuba. En fechas recientes, United Airlines ya suspendió su ruta Houston–La Habana, mientras Southwest solicitó reducciones para Tampa–La Habana, y American Airlines presentó ante el DOT una petición para disminuir sus operaciones desde varios hubs.
JetBlue, por su parte, abandonó en 2022 varias de sus conexiones con la Isla, citando limitaciones regulatorias y de infraestructura aeroportuaria en Cuba.
La ruta Cuba–Estados Unidos había despertado expectativas cuando Delta reinició operaciones en 2016 tras décadas de interrupción, en medio de una ola de aperturas diplomáticas. Pero los esfuerzos no lograron revertir las restricciones y las condiciones adversas del mercado.
Además, en julio de 2025 entró en vigencia un nuevo requisito para ingresar a Cuba: los viajeros no cubanos deben tramitar una autorización electrónica (ETA) con hasta 72 horas de antelación, lo que añade una barrera más al flujo de pasajeros internacionales hacia la Isla.

Para las autoridades cubanas y el sector turístico local, esta decisión representa un doble golpe. Pues no solo restringe el acceso de ciudadanos cubanos radicados en Estados Unidos a sus lugares de origen, sino que debilita un poco más el turismo internacional hacia la Isla en un momento de crisis económica y energética. La reducción de conexiones aéreas coincide con apagones frecuentes, escasez de recursos y limitaciones de infraestructura que dificultan recuperar niveles de operación previos a la pandemia.
Aunque Delta no descartó una eventual reapertura de sus rutas hacia Cuba, sus prioridades habrá que verlas frente a mercados con mejor rentabilidad y menor exposición al riesgo regulatorio. Para analistas independientes, la movida evidencia que incluso proyectos de apertura política o diplomática pueden colapsar si las condiciones del mercado no acompañan y si los controles regulatorios de Estados Unidos restringen el turismo regular hacia la Isla.
La caída de vuelos refuerza la sensación de que Cuba vuelve a padecer aislamiento no solo ideológico, sino también territorial. Con cada aerolínea que reduce sus rutas, la posibilidad de conectar con Estados Unidos se estrecha aún más, profundizando las barreras que impiden no solo el intercambio cultural y humano, sino también la sostenibilidad del turismo y las relaciones entre cubanos dentro y fuera de la Isla..