Explosión de camión cisterna en suburbio de Chicago

Una explosión estremeció este fin de semana un tranquilo vecindario de Addison, un suburbio al oeste de Chicago, Illinois. Un camión que transportaba tanques de propano estalló mientras recorría una calle residencial, en un hecho que quedó registrado por cámaras de seguridad de viviendas cercanas.

Las imágenes, que rápidamente se volvieron virales en redes sociales, muestran cómo el vehículo se convierte en una bola de fuego, liberando una onda expansiva que dañó al menos seis viviendas y causó pánico entre los habitantes.

El conductor del camión, cuya identidad no ha sido revelada, fue trasladado de urgencia a un hospital local con quemaduras de consideración.

A pesar del impacto visual del estallido, no se reportaron víctimas mortales ni heridos entre los residentes, lo que las autoridades califican como un “milagro logístico”, dado el poder destructivo del incidente. Equipos de bomberos y unidades de materiales peligrosos acudieron rápidamente al lugar, evitando una tragedia mayor.

Según los primeros reportes oficiales del Departamento de Bomberos de Addison, todo apunta a una fuga de gas como la causa principal del siniestro. Los cilindros de propano habrían estado almacenados sin ventilación adecuada, generando una acumulación crítica de gases inflamables. El calor o una chispa mecánica habrían bastado para detonar la carga.

Este caso se suma a una larga lista de incidentes relacionados con el transporte de sustancias peligrosas por zonas pobladas. En los Estados Unidos, aunque existen regulaciones federales estrictas sobre el manejo de materiales inflamables, la supervisión estatal puede variar considerablemente.

La Administración de Seguridad de Materiales Peligrosos (PHMSA) establece protocolos rigurosos, pero los expertos advierten que la aplicación en territorio local no siempre es igual, especialmente en zonas urbanas densas.

Expertos en seguridad industrial han advertido que los controles deben reforzarse, sobre todo en contextos urbanos donde cualquier error puede tener consecuencias catastróficas. El riesgo aumenta cuando las empresas de transporte no cumplen con los protocolos de inspección y almacenamiento de gases inflamables.

La explosión en Addison también ha generado eco internacional. En Colombia, aún resuenan las consecuencias del desastre en Tasajera, donde 45 personas murieron tras la explosión de un camión cisterna en 2020. En Perú, en el distrito limeño de Villa El Salvador, un camión cargado con gas explotó en 2020 dejando más de 30 muertos y decenas de heridos. Ambos casos impulsaron reformas locales, pero muestran un patrón global de riesgos por manejo inadecuado de combustibles en zonas habitadas.

Las autoridades locales han señalado que están en comunicación con la empresa transportadora involucrada, la cual deberá rendir cuentas y demostrar el cumplimiento de las normas vigentes. Además, se anunció una auditoría a otras compañías que operan en la zona para evitar futuros incidentes similares.

Vecinos del área afectada han expresado su preocupación y solicitan que se prohíba el tránsito de vehículos con sustancias peligrosas por sus calles. “No queremos que esto vuelva a pasar, vivimos con miedo y exigimos mayor control,” señaló una residente afectada, quien prefirió mantener su nombre en reserva.

Mientras avanza la investigación, surge una pregunta: ¿deben los explosivos y combustibles circular libremente por los barrios residenciales? La respuesta será crucial para las políticas de seguridad y urbanismo en un futuro cercano.