Estados Unidos

La deportación que expulsó a toda una infancia: los niños que dejan Florida y viajan solos a Guatemala

Tras la deportación de padres indocumentados en Florida, niños, algunos ciudadanos estadounidenses, abandonan sus escuelas. El caso expone el costo humano de la política migratoria.

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Margarita Briceño Delgado

Margarita Briceño Delgado

Periodista en Semana

16 de diciembre de 2025, 5:24 p. m.
Desplome histórico de estudiantes inmigrantes tras el endurecimiento de las políticas migratorias.
Menores migrantes abandonan sus escuelas en Florida tras la deportación de sus padres, obligados a dejar aulas, compañeros y rutinas para comenzar de nuevo en Guatemala. | Foto: Getty Images

Con mochilas escolares convertidas en equipaje y recuerdos empacados a la fuerza, un grupo de niños dejó Florida rumbo a Guatemala, luego de que sus padres fueran deportados por autoridades.

La historia, documentada por La Nación, revela cómo la aplicación estricta de las leyes migratorias empuja a menores, incluso nacidos en EE. UU., a abandonar el único hogar que conocen.

De un control de tránsito a una despedida definitiva

Andy es un niño de seis años y hasta hace poco asistía a una escuela primaria en Lake Worth, Florida.

Su vida cambió de manera abrupta cuando su padre fue detenido durante un control de tránsito y, posteriormente, deportado por no contar con estatus migratorio regular.

Sin familiares cercanos que pudieran hacerse cargo del niño en Estados Unidos, la decisión fue enviarlo a Guatemala para reunirse con su padre, según reconstruyó La Nación en su cobertura publicada el 15 de diciembre de 2025.

Casos como este se repiten en el sur de Florida. Organizaciones comunitarias han debido intervenir para evitar que los menores queden bajo custodia estatal.

Entre ellas, el Centro Guatemalteco-Maya ha coordinado vuelos, documentación y acompañamiento para niños que viajan solos o con voluntarios, en un contexto de detenciones migratorias cada vez más frecuentes.

Las políticas de Estados <unidos buscan agilizar las deportaciones de quienes están en el país de forma ilegal
Una serie de arrestos migratorios terminó separando a niños de sus padres que han sido deportados. | Foto: Getty Images/iStockphoto

Cuando la deportación alcanza a los hijos

Andy, junto a otros seis niños, está a punto de abandonar Estados Unidos para instalarse con su familia en el país centroamericano.

Tienen entre tres y 15 años y sus vidas acaban de dar un vuelco por la política de deportaciones masivas del Gobierno de Donald Trump.

Muchos de estos niños crecieron en Estados Unidos, hablan inglés como primera lengua y están integrados al sistema educativo local.

El traslado forzado a Guatemala implica una ruptura emocional profunda y la adaptación a entornos con menos acceso a educación, salud y servicios básicos, una realidad descrita por familiares y organizaciones citadas por La Nación.

El impacto de estas separaciones ha sido documentado por organismos internacionales.

Datos del Departamento de Seguridad Nacional (DHS) confirman que cada año miles de padres de niños ciudadanos estadounidenses son expulsados del país por infracciones administrativas.

Human Rights Watch ha advertido en informes recientes que la detención y deportación de padres migrantes provoca efectos psicológicos duraderos en los niños, incluso cuando no son ellos el objetivo directo de las acciones migratorias.

La historia de Andy resume una consecuencia poco visible de la política migratoria: la deportación no termina en la frontera.

Continúa en cada niño que se despide de su escuela, de sus amigos y de una vida construida, obligado a empezar de nuevo en un país que no eligió.

Probablemente, sus condiciones no van a ser las mismas. Algunos tendrán que trabajar en el país centroamericano, pues el acceso a la educación puede resultarles muy costoso, y la gran mayoría llegará a comunidades de escasos recursos en donde servicios básicos, como el agua y la energía, no son tan accesibles.