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La ley que prometió igualdad salarial en Estados Unidos: ¿realmente cambió algo?
A más de seis décadas de su firma, la brecha salarial persiste y el debate sobre la igualdad sigue vigente.

El 10 de junio de 1963, el presidente John F. Kennedy firmo la ley de igualdad salarial, un hito en la lucha por la equidad laboral en Estados Unidos. La legislación, diseñada para eliminar la disparidad salarial basada en el sexo, fue celebrada como un avance crucial en los derechos de las mujeres en el ámbito laboral. Sin embargo, más de seis décadas después, la pregunta sigue vigente: ¿se ha logrado realmente la igualdad salarial?
A pesar de los avances, los datos actuales muestran que la brecha salarial persiste. Según el Instituto de Políticas Económicas, en 2024, las mujeres en Estados Unidos ganaban en promedio 82 centavos por cada dólar que recibían los hombres en trabajos equivalentes.
La disparidad es aún mayor para mujeres de comunidades afroamericanas y latinas, quienes enfrentan diferencias salariales más pronunciadas. Este panorama evidencia que, aunque la ley sentó las bases para la equidad, su impacto ha sido limitado por factores estructurales y Sociales.

Expertos señalan que la brecha salarial no solo responde a la discriminación directa, también a la segregación ocupacional y la falta de acceso a posiciones de liderazgo. Las mujeres siguen estando subrepresentadas en sectores mejor remunerados como la tecnología y las finanzas, mientras que dominan áreas como la educación y el cuidado, donde los salarios suelen ser más bajos.
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Además, la maternidad sigue afectando las oportunidades de ascenso y la estabilidad laboral, un fenómeno conocido como la “penalización por maternidad”.
En respuesta a esta realidad, diversas organizaciones han impulsado iniciativas para fortalecer la aplicación de la ley y promover políticas de transparencia salarial. Estados como California y Nueva York han implementado regulaciones que obligan a las empresas a publicar rangos salariales en sus ofertas de empleo, una medida que busca reducir la desigualdad desde el proceso de contratación.
Sin embargo, la resistencia de algunas corporaciones y la falta de fiscalización efectiva han limitado el impacto de estas acciones.

El debate sobre la igualdad salarial ha cobrado fuerza en redes sociales, donde movimientos como #EqualPayDay han visibilizado la urgencia de cerrar la brecha. Figuras públicas y activistas han utilizado sus plataformas para exigir cambios estructurales, argumentando que la equidad salarial no solo beneficia a las mujeres, sino que fortalece la economía en su conjunto.
Estudios han demostrado que reducir la brecha salarial podría incrementar el PIB de Estados Unidos en miles de millones de dólares anuales, al aprovechar el potencial económico de toda la fuerza laboral.
A 62 años de la firma de la Ley de lgualdad Salarial, el desafío sigue vigente. Si bien la legislación marcó un precedente histórico, la lucha por la equidad salarial continúa siendo una tarea pendiente. La pregunta no es solo si la ley ha cumplido su propósito, sino qué medidas adicionales son necesarias para garantizar que la igualdad salarial sea una realidad tangible y no solo un ideal legislativo.