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¿Qué tiene esta silla que cuesta millones y está en las listas de deseos de los diseñadores más famosos del mundo?

GUBI revive un ícono del diseño de los años 60 con la silla F300 de Pierre Paulin, una pieza que desafía el tiempo y las reglas del lujo con un precio que genera tanto admiración como polémica.

Darwin Schneider Correa Parra

Pasante de Mundo - Semana.

15 de mayo de 2025, 4:52 p. m.
Detrás de su silueta minimalista y su brillo de fibra de vidrio, se esconde una de las piezas más codiciadas del diseño moderno
GUBI reedita la silla «F300» de Pierre Paulin | Foto: GUBI

A simple vista parece una cápsula del pasado, un objeto sacado de una película de ciencia ficción setentera. Pero detrás de su silueta minimalista y su brillo de fibra de vidrio, se esconde una de las piezas más codiciadas del diseño moderno: la silla F300 de Pierre Paulin, que vuelve al mercado gracias a la firma danesa GUBI. Y sí, su precio puede superar los 1.600 dólares. ¿La razón? No es solo una silla. Es una declaración de estatus, de visión estética y de culto al diseño.

Diseñada originalmente en 1967 por el visionario francés que desafió las reglas del mobiliario tradicional, la F300 fue pensada para una nueva generación: más libre, más irreverente, más audaz.

Ahora, más de medio siglo después, GUBI la trae de vuelta como un manifiesto de estilo, autenticidad y exclusividad. La pieza ya figura en galerías, hoteles de lujo y colecciones privadas alrededor del mundo, pero su llegada oficial al mercado la pone nuevamente al centro de la conversación global sobre interiorismo y lujo consciente.

Diseñada originalmente en 1967 por el visionario francés que desafió las reglas del mobiliario tradicional, la F300 fue pensada para una nueva generación: más libre, más irreverente, más audaz.
Ícono del diseño de los años 60 con la silla F300 de Pierre Paulin | Foto: GUBI

Lo que vuelve icónica a esta silla no es solo su diseño envolvente, curvo y casi orgánico. Es su capacidad de hablar sin decir una palabra. La F300 no necesita tapizados lujosos ni adornos innecesarios: con su estructura pura y su alma pop-futurista, consigue algo que pocos objetos logran, convertirse en el centro de cualquier espacio, incluso vacío. Se trata de una pieza que no acompaña la decoración, la define.

GUBI, fiel al espíritu de Paulin, ha mantenido intacta su esencia. La reedición respeta cada línea, cada textura y cada provocación que el diseñador imprimió en ella. Pero la ha vestido de actualidad, con colores como el rojo intenso, el blanco hueso y el negro brillante, todos pensados para impactar en interiores que apuestan por el diseño como experiencia sensorial.

Cada una de estas variantes es casi una pieza de arte funcional, más cercana a la escultura que al mobiliario convencional.

Cada una de estas variantes es casi una pieza de arte funcional, más cercana a la escultura que al mobiliario convencional.
GUBI, fiel al espíritu de Paulin, ha mantenido intacta su esencia. La reedición respeta cada línea, cada textura y cada provocación que el diseñador imprimió en ella. | Foto: GUBI

El precio, por supuesto, ha causado reacciones encontradas. Algunos lo consideran una inversión; no solo en estética, sino en historia del diseño. Otros lo ven como un lujo absurdo para una pieza que nació con espíritu rebelde.

Pero la F300 no busca gustarle a todo el mundo. Y eso, quizás, es precisamente parte de su encanto: su capacidad de polarizar, de provocar, de permanecer. Para quienes entienden el lenguaje del diseño, su valor va más allá del número impreso en la etiqueta.

Hoy no se trata solo de sentarse. Se trata de ocupar un lugar que comunique algo, que cuente una historia, que deje una huella. Y si ese lugar tiene forma de cápsula espacial con alma francesa, es probable que lo veamos cada vez más en los espacios de quienes prefieren lo inolvidable a lo común. Porque en el mundo del diseño, hay sillas e iconos; y sin lugar a dudas la F300 pertenece, al segundo grupo.