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¿Quién es Kilmar Ábrego García, el hombre que Bukele se niega a extraditar a EE. UU.?
Un arresto cuestionado y acusaciones infundadas rodean la detención del salvadoreño.

Kilmar Armando Ábrego García, un salvadoreño de 29 años, ha vivido en Estados Unidos desde 2011, cuando huyó de su país natal para escapar de la violencia de pandillas que amenazaban a su familia.

En el Salvador, su familia operaba una pupusería (establecimiento gastronómico) llamada Pupusería Cecilia, que era extorsionada por la pandilla Barrio 18. Su padre, un expolicía, y su madre enfrentaron amenazas constantes, lo que llevó a su hermano César a emigrar a Estados Unidos, seguido por Kilmar.
En Maryland, Kilmar se estableció con su hermano y comenzó una nueva vida, trabajando como aprendiz de chapista en una fábrica de láminas de metal, aspirando a obtener su licencia oficial.

En 2019, García fue arrestado mientras buscaba trabajo y entregado al servicio de inmigración (ICE) bajo acusaciones de pertenencia a pandillas, basados en el testimonio de un informante confidencial que afirmaba su afiliación con la pandilla MS-13 en Nueva York, lugar donde nunca ha residido. Sus abogados presentaron un extenso expediente probatorio que desafiaba estas acusaciones.
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Un juez de inmigración le negó el asilo, pero le otorgó protección contra la deportación a El Salvador, reconociendo el riesgo de persecución por parte de pandillas. Sin embargo, el ICE no apeló esta decisión, y Kilmar fue liberado.

El 12 de marzo de 2025, Kilmar fue detenido por el servicio de inmigración en un estacionamiento de Ikea en Maryland, mientras recogía a su hijo de cinco años, quien padece de autismo. A pesar de la orden judicial que impedía su deportación, fue enviado a El Salvador el 15 de marzo debido a un “error administrativo” reconocido por ICE.
A su llegada, fue recluido en el Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), una prisión de máxima seguridad conocida por albergar a presuntos miembros de pandillas.
La deportación errónea de García ha generado una gran ola de indignación en Estados Unidos. Su esposa, Jennifer Vásquez, ciudadana estadounidense, y su equipo legal han presentado una demanda solicitando su regreso. En respuesta a esto, el gobernador de Maryland, Wes Moore, expresó su preocupación, afirmando que “nadie debería ser deportado al mismo país donde un juez determinó que enfrentará persecución”.

Durante una reunión en la Casa Blanca el 14 de abril de 2025, el presidente salvadoreño Nayib Bukele se negó a facilitar el regreso de García, argumentando que carece de autoridad para hacerlo y calificándolo de “terrorista”, a pesar de no existir pruebas contundentes que respalden tal acusación. Por su parte, el presidente Donald Trump respaldó la decisión de Bukele, destacando la cooperación entre ambos gobiernos en materia de seguridad.
Mientras tanto, Kilmar Ábrego García permanece en el Cecot, enfrentando condiciones carcelarias severas y un futuro incierto. Su caso pone en evidencia las tensiones entre las políticas de inmigración de Estados Unidos y los derechos de los individuos protegidos por la ley, así como las complejidades legales y éticas de la cooperación internacional en materia de deportaciones y detenciones.