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Tiene sueños, una beca y un futuro brillante… pero ICE amenaza con quitárselo todo
Ximena Arias, una joven mexicana becada por su excelencia académica, enfrenta la deportación tras una detención por su estatus migratorio. Su historia reabre el debate sobre el trato a los jóvenes indocumentados que crecieron en Estados Unidos.

Ximena Arias Cristóbal llegó a Estados Unidos desde México cuando apenas tenía cuatro años. Hoy, con 19, es una destacada estudiante universitaria, beneficiaria de una beca otorgada por la organización TheDream.US, diseñada para apoyar a jóvenes indocumentados que han crecido en suelo estadounidense.
Sin embargo, su historia dio un giro inesperado hace unas semanas cuando fue arrestada por una supuesta infracción de tránsito que, más tarde, se demostró que no le correspondía. Pese a ello, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) decidió detenerla por su estatus migratorio irregular, y ahora enfrenta la posibilidad de ser deportada.
El caso ocurrió en Dalton, Georgia, donde un oficial detuvo el vehículo en el que viajaba Ximena. Aunque la citación fue anulada tras comprobarse que no coincidía con la descripción del vehículo infractor, la joven admitió que había ingresado ilegalmente al país con sus padres cuando era una niña.

Esa confesión fue suficiente para que el sistema activara una orden de detención en su contra. Desde entonces, se encuentra recluida en el Centro de Detención Stewart, una de las instalaciones más polémicas del país en materia migratoria.
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La situación se torna aún más dramática considerando que su padre, José Francisco Arias Tovar, fue arrestado semanas antes por una infracción menor de tránsito y también se encuentra detenido. La madre de Ximena, en cambio, permanece en libertad pero devastada por la posibilidad de que su familia sea separada por completo. Las dos hermanas menores de Ximena son ciudadanas estadounidenses.
De acuerdo con CNN en Español, la familia ha vivido durante más de 15 años en Georgia sin antecedentes penales ni problemas con la justicia. Sin embargo, el Departamento de Seguridad Nacional argumenta que han tenido oportunidades para regularizar su estatus y no las han aprovechado. La defensa de Ximena sostiene que ella no era elegible para acogerse al programa DACA, debido a que no cumplió con ciertos requisitos al momento de su aplicación.

La organización TheDream.US, que financia sus estudios en el Dalton State College, ha alzado la voz en su defensa. Gaby Pacheco, directora de la fundación, denunció que “por políticas obsoletas y crueles, una estudiante brillante está a punto de ser expulsada del único país que conoce como hogar”. La comunidad universitaria también ha expresado su preocupación, considerando el impacto emocional y académico de una deportación que consideran injusta.
El caso de Ximena ha reavivado el debate nacional sobre los sueños y la ambigüedad legal que enfrentan miles de jóvenes inmigrantes en Estados Unidos. Mientras sectores conservadores insisten en aplicar la ley de manera estricta, organizaciones civiles reclaman una reforma migratoria que tenga en cuenta las historias humanas detrás de las cifras.
Por ahora, Ximena permanece a la espera de una audiencia que defina su destino. Para muchos, ella representa el rostro de una generación atrapada entre el mérito y la incertidumbre. Su historia podría convertirse en un símbolo de hasta qué punto la política migratoria de Estados Unidos sigue afectando profundamente la vida de jóvenes que solo han conocido un hogar, el americano.