MUNDO
Trump impone la paz entre Irán e Israel, pero una nueva violación enciende las alarmas globales
El presidente busca posicionarse como mediador global mientras crecen las tensiones en Oriente Medio.

Según fuentes oficiales de la Casa Blanca y documentos de la cumbre de la OTAN, el presidente Donald Trump declaró el 23 de junio de 2025 que había logrado un “cese al fuego total y completo” entre Irán e Israel tras casi dos semanas de hostilidades y bombardeos.
Trump explicó que el acuerdo entraría en vigencia en dos fases, primero por parte de Irán y luego de Israel, completándose en 24 horas, y lo anunció desde su cuenta en Truth Social.
No obstante, pocas horas después, informes desde Teherán señalaron nuevas explosiones y ataques a instalaciones militares iraníes, lo cual contradecía la orden de alto al fuego que Trump había emitido a Israel.

El presidente estadounidense, embarcado rumbo a la cumbre de la OTAN en La Haya, reprendió duramente a ambos bandos, aunque manifestó mayor indignación contra Israel: “han descargado inmediatamente” tras el acuerdo, y advirtió que ninguno de los pilotos debería lanzar más bombas.
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Según un vocero del Pentágono citado por Reuters, la intención de Trump al anunciar el cese al fuego y dirigir fuerzas B‑2 hacia Irán pretendía presionar diplomáticamente y llevar a Irán de vuelta a la mesa de negociaciones nucleares.
Según Jonathan Panikoff, exfuncionario de inteligencia de Estados Unidos, aunque “los israelíes han logrado muchos de sus objetivos … Irán buscaba una salida; EE. UU. espera que éste sea el principio del fin”.

El anuncio también provocó impactos inmediatos en los mercados energéticos. Los precios del crudo Brent cayeron un 3,6%, llegando a un mínimo de dos semanas, mientras los analistas advirtieron que la tregua redujo el riesgo de interrupciones del suministro regional.
En paralelo, en la cumbre de la OTAN, Trump insistió en presionar a los países europeos para que destinan el 5 % de su PIB al gasto militar, un nuevo estándar que supera el objetivo actual del 2 % respaldado por el Secretario General Mark Rutte mediante una convención de 3,5 % para defensa core y 1,5 % para infraestructura, ciberseguridad y logística.
España, sin embargo, rechazó esta propuesta, indicando que resultaba “irrazonable” y pondría en riesgo su estado de bienestar; propuso ceñirse al 2,1 % core, incluyendo defensa principal y solicito una exención del 5 %.

Mientras tanto, líderes bálticos como Letonia, Lituania y Estonia manifestaron que podrían alcanzar el 5 % del PIB en defensa si se mantiene el compromiso, alegando que no reforzarlo dejaría una peligrosísima brecha estratégica frente a Rusia.
La iniciativa de Trump consiguió un cese temporal de hostilidades, aunque con violaciones inmediatas que ponen en duda su solidez; al mismo tiempo, elevó la presión sobre los aliados de la OTAN, aumentando la tensión entre Estados Unidos y países europeos reticentes como España.
Según la portavoz oficial de la Casa Blanca, el objetivo es que “todos los países lleguen al 5 % del PIB en gasto militar, incluida España”. La cumbre en La Haya se perfila como un momento clave para definir si el giro de Trump marcará una nueva era en la defensa colectiva o si provocará divisiones irreparables.