Estados Unidos
Turista hondureña revela las 9 preguntas clave que le hicieron en migración de Estados Unidos y cómo superó la barrera del idioma
La experiencia de una familia hondureña en un aeropuerto de Estados Unidos muestra las preguntas más comunes y cómo afrontarlas sin hablar inglés.

Cherry Yashira Matute, una turista hondureña, compartió recientemente su experiencia al pasar por migración en un aeropuerto de Estados Unidos sin hablar inglés. Relató cómo, junto a su esposo y sus cuatro hijos pequeños, enfrentó el proceso migratorio a pesar de la barrera del idioma y el volumen de personas intentando ingresar al país.
Según Matute, aunque el agente que los atendió habló únicamente en inglés, había personal bilingüe disponible, y en caso de necesitarlo, se puede solicitar asistencia en español o un traductor en el aeropuerto, según su testimonio.
Matute enumeró las nueve preguntas que le hicieron al llegar: 1) “¿De dónde vienen?”; 2) “¿Cuánto tiempo permanecerán?”; 3) “¿Dónde se alojarán?”; 4) “¿Qué ciudades visitarán?”; 5) “¿Solo van a Nueva York?”; 6) “¿Traen frutas o vegetales?”; 7) “¿Llevan tabaco?”; 8) “¿Llevan comida?”; 9) “¿Cuánto dinero traen?”. Detalló que estas interrogantes se hicieron de forma directa, clara, y sin intimidación, aunque fue consciente de que las preguntas pueden variar según el agente, el aeropuerto y el flujo de personas.

Además, señaló que en esa ocasión no le solicitaron el documento ESTA ni boleto de regreso, aunque sí lo habían requerido en un viaje anterior a Miami, lo que evidencia cierta variabilidad en la aplicación del protocolo migratorio.
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Para comprender mejor el marco oficial, la información del Servicio de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP). En su sitio web, el CBP explica que los oficiales aduanales efectivamente realizan preguntas para determinar el propósito del viaje, el tiempo de estadía previsto, el lugar de alojamiento, el itinerario dentro de Estados Unidos y si el viajero trae productos agrícolas o bienes sujetos a regulación fitosanitaria.
No siempre aparecen listadas en el mismo orden o con la misma redacción, pero coinciden con la naturaleza de las preguntas de Matute en cuanto a contenido, especialmente en lo relativo a alimentos y origen del visitante.

Así mismo, el CBP aclara que cualquier viajero puede solicitar la asistencia de un oficial que hable su idioma o pedir un intérprete en los puntos de entrada, lo que respalda la experiencia de que acudió personal bilingüe disponible para facilitar el proceso.
También indica que la necesidad del ESTA y del boleto de regreso varía según la condición migratoria del pasajero, el tipo de visa o exención bajo la que ingresa y la discrecionalidad del oficial en el momento, lo cual coincide con la experiencia variable apreciada por la turista.
El testimonio de la hondureña aporta un matiz humano y detallado a una práctica oficial. Pues muestra que, pese a las barreras lingüísticas y burocráticas, el proceso puede ser manejado con éxito. Particularmente, viajar con menores de edad pareció ayudar a priorizar la atención, comprimiendo tiempos de espera.
Esta vivencia también pone en evidencia la flexibilidad del sistema migratorio, sujeto a interpretación en el lugar, y subraya la importancia de la asistencia bilingüe y la previsión en requisitos como el ESTA o boleto de regreso, aunque no siempre se exijan.