Estados Unidos

Watergate, el escándalo que marcó el fin de una era

A 53 años del escándalo que sacudió la Casa Blanca, nuevos documentos revelan detalles inéditos que confirman por qué Watergate sigue siendo una advertencia para las democracias del mundo.

Darwin Schneider Correa Parra

Pasante de Mundo - Semana.

17 de junio de 2025, 3:32 p. m.
El 17 de junio de 1972 marcó el inicio de una de las mayores crisis políticas en la historia de Estados Unidos
El presidente de Estados Unidos, Richard M. Nixon, sentado en un escritorio, con papeles en la mano, anuncia su renuncia por televisión | Foto: Getty Images

El 17 de junio de 1972 marcó el inicio de una de las mayores crisis políticas en la historia de Estados Unidos. En esa madrugada, el guardia de seguridad Frank Wills detectó que las cerraduras de las puertas del complejo Watergate en Washington D. C. habían sido manipuladas.

Tras alertar a la Policía, se arrestó a cinco hombres por irrumpir en las oficinas del Partido Demócrata. Lo que inicialmente se consideró un asunto irrelevantemente marginal, pronto desencadenó una sucesión de revelaciones y un asedio implacable que sacudió hasta a la Casa Blanca.

Esos cinco detenidos eran exagentes de la CIA y un miembro del Comité para la Reelección del Presidente de Nixon (CREEP). Su intención era instalar micrófonos y fotografiar documentos sensibles, pero el operativo improvisado quedó expuesto en cuestión de horas.

En enero de 1973 se llevó a cabo el juicio de los inculpados; varios de los sujetos confesaron y aportaron evidencias que apuntaban a la implicación de familiares colaboradores de Nixon.
Reporteros de la Casa Blanca observan al presidente Richard Nixon en televisión mientras informaba a la nación sobre la participación de la Casa Blanca en el escándalo de Watergate, Washington D.C. | Foto: Getty Images

La investigación tomó impulso al día siguiente, gracias al periodismo de investigación del Washington Post. Los reporteros Bob Woodward y Carl Bernstein, con la ayuda de fuentes anónimas, entre ellas la inteligencia de “Deep Throat”, el número dos del FBI, Mark Felt, comenzaron a desentrañar una red de encubrimientos orquestada desde altos niveles del poder.

A lo largo de junio y julio de ese año, se documentaron órdenes directas para interferir con la labor del FBI y destruir pruebas incriminatorias. El público se enteró por medio de escuchas en el Despacho Oval y de intentos sistemáticos de sabotaje político. Los fiscales federales y el Congreso se involucraron, con audiencias mediáticas que mantuvieron el tema en la agenda nacional.

En mayo, el escándalo escaló hasta el entorno presidencial, quedando al descubierto un videojuego de poder desmedido y una constante erosión de normas democráticas.
Richard Nixon se sube a un coche y habla a la multitud. Fue el 37.º presidente de Estados Unidos y se vio presionado a dimitir cuando se revelaron los detalles del escándalo Watergate. | Foto: Corbis via Getty Images

En enero de 1973 se llevó a cabo el juicio de los inculpados; varios de los sujetos confesaron y aportaron evidencias que apuntaban a la implicación de familiares y colaboradores del presidente Nixon. En mayo, el escándalo escaló hasta el entorno presidencial, quedando al descubierto un juego de poder desmedido y un constante debilitamiento de normas democráticas.

Dos años después, y ante declaraciones inciertas y grandes presiones, Richard Nixon anunció su renuncia el 9 de agosto de 1974, convirtiéndose en el primer presidente estadounidense en dimitir. Poco después, el Congreso aprobó reformas clave para limitar el abuso de la Presidencia, fortaleciendo el rol de los medios y los mecanismos de control institucional.

En 2025, el legado de Watergate resuena más que nunca. Documentos restringidos por décadas acaban de ser desclasificados, revelando transcripciones, memorandos y correspondencias inéditas que ponen de relieve la conciencia legal y ética que emergió durante la investigación. Expertos destacan que la exposición de esos escritos reafirma la importancia del sistema de frenos y contrapesos, la transparencia en la gestión pública y el rol del periodismo crítico.

Al anunciar la medalla de oro, el fideicomisario de la Universidad de Columbia citó a dos reporteros del Post: Carl Bernstein (izquierda), de 29 años, y Robert Woodward (derecha), de 30. Ambos aparecen en la sala de la ciudad poco después del anuncio.
El Washington Post ganó el 57.º Premio Pulitzer anual al servicio público distinguido en periodismo por su investigación sobre el escándalo de Watergate. | Foto: Bettmann Archive

El caso también ha sido objeto de exhibiciones recientes, como la muestra en la Biblioteca del Congreso, que explora el rol clave de periodistas, congresistas y jueces durante el escándalo. Además, los paralelos con otros momentos históricos instan a reflexionar sobre la desconfianza ciudadana ante el poder y el auge del término “gate”, que en la cultura popular subrayan la permanente vigencia de estos episodios.

Hoy, cuando gobiernos enfrentan dilemas de transparencia y abusos, Watergate sigue siendo un referente. El episodio ofrece una lección histórica, pues el control democrático no es automático, requiere de observar, preguntar, investigar y exigir responsabilidad.

En un mundo marcado por la desinformación y el culto al poder, recordar aquel 17 de junio de 1972 es afirmar que la vigilancia ciudadana y la prensa libre son pilares que sostienen la democracia.