CUBA
Cubanos se lanzan al mar por difícil situación económica en su país
Centenares de cubanos han tomado balsas para intentar huir de la isla hacia otros países y buscar un mejor futuro.
La difícil situación económica que vive Cuba ha obligado a docenas de sus ciudadanos a tomar balsas para intentar huir de la isla hacia otras naciones con el fin de buscar un mejor futuro.
Durante los últimos meses, los funcionarios de la Guardia Costera de Estados Unidos han detectado un nuevo repunte en las vigas cubanas, tanto así que ya se superaron el número de interceptados en el mar visto 12 meses atrás.
Según cifras de la Guardia Costera de Estados Unidos, más de 100 cubanos han sido capturados en el mar en los últimos cinco meses, en comparación con 49 en todo el año fiscal 2020.
Aunque sigue siendo mucho más bajo que los aumentos anteriores, el reciente aumento ha despertado la preocupación de que a medida que empeoren las condiciones económicas y humanitarias en Cuba, más personas arriesgarán sus vidas en el mar.
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También se cree que la propuesta del presidente estadounidense Joe Biden para transformar el sistema de inmigración es un factor determinante en la salida de los cubanos de la isla.
“Es una combinación de la creciente desesperación de una buena parte de la población cubana por el deterioro de las condiciones de vida, así como la ilusión de llegar a Estados Unidos bajo un presidente que es más tolerante con los inmigrantes indocumentados”, dijo a medios internacionales Jorge Duany, director del Instituto de Investigaciones Cubanas de la Universidad Internacional de Florida.
Entre los rescatados en las últimas semanas, se encuentran tres cubanos varados en una isla de las Bahamas durante 33 días, sobreviviendo gracias a cocos, ratas y caracoles.
El martes pasado, las autoridades anunciaron que habían rescatado a seis hombres y dos mujeres embarazadas a bordo de una balsa hecha de poliestireno, varillas de metal y aparentemente impulsada por un motor de automóvil.
“Me tiré al mar porque ya no es posible vivir así”, dijo Beatriz, de 28 años, a quien la Guardia Costera encontró en una balsa cerca de Cayo Hueso en enero. “No hay nada en las tiendas y con lo que gano no puedo comprar comida para mis hijas”.
La madre de dos hijas dijo que abordó una balsa con ocho vecinos luego de recibir un mensaje de WhatsApp que indicaba que el nuevo presidente de Estados Unidos permitiría el ingreso de cubanos.
Después de ser devuelta, las autoridades cubanas le dijeron que sería multada con 10.000 pesos, el equivalente a US$416, si intentaba huir nuevamente, dijo Beatriz, quien pidió solo ser identificada por su nombre de pila por temor a represalias. Añadió que funcionarios de seguridad del Estado se presentaron para preguntar al “Comité de Defensa Revolucionaria” del vecindario sobre su comportamiento.
“Es tan malo aquí como siempre”, dijo.
Cuba atraviesa su peor crisis económica desde el colapso de la Unión Soviética. El PIB de la Nación se contrajo un 11 % el año pasado cuando el país cerró sus fronteras a los viajeros internacionales y el turismo se desplomó como resultado de la pandemia.
Las nuevas reformas económicas diseñadas para impulsar la economía en crisis han aumentado la inflación. Muchos cubanos ahora esperan en largas filas para comprar suministros cada vez más escasos de productos básicos como alimentos.
Ramón Saúl Sánchez, un exiliado cubano que durante décadas ha ayudado a los “balseros”, calificó la situación actual como “un éxodo en cámara lenta que cada día es más visible”.
Dijo que las cifras de la Guardia Costera no transmiten toda la magnitud de la situación, ya que quienes llegan pasan desapercibidos y viven como residentes indocumentados.
En 2017, la administración Obama puso fin a la política de “pies mojados, pies secos” que otorgaba la residencia a los cubanos que llegaban a suelo estadounidense. La gran mayoría de los capturados en el mar ahora es devuelta, excepto aquellos que pueden demostrar un temor fundado a la persecución.
“Los que llegan a tierra se esconden como cualquier otro migrante indocumentado”, dijo Sánchez. “Lo que está sucediendo debería enviar una señal de alarma sobre la situación de Cuba”.
Duany dijo que “por el momento” no espera ver un aumento como el visto en 1994, cuando 35.000 personas huyeron después de que Fidel Castro anunció que cualquiera que quisiera irse podía hacerlo.
“El régimen de La Habana probablemente no permitiría la fuga de miles de personas sin visas estadounidenses”, dijo. “Y Washington no aceptaría su llegada”.