Este ensayo rastrea influencias y referentes gráficos de las carátulas de Bad Religion, como la presencia de elementos de David Hockney y Ed Templeton en la portada de 'Suffer'.

Música

Un ensayo sobre la enigmática apuesta visual de Bad Religion

La agrupación que comandó la revitalización del punk rock en los años noventa regresará a Colombia junto a The Offspring. Mientras llega el 31 de octubre para verlos en el Chamorro City Hall, analizamos el arte de cinco álbumes imprescindibles en sus 40 años de carrera.

William Martínez
8 de octubre de 2019

En medio de una conversación, el artista visual español Antoni Sendra me soltó una frase enigmática y provocadora sobre la banda que partió en dos mi vida. “Bad Religion se aleja por mucho del prototipo de imagen asociado al punk. Pienso en portadas de álbumes como Against the Grain (1990), que es una ilustración conceptual, o en Stranger than Fiction (1994), cuya foto podría encajar perfectamente en una banda pop”.

Hablar con Sendra, creador del lyric video del sencillo "The Kids Are Alt-Right" (2019), con el que Bad Religion volvió al ruedo después de seis años, me impulsó a intentar decodificar su universo gráfico y, en ese camino, encontré al artista independiente bogotano Pedro Ramírez, quien detectó relaciones inesperadas entre la gráfica de los californianos y obras artísticas y literarias: desde los grabados que el francés Gustave Doré hizo hace dos siglos para representar el infierno, pasando por el Gran Hermano del escritor británico George Orwell, hasta la pintura más cara de la historia, Portrait of an Artist (Pool with Two Figures), del también británico David Hockney.

La indagación que hizo Ramírez, quien conduce un podcast que explora piezas sonoras no convencionales, Air. Pop. Crack., y mi propia indagación, me permitieron entender que Bad Religion siempre eludió la estética de su propio género. Primero escapó de los clichés visuales del punk en los años ochenta —el excesivo uso del collage, el blanco y negro, las calaveras— y, una década más tarde, cuando el punk californiano se trepó en una ola de popularidad casi planetaria, esquivó el imaginario gráfico que construyeron agrupaciones de su mismo estilo —NOFX, Lagwagon, No Use for a Name—, que se inclinaron por ironizar, siempre con un dejo adolescente, la cultura popular gringa.  

En este ensayo, Ramírez expone su visión sonora y estética de cinco álbumes definitivos en la historia de Bad Religion y, por extensión, en la historia del punk melódico global. 

Suffer

Fecha de publicación: 1 de noviembre de 1988

Sello discográfico: Epitaph

Diseñador: Jerry Mahony

Es quizás el álbum que empezó a definir el sonido de Bad Religion. Mientras que en las anteriores entregas su sonido es más crudo y la calidad de grabación, más rudimentaria, un rasgo que atravesó a las bandas punk en los años ochenta, Suffer es más refinado y cimienta las bases del subgénero que hizo popular al grupo mundialmente: el punk melódico. En la portada se ve a un niño en llamas, que lleva en su camiseta el famoso logo de la cruz tachada, contemplando un deshabitado suburbio de Los Ángeles, ciudad donde nació la banda en 1980.

La imagen se le ocurrió a Greg Graffin, vocalista, y a Jerry Mahoney, artista visual, mientras trabajaban en un restaurante. Para ellos, ésta captura toda la impotencia y la rabia que vivieron en la adolescencia; sentimientos que sirvieron de combustible para componer las letras y los performances en los primeros años de carrera. Interpreto que ese niño en llamas observa críticamente la vida privilegiada y adoctrinada por la religión de algunos sectores de California en los años setenta.

David Hockney, Portrait of an artist (Pool with two Figures), 1972.

Por el tratamiento de los colores planos y la perspectiva extraña de la composición, casi alienígena, relaciono la portada con la obra del artista inglés David Hockney (1937), un referente para entender el desarrollo visual del siglo XX. Él decidió mudarse a California en los años setenta y ganó prestigio al representar con vivacidad sus piscinas, sus suburbios y en general su paisaje. También relaciono la portada con la obra del artista estadounidense Ed Templeton (1972), reconocido por hacer el branding de la marca de skateboarding Toy Machine, y quien tiene un amplio y hermoso trabajo fotográfico sobre situaciones de playa en California. Él hizo parte de una generación de artistas que inicialmente fue destrozada por la crítica y luego fue erigida como una de las más originales, al utilizar la estética hazlo tú mismo del skateboarding, el grafiti y géneros underground como el punk rock y el hip-hop. 


Ed Templeton, Man Waters Lawn, Suburbia, 2014.

Recipe for Hate

Fecha de publicación: Junio 4 de 1993

Sello discográfico: Epitaph

Diseñador: Fred Hidalgo (diseñador, además, de icónicos álbumes de agrupaciones californianas de punk rock como NOFX, Pennywise y The Offspring). 

Por primera vez Bad Religion deja a un lado el sonido hardcore de los años ochenta e incorpora elementos del rock alternativo, banda sonora de los años noventa. En la carátula de este álbum cobra protagonismo el collage, un recurso extensamente utilizado en los fanzines de hardcore punk en los años ochenta, en los que la textura de la fotocopia convive con múltiples tipografías, fotos e ilustraciones. Incluso la fuente de Bad Religion parece hecha con aerosol, otro recurso muy utilizado en el punk.

La imagen representa un famoso caso judicial en Estados Unidos en los años treinta. Dos racistas del sur del país se mostraban victoriosos ante la prensa, después de asesinar a dos negros y ser absueltos por un jurado solo compuesto por blancos. Las cabezas de esos hombres evocan a los perros que solían proteger los campos de concentración nazis. Creo que el título del álbum rememora al escritor británico George Orwell (1903-1950) y sus “dos minutos de odio”. En la novela distópica 1984 (1949), los dos minutos de odio representan el momento del día en que los ciudadanos, adoctrinados y encerrados en una habitación, descargan su ira contra el enemigo. En Recipe for Hate, dos hombres ladran: una metáfora de la irracionalidad humana. 

The Empire Strikes First

Fecha de publicación: 8 de junio de 2004

Sello discográfico: Epitaph 

Diseñador: Nick Pritchard

Este álbum definió el sonido de la agrupación para el nuevo milenio. Con el uso más frecuente de los coros apocalípticos y baterías más metálicas que de costumbre, el disco empieza, después de la apertura, con el asedio de Sinister rouge. Líricamente, está influenciado por la guerra e invasión estadounidense en Irak y tiene grandes comparaciones con la novela 1984 de George Orwell, pues conecta la vigilancia del Estado sobre los obreros que hay en el libro con la maquinaria militar de George W. Bush y el espíritu adormecido de la sociedad estadounidense del 2000. 

En la portada vemos una figura masculina en alto contraste con las manos juntas, en forma de rezo, cuyo telón de fondo es una bandera estadounidense en duotono rojo y negro. Vale la pena recalcar que en la década de The Empire Strikes First (2004) el movimiento street art estaba en auge. Las plantillas y los aerosoles formaron parte de la paleta de muchos artistas que deseaban expresar su inconformismo; uno de ellos fue el británico Banksy, que exponía sus potentes imágenes de crítica social y política en diversas paredes a lo largo del globo. Quizá no es gratuita la similitud de la portada, parecida a un cartel político, con el trabajo de del artista urbano y diseñador gráfico estadounidense Shepard Fairey: el color rojo, negro y crema, el alto contraste, la obsesión con el tema de la vigilancia a los ciudadanos y los “dos minutos de odio” de Orwell. Sin duda, este es uno de los principales trabajos que nos deja la agrupación californiana y su portada, una de las más enigmáticas.

Banksy, Love is in the Air, 2003 (izquierda), y Flying Copper, 2004 (derecha). 

Shepard Fairey, Obey (Never Trust your Own Eyes), 2009 (izquerda), y Tyrant Boot, 2008 (derecha).

New Maps of Hell

Fecha de publicación: 10 de julio de 2007

Sello discográfico: Epitaph 

Diseñador: Nick Pritchard

Esta portada guarda una relación directa con la portada del álbum debut de Bad Religion, How Could Hell Be Any Worse? (1981), que muestra una fotografía del centro de Los Ángeles en un duotono rojo y negro. Conceptualmente, ese álbum construye una distopía donde la ciudad es controlada por el capitalismo y el fanatismo religioso a finales del siglo XX. Bad Religion parece decirnos que la distopía se consumó en 2007, cuando fue publicado New Maps of Hell, que retrata la cara moderna de la metrópoli y también muestra una fotografía panorámica de Los Ángeles. Ambos álbumes remiten a la idea del infierno; cómo el infierno encuentra rutas para seguir esparciendo su poder. New Maps of Hell lleva, impresas en los discos, dos reproducciones de los grabados en madera que el artista francés Gustave Doré (1832 - 1883) hizo para la edición inglesa de La divina comedia (1867), escrita por Dante Alighieri. De hecho, la contraportada de How Could Hell Be Any Worse?, álbum debut de los californianos, también lleva uno de los grabados que Doré hizo para la obra maestra de la literatura italiana.

Portada de How Could Hell Be Any Worse? (1981), de Bad Religion.

New Maps of Hell lleva, impresas en los discos, dos reproducciones de los grabados en madera del artista francés Gustave Doré. Fotos: The Bad Religion Page.

Gustave Doré, The Inferno, 1892. 

Age of Unreason 

Fecha de publicación: 3 de mayo de 2019 

Sello discográfico: Epitaph 

Diseñador: David Black 

Esta es la portada más atípica de Bad Religion: una fotografía completamente digital y sin la intervención de otros recursos. Muestra una cabeza que remite a los filósofos de la Antigua Grecia puesta en el asiento de cuero de un auto. O dicho de otro modo: muestra a un pilar del pensamiento occidental descabezado y en la comodidad de un auto (recordemos la trascendencia de la industria automotriz para la cultura gringa). Esta imagen fue capturada por el estadounidense David Black (1980), retratista de agrupaciones legendarias como Daft Punk y Sonic Youth. Revisando su portafolio, encontré una serie de fotografías de objetos hechas en un auto, como la portada que escogió Bad Religion para su más reciente álbum, cuyo tema dominante es el efecto Donald Trump. El ascenso de Trump —y la drástica influencia de las fake news en su victoria— permite dilucidar que vivimos en una era de la sinrazón. Así lo explica en una entrevista Brett Gurewitz, guitarrista y miembro fundador de la banda: “Bad Religion siempre se ha soportado sobre los valores de la Ilustración. Hoy esos valores —la libertad, la tolerancia y la ciencia— están en  verdadero peligro. Este disco es la respuesta a todo lo que está en riesgo”. 

Foto de la serie The Days Change at Night, del fotógrafo David Black.
*Flora Music organiza el concierto de Bad Religion y The Offspring en Bogotá. Para más información, haga clic aquí.