Entrevista
“Al presidente Petro no le es favorable el asesinato de un magistrado de la Corte Suprema por parte de sus camaradas”: J. Mauricio Gaona habla con SEMANA
El prestigioso jurista, hijo del magistrado Manuel Gaona Cruz, narra detalles de la investigación que prueba que su papá fue ejecutado de manera atroz por el M-19. “Nuestra lucha es la verdad; la del presidente Petro es propaganda”.
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SEMANA: En pocos días, Colombia conmemorará los 40 años de la toma del Palacio de Justicia. Pasado tanto tiempo y ante semejante dolor, ¿cómo llega esta fecha a su familia?
J. Mauricio Gaona (J. M. G.): Desde la perspectiva de la historia, es lamentable que, cuatro décadas después, observemos cómo se repiten los ciclos del olvido y de la infamia; cómo los victimarios son humanizados y las víctimas deshumanizadas; cómo se ataca la verdad. La historia del Palacio de Justicia se ha convertido más en un relato moldeado por narrativas individuales que buscan favorecer intereses judiciales, políticos, económicos y burocráticos, que en una exposición de los hechos reales. Básicamente, estamos observando un escenario de propaganda en contra de la memoria histórica.
“Al presidente Petro no le es favorable el asesinato de un juez de la Suprema Corte por parte de sus camaradas en forma tan atroz”, J. Mauricio Gaona. https://t.co/if1kX8q65f pic.twitter.com/cFz3QeUdFE
— Revista Semana (@RevistaSemana) November 2, 2025
SEMANA: ¿Por qué cree usted que, 40 años más tarde, la verdad sigue tan en disputa?
J. M. G.: Porque la verdad siempre resulta inconveniente, particularmente la del Palacio de Justicia. Se han hecho esfuerzos desde distintos sectores para desdibujar las relaciones criminales que antecedieron, acompañaron y sucedieron a la toma. Se ha intentado modificar el relato sobre los responsables, que no han hecho más que culparse entre sí, sin que ninguno asuma su responsabilidad. Afortunadamente, han existido momentos y funcionarios que hicieron la diferencia, como la Comisión de la Verdad establecida por la Corte Suprema de Justicia para los 25 años de la toma.
SEMANA: ¿Por qué la verdad es inconveniente?
J. M. G.: La verdad es inconveniente porque existe una narrativa muy fuerte, y es un hecho documentado y consolidado, incluso en archivos diplomáticos de otros países, que la guerrilla del M-19, Pablo Escobar y Los Extraditables mantuvieron una relación criminal antes, durante y después de la toma del Palacio de Justicia.

SEMANA: El Estado también tiene una gran responsabilidad por omisión en la protección del Palacio y por acción en la retoma.
J. M. G.: Sí. Hay hechos que afectan la credibilidad del relato, como la actuación bárbara y violenta del mando operativo del Ejército. Esa no era la forma de rescatar a los rehenes. En ninguna parte del mundo se rescatan rehenes con tanques de guerra abriendo huecos en paredes, lanzando granadas y disparando indiscriminadamente. Esa actuación no solo condujo a una situación muy difícil, sino que ha contribuido a legitimar al victimario inicial, el M-19, que atacó el Palacio cometiendo delitos, violaciones al derecho internacional humanitario y crímenes de lesa humanidad desde el primer momento. La toma de rehenes y el asesinato de civiles inocentes están prohibidos por el derecho internacional. Mi padre, Manuel Gaona Cruz, fue ejecutado de manera atroz durante la toma. Estas verdades son muy difíciles para muchos sectores, incluyendo naturalmente al gobierno.
SEMANA: A la luz del derecho internacional, hoy esas amnistías de las que gozó el M-19 no serían posibles. Como jurista, ¿qué lectura hace al respecto?
J. M. G.: Pablo Escobar arrodilló al Estado. Si un criminal puede dictar bajo qué condiciones se entrega, cuándo, dónde y qué leyes le aplica, eso no es Estado de derecho. Incluso se llegó a prohibir la extradición en la Asamblea Constituyente, mediante una propuesta de la Alianza Democrática M-19, aprobada por 45 votos contra cinco. Ese mismo día, Escobar se entregó junto a cien extraditables. Esa prohibición fue una condición impuesta por ellos para negociar. El narcotráfico no tiene relación con el delito de rebelión. La historia está ahí; simplemente les diría que visiten la página www.manuelgaonacruz.org para más detalle.
SEMANA: ¿Y qué piensa sobre la amnistía?
J. M. G.: La amnistía hace parte de una narrativa del olvido vinculada a esa relación criminal. Esos indultos políticos no son válidos a la luz del derecho internacional, dado que se trató de crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra, que no son indultables. Pero en Colombia, políticamente, todo puede pasar. La historia ha mostrado que la verdad y la paz siempre han estado en conflicto, y que la verdad casi siempre pierde.
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SEMANA: ¿Se refiere a los procesos de paz?
J. M. G.: Los procesos de paz en Colombia se han construido sobre la base de la impunidad, incluyendo el del M-19. Era necesario para desarticular esa organización, no por el bien que hacía, sino por el daño enorme que causaba a la Nación. Pero quiero decirles a los colombianos: no existe ninguna duda de que el gran sacrificio no lo hicieron los guerrilleros ni el gobierno que los perdonó. Lo hicieron las víctimas. Y ese sacrificio se hizo para que no hubiera más víctimas. Ese es el sentido de cualquier proceso de paz.
SEMANA: Este proceso de paz tuvo algo positivo, pues fue uno de los elementos determinantes para el consenso social que derivó en la Asamblea Nacional Constituyente. Usted dijo, en su debate con el entonces ministro Eduardo Montealegre, que el sacrificio de esos magistrados del Palacio de Justicia fue por proteger este orden constitucional que hoy el gobierno quiere romper. Explíqueme ese vínculo.
J. M. G.: Este proceso inicia con la toma del Palacio de Justicia, pero también con el asesinato del ministro de Justicia, Rodrigo Lara Bonilla, y en general de todas las personas que se opusieron a Pablo Escobar y promovieron la extradición. Primero fue el ministro, luego mi padre, autor de la tesis intermedia que impidió la declaratoria de inconstitucionalidad de la ley aprobatoria del tratado de extradición (Ley 27 de 1980) en tres oportunidades. Escobar demandó una y otra vez la ley aprobatoria del tratado. El día de la toma, Manuel Gaona Cruz estaba presentando su ponencia. En esa jornada asesinaron a los magistrados de la Sala Constitucional. Luego, tras la toma, también fue asesinado el magistrado Hernando Baquero Borda. La Corte quedó amedrentada y asustada, y finalmente declaró inconstitucional el tratado por vicios de forma. Esa fue una gran victoria para Escobar. Luego asesinaron al ministro de Justicia Enrique Low Murtra, a la periodista Diana Turbay, y también a otros actores claves en distintos momentos. Ese ciclo de violencia culmina en un momento histórico.

SEMANA: ¿Es ese momento el que inspira el cambio constitucional?
J. M. G.: Ese momento no inspiró directamente el cambio constitucional, pero sí generó una reflexión profunda en la sociedad sobre la aplicación del Estado de derecho. Lo que realmente impulsó la Constituyente fue la confluencia de fuerzas sociales, no el proceso de paz del M-19. Sin la Séptima Papeleta no hubiera existido Constituyente. Fueron los estudiantes, los sindicatos, las empresas, la academia y los medios los que crearon el momento histórico. Ese momento no existe hoy en Colombia. Y esos momentos no se pueden fabricar.
SEMANA: Doctor Gaona, esta semana el presidente Gustavo Petro escribió un trino en el que aseguró que su padre fue asesinado por el Ejército, cuando la Comisión de la Verdad y el trabajo que ustedes como familia hicieron evidencian que fue por el M-19. ¿Cómo interpreta eso que usted llama la reedición de la historia?
J. M. G.: Nos enfrentamos a narrativas del olvido que utilizan expresiones artísticas, la ficción y la libertad de expresión para borrar crímenes de lesa humanidad, violaciones de derechos humanos y reescribir la historia. Esos trinos son la prueba irrefutable que demuestra que esto no es arte ni libertad de expresión. Es propaganda. Al presidente Petro no le conviene admitir que un magistrado de la Corte Suprema fue ejecutado en condiciones atroces por sus camaradas. En el caso de mi padre, las balas provenían de armas cortas y no venían marcadas. Cinco testigos declararon bajo juramento cómo murió, y las pericias balísticas lo confirmaron. La historia es hechos, no interpretaciones. Nuestra lucha es la verdad; la del presidente Petro es propaganda.
SEMANA: ¿Quién gana o qué se gana con cambiar la narrativa de los hechos del Palacio de Justicia?
J. M. G.: Se gana tiempo para crear olvido. Se defienden intereses particulares. Hay víctimas que buscaron notoriedad judicial en sus casos usando el nombre de mi padre. Si Manuel Gaona Cruz hubiera salido vivo, ¿quién lo habría matado? La investigación de nuestra familia se basó en los hechos, sin importar adónde condujeran. Mi padre decía la verdad sin importar las consecuencias. Dio su vida por defender la justicia y el Estado de derecho contra el criminal más grande de ese tiempo: Pablo Escobar.

SEMANA: ¿Cómo vivieron ustedes esas amenazas de Escobar?
J. M. G.: Fue exactamente Escobar quien lo amenazó. Tres días antes de la toma, mi padre estaba denunciando penalmente a Escobar y Los Extraditables. La noche anterior estaba escribiendo su ponencia sobre la extradición. Escobar era uno de los principales afectados por esa decisión. A nosotros nos amenazaban, nos llamaban con falsas alertas de bomba y enviaban grabaciones a mi padre. No hay dudas. La última frase de mi padre fue dirigida a Almarales: “Ustedes van a cometer un asesinato”. Hay cinco testigos de la ejecución, y las pruebas balísticas lo confirman con precisión.
SEMANA: ¿Cuál es la historia de cómo construyeron como familia esta página web con tantos testimonios, mapas y el legado de su padre? ¿Qué significó en términos de procesar un duelo tan largo?
J. M. G.: Fue difícil, porque no todos en la familia podían enfrentar ese proceso. Involucramos a profesionales ajenos a la familia, incluso extranjeros, intencionalmente. El proceso tomó años. Comenzó como respuesta a rumores graves sobre la “bala mágica”, según la cual un proyectil del Ejército habría alcanzado a mi padre o bien desde afuera a través del hueco de 25 centímetros diámetro que dejó la explosión del toallero del baño por parte del Ejercito o bien desde la escalera. Sin embargo, como se puede observar en la reconstrucción balística publicada en www.manuelgaonacruz.org, para que esos disparos alcanzaran a mi padre se necesitaba que la misma bala girara varias veces entre 180 y 90 grados, pasara varios rehenes e impactara a mi padre en la sien izquierda, la nuca (parte posterior derecha) y el omoplato derecho.
SEMANA: ¿Entonces cómo se sustentó la tesis de que fue el Ejército quien le disparó?
J. M. G.: Ante la imposibilidad física, el siguiente paso fue tratar de sacar a Manuel Gaona Cruz vivo de ese baño para quitarle la responsabilidad de su crimen a la guerrilla del M-19. Para sostener esa tesis, había que suponer que él salió vivo del Palacio, lo cual contradice los testimonios de quienes presenciaron su ejecución a manos del M-19 al interior del Palacio de Justicia y la necropsia. Se trató de utilizar evidencia circunstancial para reemplazar las voces de los testigos que presenciaron y narraron con detalle el crimen, incluso se utilizó un testigo que no estaba siquiera remotamente cerca de mi padre en el momento de su ejecución, para que dijera que no había visto nada. Revisamos investigaciones, detectamos falencias y reconocimos hallazgos valiosos. Mi padre solía guardar sus escritos en una caja de madera; eso nos ayudó. También nos dijo quién lo quería matar: nunca dijo que fueran los militares.

SEMANA: ¿Y él, con los militares, tuvo algo qué ver en su trabajo como magistrado?
J. M. G.: Las narrativas del olvido aseguran que mi padre llevaba investigaciones contra los militares, cuando era la sección tercera del Consejo de Estado la que llevaba tales investigaciones. Para reemplazar la sombra de Escobar y la relación criminal entre la guerrilla y el narcotráfico, ahora se quiere incluso presentar a Manuel Gaona Cruz como enemigo del Estado y de los militares, en razón, según la narrativa promovida, a que era liberal y fue ponente en una de las decisiones de la Corte que revisó la constitucionalidad de las medidas adoptadas por el gobierno Betancourt para derogar el Estatuto de Seguridad de 1978. El detalle, claro está, es que esa sentencia es de 1982 y Manuel Gaona Cruz era también profesor de derecho constitucional en la Escuela Militar General Santander.
Es decir, los militares tuvieron tres años y un sin número de oportunidades para atacar a un magistrado que solo tuvo escolta desde que iniciaron las amenazas de muerte de Escobar en agosto de 1985. Los que vivíamos con él, sabíamos que era Escobar. Y lo sabíamos porque mi padre nos lo dijo. Escobar nos amenazaba todo el tiempo. Además, las palabras de la víctima antes de morir suelen ser una prueba determinante. Las de Manuel Gaona Cruz al guerrillero Andrés Almarales no dan lugar a interpretaciones: “Ustedes van a cometer un asesinato”. Las pruebas periciales y balísticas lo confirman. Cuando llegamos a esa certeza, dijimos: esto hay que compartirlo. Es lo que mi padre hubiera hecho. Decir la verdad.

SEMANA: Este año, en el marco de los 40 años, se lanza la película Noviembre, que también tiene una narrativa errónea sobre lo sucedido en el Palacio, y su hermana acude a la justicia. ¿Cuál fue la decisión del juez?
J. M. G.: Mi hermana ha hecho una lucha admirable. Cuando asesinaron a nuestro padre, ella tenía solo diez meses. Él la alzaba siempre al llegar a casa; pensaba en ella todo el tiempo, incluso en sus últimas frases. Esa conexión fue muy profunda. Ella estudió en grandes universidades y hoy aplica el derecho con firmeza. Ha emitido un comunicado y, por respeto a los jueces, solo puedo pedirles que lo lean. Mi padre luchó por la justicia hasta su último aliento. Y nosotros protegeremos su memoria, su buen nombre y la memoria de la Nación, hasta el nuestro.
COMUNICADO - JULIANA GAONA BEJARANO en defensa de la memoria, el buen nombre y la dignidad de MANUEL GAONA CRUZ †.
— J. Mauricio Gaona (@JMauricioGaona) October 31, 2025
La verdad histórica y la memoria colectiva de la nación no deben ser reemplazadas por la ficción ni por la propaganda. Compártelo. Gracias. #PalacioDeJusticia pic.twitter.com/Lou9CqW7fs
SEMANA: Quisiera cerrar con algo que me conmueve. ¿Qué tenía su padre de especial para que, 40 años después, ustedes mantengan tan vivo su legado y hayan seguido sus pasos en el derecho de esa manera tan destacada?
J. M. G.: Era su forma de enseñar, de tratarnos e inspirarnos. En la página hay algo que llamamos “la ruta de la vida”, un resumen de su manera de enseñarnos. Caminando nos enseñaba cosas. Si hacíamos preguntas, nos daba libros, nos animaba a aprender otros idiomas. Era más que un padre: era un maestro. Siempre me impactó que, con solo 43 años, con una hija de diez meses, se enfrentara a Pablo Escobar y al Cartel de Medellín, sabiendo que lo matarían. Lo hizo por su país, por su fe en la ley y en la Constitución. Tenía una biblioteca en varios idiomas, y nos invitaba a aprender para comprender lo que él sabía. En resumen, su forma de enseñar y su integridad moral nos inspiraron a estudiar derecho y a seguir su ejemplo.

