ENTREVISTA
Andrea Aguilera habla en SEMANA de la manipulación, el control y el engaño que vivió con el falso príncipe Fred: “Fui víctima del abuso de un narcisista”
La joven, que fue Miss Mundo Colombia, narra cómo terminó envuelta en una relación con un hombre que decía ser de la realeza árabe y que al final la aisló de sus amigos y su familia, y le produjo un enorme daño.
SEMANA: Usted ha vivido muchos éxitos profesionales, ¿cómo ha sido en términos personales terminar en esta novela?
Andrea Aguilera (A. A.): Para mí es algo sumamente confuso porque nunca me imaginé estar en este tipo de circunstancias, y más cuando uno sabe que hace las cosas bien, con transparencia, con honestidad. Toda mi carrera fue basada en mi esfuerzo personal. Eso es algo que es conocido públicamente. Entonces digamos que sí es confuso y es un poco desalentador. Sin embargo, no creo que esto tenga una repercusión en mi futuro, porque cuando uno hace las cosas bien, al final todo se termina esclareciendo y pues cada persona tiene que responder o responsabilizarse de sus acciones de manera individual.
Y si bien la persona con la que me relacionan está ahora siendo investigada por las autoridades, pues él tendrá que seguir su proceso y yo el mío. Yo no tengo nada que ver ahí y también fui engañada. Sufrí de un fraude amoroso. Fui víctima del abuso de un narcisista. Muchas personas se preguntan yo cómo terminé ahí enredada con él. Y es porque estaba en una relación tóxica, con muchas maneras de manipulación, de control.
SEMANA: ¿A qué se refiere?
A. A: A que yo fui perdiendo mi esencia y cayendo en lo que se llama una disonancia cognitiva. Esto sería bien interesante que lo explicara un psicólogo. Yo no lo entiendo a fondo, pero es como un mecanismo de la mente, del cerebro, cuando hay tantos esfuerzos intermitentes con la persona, con la pareja, tú no sabes si la persona es buena, mala, maravillosa, encantadora, perfecta. Esas personas hacen cosas de un día para otro que a ti como que no te terminan de caber en la cabeza y se empieza a crear un montón de mecanismos más: la manipulación, la triangulación, el aislamiento.
Yo caí en todas estas técnicas de manipulación. Todo mi brillo y todo lo que construí empecé a dejarlo a un ladito, pero sin querer queriendo terminé con ansiedad, con depresión, con un estrés que yo jamás me imaginé y que yo decía, ¿de dónde viene? ¿De dónde viene? Cuando yo soy una persona que siempre se ha enfocado en sí misma, en crecer profesional, espiritual, emocionalmente. Y yo no veía por qué me sentía tan mal cuando al parecer todo alrededor se veía tan bien. Entonces sí, me siento como en una situación de película.
SEMANA: Hablemos del comienzo de esa relación. ¿Cómo conoce usted al supuesto príncipe Fred?
A. A.: Yo había ganado el título de Miss Mundo Colombia y fui a un viaje con la presidenta del concurso a Dubái, invitada por el Gobierno de los Emiratos Árabes Unidos. Y de este viaje yo viajaba nuevamente a Colombia, pero hacía una escala en Miami para una Fashion Week. Estaba como en mis compromisos del reinado y en Miami he decidido salir en la noche.
Un amigo en común me invitó a la apertura de un restaurante de sushi. Nos presentamos, nos caímos superbien. Él se mostró de una manera encantadora, todo un príncipe azul en la manera de comportarse, de tratar a las personas alrededor. Se veía una persona muy especial que todos le querían mucho, se veía que todos le admiraban. Y bueno, ahí comenzó nuestra relación.
SEMANA: ¿Cuál es la historia de vida que él le contó a usted en ese momento?
A. A.: Su historia era que su mamá era una princesa de Abu Dabi y que ella lo deshonra al nacer porque su papá era de la religión judía. Entonces al ser ella de Abu Dabi y específicamente ser de una familia musulmana, entonces consideran el aborto, y para que esto no suceda, el padre que era judío va y rescata al bebé y se lo llevan para Irán.
Al papá lo van a nombrar como general de la nación. Como el cargo es muy importante, él no se puede hacer cargo del bebé y decide entregarlo a una familia adoptiva que dice ser una familia judía también y que se iba a hacer cargo del niño.
SEMANA: ¿Y luego qué pasa con ese niño?, según el relato de él.
A. A.: Él dice que creció con familias adoptivas, sufrió mucho, tuvo una infancia muy difícil, sufrió maltrato, etcétera. Y cuenta que a los ocho años se reencuentra con su padre, con quien convivió uno o dos años. Ahí se vive la revolución islámica y a su papá lo ejecutan. Él cuenta que él vio cómo ejecutaban a su padre y de ahí se escapó y empezó a vivir por su propia cuenta. Sin familia, sin nadie. Vive entre Turquía y Alemania. En su adolescencia, entre los 16 y 19 años, viaja a Estados Unidos y ahí se queda el resto de su vida. Según él, tres años antes de que muriera su madre, ella se reencuentra con él y lo hace diplomático. Bueno, ahí nace la idea de Fred, que para mí era un sobrenombre más que realmente se tratase de un título de príncipe o algo similar. Obviamente como pareja él desarrolla todos los detalles. Fue muy creíble.
SEMANA: Las personas que tienen esta personalidad narcisista, tienden a ser muy atractivas frente a otras. ¿Qué hizo que un hombre con semejante historia la cautivara?
A. A.: Yo sentí que era una persona que no había conocido antes: un hombre excepcional, un hombre caballeroso, encantador, superadmirable, generoso, entregado a la gente. Yo lo veía como una persona que realmente quería ayudar a las personas, que cuidaba de muchas familias, que quería hacer el bien.
Y bueno, creo que simplemente son máscaras, que con el tiempo se empiezan a caer y ahí entra lo que yo decía al principio de la disonancia cognitiva. Y es que tú tienes una imagen tan positiva que estas situaciones que empiezan a salir ya no tienen sentido y tú tratas como de darle una explicación o las vas ignorando, empiezas a caer como en una amnesia perversa. La mente se queda con lo bueno e ignora lo malo, pero es algo supremamente psicológico.
SEMANA: ¿Por qué cree que él se inventó esa historia de su vida?
A. A.: Mi percepción es que él generó esta historia por dos razones. La primera para ser visto como una persona vulnerable. De alguna manera, para generar empatía, para que las personas digan como, ‘ay, qué infancia tan difícil’, ‘todo lo que vivió’. Pero mira, después de todo eso terminó siendo una persona exitosa, logró su riqueza sin necesidad de que su mamá lo hubiera respaldado. Yo creo que esa es una de las razones.
La segunda es para tener esa validación social porque si tienes un apellido, como lo sería en este caso el Khalifa, porque él se puso su apellido Khalifa, siendo su apellido real Khalilian... Pues tendría como esa validación social de que viene de una familia, que sabemos que el Burj khalifa es la torre más alta del mundo y esto le da una validación social. Entonces creo que esas son las dos razones.
SEMANA: En el tiempo que estuvo con usted, ¿cómo usaba esta mentira para acercarse a las personas?
A. A.: No sé cuál sería el objetivo de contar esta historia pero sí sé qué generaba, una validación social y una empatía en los demás, al mostrarse como una persona vulnerable. Entonces pues él contaba esta historia a todo el mundo.
SEMANA: Hay videos en internet que muestran cosas muy impactantes de él, como que la policía, por ejemplo, lo tratara como si fuera un diplomático extranjero. ¿Cómo lograba eso?
A. A.: Para él siempre ha sido muy importante su imagen, su reputación. Entonces creo que todo lo que hacía, todo lo que mostraba era para catapultar esa imagen o esa reputación. Él mostraba absolutamente todo para verse como una persona superior, para verse como la persona que está en los círculos sociales más altos. Siempre todo lo que le permitiera mejorar su imagen lo mostraba. Entonces por eso vemos celebridades, todos los políticos, la policía, porque él usaba todo eso para mejorar su imagen.
SEMANA: ¿A qué círculos alcanzó acceder por cuenta de esta mentira?
A. A.: Aquí en Medellín, como se ha mostrado en algunos medios de comunicación, él llegó a acercarse al alcalde Daniel Quintero e hizo una relación que yo consideraba amistosa, pero no se cuál era su objetivo realmente. Con el general Juan Carlos Fajardo, él me hablaba de que estaba en comunicación con el círculo del presidente actual. Con el director de la Policía, William Salamanca. Aquí en Colombia serían estas personalidades.
SEMANA: ¿Esas personas qué relación alcanzaron a tener con él?
A. A.: Desde mi experiencia, en las reuniones en las que yo compartía, por ejemplo, con el general Juan Fajardo, pues eran conversaciones muy amistosas. Nosotros hacíamos algunas obras sociales con la 4.ª brigada. Entonces él estaba en las reuniones en las que yo conversaba sobre estas actividades, Sin embargo, ellos tuvieron pues otros espacios en los que yo no estuve y ya hablar de lo que no sé me queda imposible. Pero sí era más como el círculo social, como de buscar empresarios, de querer estar con los dueños de los restaurantes, con los dueños de los gimnasios, cualquier personalidad que tuviera un renombre. Para él era importante estar ahí cerca. Entonces siempre estaba mostrándose con esas personalidades.
SEMANA: ¿Cómo fue él como novio?
A. A.: Fui víctima de abuso narcisista y explicarlo es muy complejo porque viví los dos lados. Lo mejor y lo peor de ambos mundos. Entonces como pareja podría ser el mejor novio, el que más me escuchaba, me entendía, quería lo mejor para mí y al mismo tiempo una persona que mentía, engañaba, que no quería que yo creciera profesionalmente, que quería aislarme de todos mis seres queridos, de todo mi círculo de apoyo, mis amigos, mi familia, mi profesión, mi carrera. Entonces aún estoy tratando de comprender esta situación, con diferentes tratamientos, terapias y puedo decir de nuevo: viví lo mejor de lo mejor y lo peor de lo peor.
SEMANA: Háblenos de esos dos mundos. ¿Qué fue lo mejor de lo mejor?
A. A.: Bueno, por ejemplo, que tuviera detalles muy especiales conmigo, que reservaba una cena en un restaurante muy bonito y quería que todo fuera perfecto. Me sorprendía con un regalo para que tuviera el outfit perfecto para la noche. Se portaba superbien, era muy detallista y muy caballeroso con cada cosa. También hacíamos algunas actividades sociales que para mí era como de lo que más me impactaba positivamente. Yo quería tener un detalle con los niños con cáncer de un hospital. Entonces digamos que él me patrocinaba para que yo fuera y les comprará los regalos a esos niños o en un grupo de quinceañeras que querían celebrar sus 15 años, venían de familias de escasos recursos. Entonces nosotros organizábamos toda la fiesta, ayudábamos para que tuvieran el lugar, el vestido, el maquillaje. Hacíamos cosas así muy especiales y esto a mí me impactaba positivamente. Él sentía que era muy generoso, muy bondadoso. Y esa solidaridad me enamoraba.
SEMANA: Si él no tenía ese abolengo del que se preciaba, ¿de dónde sacaba la plata?
A. A.: Él siempre se ha mostrado como un empresario, siempre lo vi haciendo negocios en Estados Unidos, con su empresa de cripto. También tenía varios proyectos, había trabajado con celebridades, manejando celebridades. Entonces digamos que todo su círculo social era compatible con lo que él me decía de sus empresas, de su trabajo. Siempre estábamos rodeados de personas positivas, nunca de alguien que yo dijera de dudosa procedencia, siempre eran personas profesionales, emprendedores, empresarios de buen nombre, políticos respetados, personas muy inteligentes. Creo que en ese sentido él era muy inteligente y siempre se rodeaba de personas que estuvieran en una muy buena condición.
SEMANA: Y cuando dice que vivió lo peor, ¿a qué se refiere con eso?
A. A.: Lo peor te puedo hablar desde la parte psicológica y es toda la manipulación, el control, el engaño, las mentiras, las infidelidades y el aislamiento que creo que fue de las cosas que más me golpeó porque fue lo que terminó generándome ansiedad y depresión.
SEMANA: ¿Aislamiento en qué sentido?
A. A.: Aislamiento de mi familia, de mis amigos, de mis contactos. No quería que yo trabajara, no quería que yo estuviera brillando. Yo sentía que al principio todo lo que más me gustaba de mí, mi brillo, mi independencia, lo que yo había construido por mi cuenta, fue lo que le empezó a molestar... Como si yo no supiera estar en una relación. Es un tema muy psicológico. Entonces me llevó a sentirme muy estresada, a no saber con qué me iba a encontrar cada día, si iba a estar de buen humor, de mal humor. Empezó como a quitarme lo que yo era hasta que yo empezaba hasta a dudar de mí misma.
SEMANA: ¿En qué momento se da cuenta de la mentira en la que estaba viviendo?
A. A.: Nosotros ya habíamos tenido problemas por mentiras, pero muy mentiras de pareja, como en temas de lealtad, fidelidad. Y cuando lo capturan empiezo a encontrar todas las mentiras de los demás. La primera mentira con la que me encuentro es que pues su familia, según él, era una familia adoptiva, por lo que había contado, y cuando lo capturan, él empieza a hablar de un hermano y mi hermano está al tanto, mi hermano vino, mi hermano lo otro y pues para mí era su hermano adoptivo. Y comienzo a conversar con él. Comienzo acercarme y evidencio que él era simple y sencillamente su hermano de sangre y que todo lo que él decía era un cuento.
SEMANA: ¿Y cuál era la verdad de su historia familiar?
A. A.: Es una historia supremamente sencilla, normal. Es una familia de Irán, su papá era un gran empresario. Pero no hay nada extravagante en esa historia. Es una historia normal. Él necesitaba algo más especial para tener más atención. Además de su familia, tiene tres hermanos. Una hermana mujer, dos hermanos hombres y él es el menor de los cuatro.
SEMANA: ¿De qué otras mentiras se da cuenta?
A. A.: Empezamos a evidenciar que la parte de diplomático era mentira. Su esquema de seguridad, sus guardaespaldas tenían una placa que era para seguridad de diplomático. Siempre tenía atención en los aeropuertos cuando nos recogían. Entonces él tenía como un montón de detallitos para cubrir esta mentira. Pero nos dimos cuenta de que no es diplomático.
SEMANA: Tras su captura, ¿se ha visto afectada en su trabajo?
A. A.: Sí. Los medios de comunicación y redes sociales, buscando tener más público, buscado tener más oyentes, más espectadores, han sido amarillistas. Entonces empiezan a ponerme en una noticia de él, hablan negativamente de él, de lo que él está viviendo y ponen una foto suya conmigo, cuando yo no tengo nada que ver.
Él está siendo investigado por el cargo que sea, pero eso es algo que él debe responder, pues individualmente entonces me empiezan a relacionar y para mí esto es incómodo. Por eso he puesto el respaldo y la defensa de mis abogados para demostrar que yo no estoy relacionada con nada que tenga que ver con sus investigaciones, con su imagen, con sus mentiras o sus engaños o lo que sea.
Él no tiene investigaciones ni de lavado de activos, ni narcotráfico, ni de estafas. Entonces, digamos que lo calumnian a él, pero al mismo tiempo me calumnian a mí y esto afecta mi buen nombre, un nombre que he construido con mucho trabajo. Entonces de esta manera me afecta. Pero como también te lo había mencionado, creo que esto es algo temporal, pasajero, porque al final todo se esclarece y al final la verdad sale a la luz. Y yo quiero también desligarme ya de esta persona y en redes sociales dar un mensaje de respeto a los demás, tener un criterio propio y entender que las cosas no son solamente como los medios amarillistas lo pintan.
SEMANA: ¿Qué lecciones le han quedado como mujer de esto que vivió en esta relación de pareja tan tóxica?
A. A.: Esta ha sido una gran oportunidad para crecer personal, emocional, psicológicamente y siento que esto me va a hacer una mejor persona. Esto me ha hecho una persona más responsable de todas mis acciones, mis decisiones, las personas que permito que entren a mi vida. Con humildad sé que he cometido errores, pero esto me ha hecho más humana y he aprendido demasiado.
Realmente siento que cada persona que llega a nuestras vidas tiene una una lección que enseñarnos y esto me está permitiendo a mí ser definitivamente una mejor persona, con más madurez, con más claridad, con mayor discernimiento. Creo que, emocionalmente, con muchas más herramientas para enfrentar como mi vida personal, amorosa en un futuro. Y bueno, creo que de cualquier situación siempre tenemos algo que aprender. Dios nos pone a las personas perfectas para aprender las lecciones que necesitamos.
SEMANA: ¿Qué mensaje le queda tras esta historia que vivió?
A. A.: El único mensaje que quisiera dejar es que las mujeres, especialmente, a veces caemos en engaños, en mentiras de nuestras vidas y eso no nos hace menos, simplemente son situaciones que vienen para para traernos más sabiduría y tener más madurez y estar más pendientes de las personas que se acercan a nosotros. Pero entonces, para las mujeres, pues que no se sientan mal, si sus parejas las engañan en las traiciones, porque digamos que esto siempre va a suceder, es algo que no está en nuestro control y no se puede dejar que nos afecte.
Y el otro tema que me parece supremamente importante rescatar es el ciberacoso. Y es cómo en esta época es tan fácil crear perfiles falsos, crear perfiles, seguidores, sin fotos, nombres para poder decir un montón de cosas que solamente muestran los vacíos de las personas, sus heridas y que quieren generar un malestar en el otro. El ciberacoso es una problemática a la que se le tiene que dar más interés, se le tiene que dar un mejor manejo porque no podemos permitir que nuestra sociedad siga afectando a las personas por medios de comunicación mal usados y que las personas se atrevan a hacer cuanto comentario ofensivo consideren.
Entonces sí es importante que tengamos mayor conciencia del uso que tenemos de las redes sociales y cómo con nuestros comentarios podemos afectar la vida de los demás, cómo les podemos afectar emocional y psicológicamente, porque esto es una problemática que realmente tiene un gran impacto en las personas y se le debería dar mayor importancia.