JUSTICIA

Así avanza la cacería contra el Costeño, señalado de planear el atentado contra Miguel Uribe Turbay: sus aliados criminales buscan asesinarlo

El principal articulador del atentado contra Miguel Uribe Turbay no solo estaría huyendo de las autoridades. Sus exsocios también lo estarían buscando para matarlo.

28 de junio de 2025, 6:01 a. m.
ED 2242
Elder José Arteaga, alias el Costeño, es uno de los hombres más buscados en el país. Las autoridades ofrecen 300 millones de pesos por información sobre su paradero. | Foto: SEMANA

Elder José Arteaga, conocido con el alias del Costeño, es uno de los hombres más buscados del país. El director de la Policía, el general Carlos Triana, anunció una recompensa de 300 millones de pesos por su paradero, pero, irónicamente, las autoridades no son las únicas que están tras sus pasos.

En el afán por evitar que se conozca la verdad detrás del atentado contra Miguel Uribe Turbay, quienes lo contrataron para planear y ejecutar el crimen también estarían buscándolo para matarlo. El Costeño pasó de articulador a ser objetivo de la cacería criminal.

Detrás del plan para callar con balas al Costeño hay un hombre del que no se revela el nombre, pero es conocido con el alias del Negro. Se trata de un curtido criminal con nexos directos con las disidencias de las Farc, en especial con la Segunda Marquetalia.

El Negro, tal como lo advierten las investigaciones, se dedica al tráfico de drogas y es el puente de los carteles, las disidencias, las ollas de microtráfico y las oficinas de cobro que operan en las principales ciudades. Los tentáculos del Negro llegan a Bogotá, Medellín, Cali y Cauca. En esos negocios conoció y se asoció con el Costeño, a quien ahora le sigue los pasos, al parecer, para eliminarlo.

El mismo Negro fue el que, por petición del Costeño, estaba listo para recoger a alias Gabriela en Caquetá, esconderla en la selva y probablemente matarla, cuando ocurrió su captura en Florencia, la capital del departamento.

Tal como lo reveló SEMANA, Katherine Andrea Martínez, alias Gabriela, contó en su interrogatorio que terminó en Caquetá por solicitud del Costeño, quien, además, le dijo que iba a ser entrenada por las disidencias de las Farc en las selvas en cursos de francotirador o de manejo de drones, mientras podía regresar a Bogotá. Este plan fracasó, pues ella no llegó a la cita a tiempo, se metió a una tienda a esperar el contacto y fue capturada por las autoridades.

Elder José Arteaga, alias el Costeño, es uno de los hombres más buscados en el país. Las autoridades ofrecen 300 millones de pesos por información sobre su paradero.
Elder José Arteaga, alias el Costeño. | Foto: suministradas a semana api

Gabriela, según les contó a los investigadores, tenía temor, pues no sabía si esta cita era en realidad para desaparecerla. En su participación en el crimen, escuchó de la boca del mismo Costeño que el menor de edad tenía que morir en el atentado, y al conductor Mora lo iban a desaparecer. Con ella podía ocurrir lo mismo. Por eso, ahora está colaborando con las autoridades en busca de protección para su vida y un acuerdo para obtener beneficios jurídicos.

En medio de la vendetta, cada uno de los protagonistas del atentado fue identificado rápidamente. Al Costeño no solo lo echaron al agua sus cómplices, sino que en los seguimientos y cámaras de seguridad obtenidas en la investigación descubrieron rápidamente su identidad y empezó el operativo para ubicar su paradero, que aún no da resultados ciertos.

El Costeño dejó de ser un socio del hasta ahora desconocido Negro y se convirtió en un obstáculo que lo podía poner, como ya está, en el radar de la Fiscalía y la Policía. Por eso la decisión fue la misma: callar a su exaliado.

En principio, se habló de que el Costeño había abandonado el país rumbo a Ecuador, pero la información de inteligencia señala que, en realidad, por solicitud del Negro, su refugio iba a ser la frontera con Venezuela, un santuario criminal de las disidencias de las Farc.

Pero no hay pistas de que haya llegado hasta allá. Por eso, la tesis que se maneja es que el Costeño, consciente de que el siguiente asesinado podía ser él, no cumplió la cita para cruzar la frontera y dejó plantada a la gente del Negro.

El día del atentado contra Miguel Uribe Turbay, el Costeño estuvo con alias Gabriela supervisando que se cumpliera con el plan criminal.
El día del atentado contra Miguel Uribe Turbay, el Costeño estuvo con alias Gabriela supervisando que se cumpliera con el plan criminal. | Foto: suministradas a semana api

Todo indica que el Costeño está buscando refugio con el Gancho del Centro, más conocido como el Mosco, quien, como ha revelado SEMANA, sería el jefe de la olla del barrio Santa Fe y uno de los dueños del negocio del microtráfico en Bogotá. Justamente, a esa zona se dirigieron el Costeño y el también capturado William Fernando González, alias el Hermano, el conductor del Volkswagen azul que lo recogió en Modelia luego de cometer el atentado contra Miguel Uribe Turbay.

De todos los involucrados en el crimen, el Hermano se ha mantenido en silencio, no ha planteado colaboración con las autoridades y hasta tiene abogado. Incluso, en las audiencias se ha mostrado como un actor circunstancial en el crimen, pero es claro que es un amigo de vieja data del Costeño.

Se conocieron en prisión hace más de diez años cuando estuvieron recluidos en la cárcel La Modelo, en Bogotá. Además, los dos fueron trasladados a la cárcel de Acacías, en el Meta. El Costeño, quien en los últimos años se dedicó a trabajar como fachada en barberías en el barrio El Muelle, en el sector de Álamos, en Bogotá, en realidad movía el negocio del microtráfico en la zona y es un criminal con 20 años de trayectoria.

Así se lo confirmó el director de la Policía, general Carlos Trina, a SEMANA: “Está alias el Hermano, una persona que fue capturada este jueves, también estuvo en la cárcel y allí se conoció con alias Chipi o Costeño. Llevan 20 años de carrera criminal, de atentar contra los bienes de las personas, de cometer diferentes delitos”.

El Costeño estuvo en el lugar de los hechos el día del atentado a Miguel Uribe Turbay. | Foto: suministradas a semana api

Aunque todos los caminos de este crimen conducen a Caquetá y se ha señalado claramente a las disidencias de las Farc, en especial a las de la Segunda Marquetalia, comandada por Iván Márquez, este no sería el único grupo sobre el cual apuntan las investigaciones. En la zona de El Para, a donde iban a mandar supuestamente a alias Gabriela, tiene fuerte presencia Alexánder Díaz, alias Calarcá, otro jefe de los reductos de la exguerrilla de las Farc.

Esta no sería la única arista en el caso de Miguel Uribe Turbay. También, y así lo ha señalado la fiscal general, han planteado desde el principio hipótesis erróneas, como la supuesta participación de personas que resultaron siendo vecinos, supuestas manos oscuras detrás del crimen y hasta el comunicado apócrifo que anunciaba el fallecimiento del senador y que fue desmentido rápidamente por la Fundación Santa Fe. Una acción premeditada con la única intención de hacer daño.

En esta historia criminal y de traiciones se planteó el pago de 20 millones de pesos para el sicario, 10 millones para alias Gabriela si el asesinato se concretaba, otros 5 millones para el conductor, dinero que no iba a llegar y, por el contrario, lo que venía era una condena a muerte.

Ahora, según las autoridades, el que tiene precio es el Costeño, y no se trata solo de los 300 millones que ofrecen las autoridades por su paradero: sus exsocios también quieren silenciarlo.