| Foto: Archivo SEMANA

JUDICIAL

Condenan a policía involucrado en el caso del grafitero

El subintendente Nelson Giovanny Tovar entregó el arma que se plantó en la escena del crimen. Deberá pagar una pena de ocho años de prisión domiciliaria.

12 de enero de 2017

A pesar de que hay un gran número de presuntos implicados en el caso de la muerte de Diego Felipe Becerra, el grafitero que fue asesinado en agosto del 2011 por un patrullero de la Policía Nacional, solo tres personas han sido condenadas. Una de ellas es el patrullero Wílmer Alarcón, quien le disparó al menor. Las otras dos son los uniformados Freddy Naarrete y Nelson Giovanny Tovar, que participaron en la alteración de la escena del crimen.
 
Precisamente, este jueves se conoció la pena que deberá pagar el subintendete Tovar. El juzgado 19 de conocimiento de Bogotá ordenó que deberá pagar ocho años de detención domiciliaria, por los delitos de fraude procesal, favorecimiento al homicidio y alteración de elemento material probatorio. En 2015 había firmado un preacuerdo con la Fiscalía en el que se comprometía a colaborar con la justicia a cambio de una rebaja en la condena.

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Tovar ha sido pieza clave dentro de las investigaciones que ha adelantado el ente acusador en relación con el caso pues el 27 de marzo del 2015, en un interrogatorio que rindió ante la Fiscalía, aceptó haber entregado el arma que se plantó en la escena del crimen del menor de 17 años, con la que pretendían justificar que se trataba de un ladrón que cayó en una persecución policial.
 
“Llegamos en la moto, nos bajamos y se me acercó Navarrete y entonces yo le dije que quién era él. Había un señor vestido de negro, de color oscuro, tenía una gorra oscura. Navarrete dijo que tranquilo, que era el asesor jurídico de la Policía de Bogotá (haciendo referencia a Héctor Hernando Ruiz, también procesado)”, dijo el subintendente en la diligencia.
 
Agregó: “Navarrete me preguntó que en dónde estaba (el arma), yo la saqué del bolsillo, se la iba a entregar a él, el señor de negro estaba ahí al lado, relativamente cerca. Escuchó lo que estábamos hablando y se nos arrimó y nos dijo que si la disparamos y le dijimos que no”.

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“Él nos dijo: vayan la disparan a la vuelta. Luego nos subimos a la moto y a la vuelta, por el humedal, se la di a mi compañero de apellido Zarabanda. Él estaba manejando y al frente del humedal, en una esquina, la disparó. El tiro se hizo hacia el potrero. Como Zarabanda manejaba la moto, nos subimos y nos devolvimos”.
 
Tovar además aseguró que después de dar vueltas durante diez minutos aproximadamente, regresaron al lugar de los hechos “donde supuestamente había ocurrido el enfrentamiento con un bandido, porque eso era lo que decían. Llegamos y estaban juntos: Navarrete, Alarcón y el señor de negro. Le entregué el arma al patrullero Alarcón, el señor de negro, Navarrete y a mi compañero. La demora fue entregar el arma. Después nos subimos a la moto y nos fuimos para nuestra jurisdicción (el CAI de Alhambra)”, relató.
 
La Fiscalía pudo establecer que la escena fue alterada al colocarse en la zona acordonada una pistola de color cromado calibre 22.

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Después de sus declaraciones, el subintendente ha denunciado en repetidas ocasiones amenazas en su contra. De hecho, en septiembre del 2016 sufrió un atentado, del que logró salir con vida. Tras el episodio le solicitó protección a la juez del caso porque teme por su vida y la de sus hijos. Aseguró que seguirá colaborando con la justicia.