Judicial
Condenan a siete años de prisión a reconocido cirujano plástico de Bucaramanga por violencia intrafamiliar
El juzgado ordenó la captura de Luis Fernando Reyes Meza una vez quede ejecutoriada la decisión. En el fallo se advierte la violencia de género.

SEMANA conoció en su totalidad el fallo del juzgado 24 municipal con función de conocimiento de Bucaramanga que sentenció a 72 meses de prisión (seis años) al cirujano plástico Luis Fernando Reyes Meza por el delito de violencia intrafamiliar agravada.
En la determinación, se le ordenó a las autoridades tomar las medidas para evitar que el cirujano plástico se aproxime a su expareja sentimental y mucho menos se pueda comunicar con ella.

Debido al delito, la ley impide cualquier beneficio como la libertad condicional o la detención domiciliaria para el sentenciado. Por esto, se ratifica que cuando la decisión sea ratificada deberá cumplir su sentencia en el sitio que lo disponga el Inpec.
“Comunicar la sentencia de las autoridades mencionadas en el artículo 166 de Código de Procedimiento Penal y al Sistema de Información Operativo de la Policía Nacional para que se profiera captura del condenado una vez quede en firme la decisión”, señala la decisión de primera instancia.
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En el fallo se negó la petición presentada por la defensa de la víctima para que se ordenara la captura inmediata de Luis Fernando Reyes Meza por representar un peligro para la sociedad y para la denunciante.
“No se evidenciaba ninguna de las circunstancias anteriormente descritas para ordenar la captura inmediata del implicado, ya que el mismo cuenta con arraigo social, familiar y laboral”, enfatiza la decisión judicial.

La defensa del cirujano plástico ya anunció que presentará el recurso de apelación, el cual deberá ser resuelto por la Sala Penal del Tribunal Superior de Bucaramanga.
Fue víctima de un “ciclo de violencia” física y psicológica
Tras evaluar un centenar de pruebas testimoniales, documentales, periciales y técnicas, el juzgado concluyó que durante cinco años la denunciante fue víctima de todo tipo de violencia física y psicológica por parte de Luis Fernando Reyes Meza.
Muchos de estos actos se cometieron en presencia de la hija de la pareja, una menor de edad, que declaró durante el juicio dando detalles sobre el tiempo, modo y lugar de estas agresiones físicas y verbales.

En este sentido, se encontró probada una violencia de género por parte del procesado hacia su entonces pareja sentimental.
“El acusado la cosificó por su condición de ser mujer, perpetuando así la cultura de control y superioridad masculina, que aún continuamos en nuestra justicia intentando erradicar”, asevera el juez al tener en cuenta que el cirujano plástico le restringía sus salidas, su forma de vestir y su comunicación con su núcleo familiar.
“Tal fue la magnitud y reiteración de las agresiones que la señora (…) se desconoció como una mujer valiosa, que debía ser tratada en igualdad de condiciones, con respeto y dignidad; siendo controlada en su forma de vestir, incluso —se reitera— llegó al punto de realizarse procedimientos quirúrgicos de reducción de senos y de tener tendencias suicidas”, enfatiza el “Resuelve” de la decisión en los subtitulados ‘Demostración del agravante por condición de ser mujer’.

Las pruebas —señaló el juzgado— evidenciaron los agravantes en el caso de violencia intrafamiliar.
“Luis Fernando Reyes Meza procedió a encerrarla en casa, colocar cámaras de seguridad en la mayoría de los sectores de la casa con el fin de vigilar y controlar lo que hacía su exesposa y para determinar qué atuendos podía o no usar cuando iba a salir para su trabajo”, recolecta el fallo.
Esto demuestra, para la juez, “el desequilibrio de poder, dentro de una sociedad en el que el dominio sigue siendo masculino y el hombre es el único que puede tomar decisiones y dar órdenes, pues se presenta a la mujer como un ser débil que debe permanecer sumiso”.
“Luis Fernando Reyes Meza se refería a la víctima que era una ‘puta, zorra, perra’, le hizo cambiar su apariencia y le decía que deba estar en la casa: este hecho demuestra que el acusado percibe a la víctima como un ser inferior a él, que no merece respeto, a quien puede denigrar, pues la considera inferior, no solo física, sino intelectualmente”, agrega.
Teniendo en cuenta su nivel educativo y su papel en la sociedad, el juzgado señaló que sabía que su conducta era contraria a la ley y que estaba incurriendo en una violencia sistemática contra su pareja sentimental.