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Donald Trump arrincona a Gustavo Petro: tres puntos clave que ponen en jaque a Colombia. Esto es lo que puede venir

Mientras Gustavo Petro se dedica a chocar con Donald Trump, las esperanzas de Colombia están puestas en una diplomacia paralela que impida que ese enfrentamiento termine golpeando gravemente al país.

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Cristina Castro

Cristina Castro

Editora General

25 de octubre de 2025, 8:12 a. m.
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Gustavo Petro y Donald Trump mantienen una grave confrontación que puede golpear fuertemente al país. | Foto: Semana

En la grave y muy azarosa situación que se vive hoy con Donald Trump han quedado al descubierto dos versiones de Gustavo Petro. La primera es la del gobernante que padece del síndrome de Nerón, aquel emperador acusado de haberle prendido fuego a Roma y que quedó inmortalizado en la historia como el ejemplo de que el poder y la megalomanía consumen a los gobernantes.

Eso es lo que piensa, por ejemplo, el expresidente Iván Duque, quien asegura que Petro busca la debacle de las relaciones con Estados Unidos, pues “al no tener legado, quiere ver todo incendiado: las relaciones diplomáticas, el comercio, la seguridad, el acceso al financiamiento. Quiere victimizarse y utilizar esto como un factor de polarización de cara a la elección de 2026”.

Pero hay otro Petro: la versión que él cree de sí mismo. Lo esbozó en Ibagué cuando aseguró que “ya en el mundo no conocen a Colombia por Pablo Escobar, ahora la conocen por Petro”. Y lo reiteró sin ruborizarse este lunes en una entrevista con Daniel Coronell. “Me volveré inolvidable; muchos hombres queremos serlo y a veces no podemos”, dijo en la misma charla, en la que desató de nuevo la ira de la Casa Blanca. “La humanidad tiene una primera salida y es cambiar a Trump, de diversas maneras; puede ser por el mismo Trump, la más fácil. Si no, sacar a Trump”, advirtió.

Ambas versiones del presidente colombiano tienen al país sumido en el peor momento de las relaciones entre ambos países, con un Gobierno descertificado en la lucha antidrogas y a su presidente sin visa y en la Lista Clinton. Y “con pocas probabilidades de mejorar”, como advierte a SEMANA Juan Cruz, exasesor para el Hemisferio Occidental de Trump en su primer mandato.

Trump llamó a Gustavo Petro “líder” del narcotráfico, “lunático”, con “problemas mentales”, “matón”, “mal tipo” y “pésimo presidente”.
Trump llamó a Gustavo Petro “líder” del narcotráfico, “lunático”, con “problemas mentales”, “matón”, “mal tipo” y “pésimo presidente”. | Foto: Getty Images

Petro, sintiendo que puede encarnar al personaje bíblico de David y derrotar a Goliat, abrió un frente de batalla con repercusiones nefastas en un pulso desigual contra el más poderoso del mundo. Una pelea de flechas contra misiles en la que él cree ganar mucho, pero Colombia pierde enormemente. “Las consecuencias para el país son mucho más complicadas y agudas que las consecuencias para Estados Unidos”, asegura Brian Nichols, exsecretario de Estado adjunto para el Hemisferio Occidental de Biden.

Ante este panorama, advierte el expresidente Duque, solo hay una salida. “Se necesita una diplomacia paralela efectiva de todos los que hemos construido y valorado la relación con Estados Unidos para evitar que esto se convierta en una tragedia. Puede que en 2026 cambie el Gobierno, pero va a tomar tiempo restablecer todo lo que Petro ha destruido y hay que evitar que se destruya aún más”.

¿Cómo se llegó a este punto? Este hostigamiento verbal de Petro a Trump no solo enardece al jefe de la Casa Blanca, sino que hoy le es útil y ejemplarizante. Es difícil entender las implicaciones del momento tan crítico y peligroso que vive Colombia frente a Estados Unidos, sin enmarcarlo en el sistema planetario que gira alrededor del sol en que se ha convertido el republicano.

Trump es hoy la persona definitiva en las grandes guerras y problemas del planeta. “Quiero intentar llegar al cielo si es posible”, dijo hace poco. Podría tener méritos para ello, a juicio de expertos: Hamás tuvo que sellar un acuerdo con Israel y devolver a los secuestrados, y la presión de la Casa Blanca está a punto de lograr algo similar en la guerra entre Rusia y Ucrania.

Nicolás Petro Hijo del presidente
Nicolás Petro, hijo del presidente Gustavo Petro. | Foto: REDES SOCIALES

Su tercer frente de batalla internacional es el que más peso tiene en Estados Unidos: la lucha sin cuartel contra las drogas. Solo allí, Trump ha intervenido militarmente y ha llegado a bombardear en el extranjero. Tener a Maduro en el poder era ya un bocado de cardenal, un enemigo perfecto: un déspota, violador de derechos humanos, perseguidor de la oposición, jefe del llamado cartel de los Soles, un criminal con una recompensa de 50 millones de dólares encima, más alta que la que tuvo Osama bin Laden.

Pero si Petro no asoma la cabeza, el despliegue militar en el Caribe habría podido ser interpretado como una forma, debatida, de Estados Unidos para presionar la salida de Maduro. O, como dijo el primer mandatario colombiano, una “excusa ficticia de la extrema derecha para derribar Gobiernos que no les obedecen”.

Pero entonces llegó Petro con una seguidilla de acciones que podrían parecer planeadas para desatar el infierno: devolver los aviones de los migrantes, negar las extradiciones, acusarlo de “genocida” y de “nazi”, pedirles a los militares de Estados Unidos sublevarse y sugerir una salida intempestiva de Trump del poder. Y ese despliegue militar hoy tiene un nuevo escenario: Colombia. Es de este tamaño el giro que dio la tensión, que ya venía bastante mal, entre Petro y Trump.

Durante esta semana, Estados Unidos dejó claro tres elementos muy graves. El primero es que están detrás de la financiación de la campaña y de otros asuntos relacionados con temas de dinero. Esa tesis quedó confirmada con la inclusión del presidente; su esposa, Verónica Alcocer; su hijo Nicolás y su ministro del Interior, Armando Benedetti, en la lista de la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC), conocida como la Lista Clinton.

A comienzos de semana, el exsubsecretario del Tesoro de Estados Unidos Marshall Billingslea había dicho en el Senado que Venezuela “ha fomentado la plaga socialista que se ha extendido por Latinoamérica” y que “ese dinero venezolano corrupto y sucio es el que financió la campaña de Petro”. Luego lo reiteró el senador republicano Bernie Moreno: “Lo que tenemos en Colombia es un presidente que fue elegido gracias a la ayuda de los carteles de la droga”.

“Ni un paso atrás y jamás de rodillas... Nunca he tenido comportamientos mafiosos. No tengo un dólar en Estados Unidos. No hay cuenta que congelarme”.
“Ni un paso atrás y jamás de rodillas... Nunca he tenido comportamientos mafiosos. No tengo un dólar en Estados Unidos. No hay cuenta que congelarme”, dice Gustavo Petro. | Foto: PRESIDENCIA

Lo segundo es la tesis que lanzó Trump de que Petro es el “líder” de las drogas. El presidente estadounidense fue enfático en no señalarlo como un capo, al nivel de Maduro, pero sí le atribuyó una responsabilidad por omisión o por connivencia.

“Tienen un líder pésimo allí ahora mismo, un tipo malo, un matón… producen cocaína a niveles nunca antes vistos. No se van a salir con la suya por mucho más tiempo. No vamos a aguantar mucho más”, aseguró el jueves. Días antes, al suspender las ayudas al país, Trump había señalado que el narcotráfico se ha convertido “en el mayor negocio de Colombia” y que “Petro no hace nada para detenerlo”. De ahí la descertificación.

El viernes, el secretario del Tesoro, Scott Bessent, aseguró que “el presidente Petro ha permitido que los carteles de la droga prosperen y se ha negado a detener esta actividad. Las cifras lo respaldan: con 253.000 hectáreas cultivadas, el país produce el 67 por ciento de la hoja de coca en el mundo”.

“Un presidente de los Estados Unidos no sale a decir que un presidente es un líder de drogas sin pruebas. Por eso, yo digo que aquí me huele a indictment”, señala el expresidente Andrés Pastrana, quien agrega que no hay que olvidar que esta semana la congresista norteamericana María Elvira Salazar aseguró que el Pollo Carvajal, quien fue una figura central en el chavismo, declaró ante la Justicia que PDVSA financió a Petro.

A eso hay que sumarle un tercer elemento que pone las cosas peores: las políticas del presidente Petro, a quien le retiraron la visa para ingresar a Estados Unidos, confirmarían la tesis de Trump.

La política de ‘paz total’, el llamado Pacto de La Picota, el tarimazo con los presos en La Alpujarra y el rechazo a extraditar a los narcos contextualizan un evidente malestar de Estados Unidos por el lado de la criminalidad. Y la prohibición de la Corte a las fumigaciones, más el fracaso de la erradicación forzosa que, según cifras del Ministerio de Defensa, se desplomó de 103.290 hectáreas en 2021 a 9.402 en el último año, no da esperanza.

En Washington, esta semana, también ocurrió un hecho determinante: Trump declaró formalmente que Estados Unidos libra un conflicto armado contra los carteles de la droga. Lo hizo en un notice que envió al Congreso, una justificación legal al despliegue en el Caribe, bajo el cual ha bombardeado embarcaciones y dado de baja alrededor de 20 personas. “En un conflicto armado, según lo define el derecho internacional, un país puede legalmente matar a combatientes enemigos, incluso cuando no representan una amenaza, detenerlos indefinidamente sin juicio y procesarlos en tribunales militares”, explicó The New York Times, que reveló el documento. Así, quedó claro que Trump no acude a una polémica legítima defensa preventiva –con la que Bush se metió en Irak–, sino al ataque.

El presidente republicano lo reiteró el jueves en la Casa Blanca: “No creo que necesariamente vayamos a pedir una declaración de guerra. Creo que simplemente vamos a matar a las personas que traen drogas a nuestro país”. Luego agregó: “La tierra será el siguiente paso”.

Disputas entre Donald Trump y Gustavo Petro crean tensión en el panorama económico
Disputas entre Donald Trump y Gustavo Petro crean tensión en diferentes frentes. | Foto: Getty Images

“Trump tiene un gran respaldo de la sociedad en la guerra contra los carteles. Bombardear territorio extranjero, especialmente en América Latina, algo que antes parecía impensable, hoy es una idea del mainstream del Partido Republicano”, asegura Brian Winter, editor de la prestigiosa publicación Americas Quarterly. Eddy Acevedo, del Wilson Center, explica que con esta declaración, Trump “tratará a los miembros de los carteles como combatientes ilegales” y le ayudará a “desplegar todos los instrumentos”.

Estados Unidos se entiende ahora como un James Bond “con licencia para matar”. Trump aseguró que “ahora debería estar claro para todo el mundo que los carteles son el ISIS del hemisferio occidental”. Hasta el momento, solo hay un grupo colombiano mencionado: el ELN.

“Para el Gobierno americano, el ELN es una organización terrorista internacional con implicaciones para la seguridad de Estados Unidos por su rol en el narcotráfico. Las acciones en el Pacífico demuestran que Colombia hoy es el problema, porque allí no tiene frontera con Venezuela”, explica el exfiscal Francisco Barbosa.

El secretario de Guerra de Estados Unidos, Pete Hegseth, confirmó que el buque derribado hace unos días tenía filiación con esa organización. “Serán perseguidos y aniquilados, al igual que Al Qaeda”, afirmó.

Armando benedetti Ministro del Interior
Armando Benedetti, Ministro del Interior | Foto: JUAN CARLOS SIERRA PARDO-SEMANA

El viernes, la Casa Blanca ordenó el despliegue del Gerald R. Ford, el portaviones de propulsión nuclear, considerado el más grande del mundo.

Si el ELN es como Al Qaeda y Estados Unidos asegura que atacaría por tierra, ¿qué podría pasar? Michael Shifter, senior fellow de Inter-American Dialogue, asegura que “el uso de conflicto armado como marco jurídico permitiría a los Estados Unidos actuar con más margen de maniobra”, pero agrega que “no está claro hasta qué punto los Estados Unidos están dispuestos a llegar en este giro militar”.

Winter también es escéptico. “Puedo estar equivocado, pero no creo que pase”, dice. “Hay un ataque frontal del Gobierno de Estados Unidos que dice: si ustedes no atacan, nosotros sí lo haremos”, agrega el expresidente Pastrana.

Petro debe ser consciente de que Colombia es apenas un peón, o, si mucho, un caballo en este tablero de ajedrez, pero ha logrado voltear la situación para agitar sus propias banderas. Para Petro, Trump es un adversario más que perfecto. Oponerse al imperio es parte de la médula de la insurgencia en la que Petro militó hace décadas.

Hoy, el antiimperialismo despierta emociones, pero no las mismas de antes. Después de la caída del Muro de Berlín y el fin de la Guerra Fría, los grafitis de “yankees, go home” son cosa del pasado. Muchos colombianos no son admiradores de Trump, pero sí enemigos de la confrontación con Estados Unidos.

La pelea, además, coincidió con lo que ha sido una de las mayores derrotas políticas para la izquierda: la absolución del expresidente Álvaro Uribe. En el trino en el que rechaza esa decisión, Petro también se declaró perseguido por Trump, “aliado con Uribe”.

Dijo que buscan sancionarlo y darle un golpe de Estado. Fue ese día que el primer mandatario citó a la plaza de Bolívar para azuzar la Constituyente: “Quien define no es Trump, es el pueblo”. La cita coincidió con su ingreso a la Lista Clinton, y, como era de esperarse, Petro se despachó contra Trump. “Nosotros no nos arrodillamos”, dijo antes de lanzar decenas de diatribas contra el líder norteamericano. Pero luego aseguró algo que no cumplirá: “No solamente es hablar de Trump. Ya no volveremos a hablar más de él en este Gobierno”.

Verónica AlcOcer Primera dama
Verónica Alcocer, primera dama de Colombia. | Foto: PRESIDENCIA

Según advierte Juan Cruz, “le conviene al presidente Petro buscar excusas para todo lo malo que pueda estar sucediendo en Colombia, con su economía y lo demás… Trump le da una salida”. Juan González, exdirector para Latinoamérica del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, asegura que el presidente Trump se equivoca al darle una plataforma a Petro, que es muy “impopular”, y que lo que busca quizás es ser, como expresidente, “un líder del sur global en oposición a Estados Unidos”.

Haberle sumado a este grito de batalla una constituyente es una brillante estrategia electoral, pero puede no pasar de ahí. Petro no tiene ni los votos en el Congreso, ni el tiempo para aprobar una constituyente antes del fin de su mandato.

Como explica el exregistrador Juan Carlos Galindo, el presidente, en vez de presentar directamente la constituyente, eligió un camino más largo y le apostó a una convocatoria popular.

“Ahora deberá inscribir ante la Registraduría un comité promotor y luego comenzar la recolección de firmas. Se necesita el 5 por ciento del censo electoral, es decir, 2 millones de firmas. Si estas son válidas, la Registraduría convoca a un proceso electoral para que el pueblo defina si quiere que se presente esta iniciativa legislativa. Este no puede coincidir con otra elección. Por tiempos y trámite, no veo esto posible antes del segundo semestre de 2026”.

Tras realizar esa votación, se deberá tramitar un proyecto de ley que debe ser aprobado por la mayoría absoluta de una y otra cámara, y que luego debe ser revisado por la Corte Constitucional, solo por vicios de procedimiento. “Es un embeleco, una cortina de humo, para ocultar los problemas del país y para hacer política de cara a 2026”, sostiene Galindo.

La Constituyente hará que las próximas elecciones al Congreso sean más importantes que nunca y será un gran movilizador para las listas de la izquierda. Pero no es claro que el petrismo logre las mayorías en marzo.

“Nosotros no nos arrodillamos”, dijo Petro el viernes, horas después de su inclusión en la Lista Clinton. Luego aseguró algo que no cumplirá: “No solamente es hablar de Trump. Ya no volveremos a hablar más de él en este Gobierno”.
“Nosotros no nos arrodillamos”, dijo Petro el viernes, horas después de su inclusión en la Lista Clinton. Luego aseguró algo que no cumplirá: “No solamente es hablar de Trump. Ya no volveremos a hablar más de él en este Gobierno”. | Foto: ESTEBAN VEGA LA-ROTTA / SEMANA

La Constituyente está arropada en un lenguaje populista muy taquillero. Antes de salir de la Casa de Nariño, el entonces ministro de Justicia, Eduardo Montealegre, presentó la propuesta a los sectores sociales como “punto de partida” con una terminología que sorprende: habló de la “caverna”, de “imposiciones imperiales”, de “humillaciones extranjeras”, de los “señores de la guerra”. El proyecto deja varios mensajes en el aire, como que se busca crear un estado de excepción permanente. Está explícito que tendrá “la competencia de reformar toda la Constitución” para “repensar el modelo institucional”.

También queda el temor de que el Ejecutivo busque reformar la Justicia a su antojo. Menciona, por ejemplo, la necesidad de reformar el Consejo de Estado y deja en el aire que el presidente pueda intervenir en la economía. Pero aclara que “no podrá revocar al Congreso”.

Ante este maremágnum de hechos y circunstancias, muchas voces llaman a la unidad y a la sensatez. “La crisis autoinducida por el Gobierno colombiano con los Estados Unidos exige la activación de todos los canales –formales e informales– de diálogo y negociación con Washington. Los sectores privado y académico están llamados a cumplir un rol fundamental para hacer el ‘control de daños’ requerido en el corto plazo, así como proteger el tejido social y empresarial colombiano. El país, a partir de agosto de 2026, debe recuperar su alianza con este socio estratégico”, asegura Andrés Rugeles, vicepresidente del Consejo de Relaciones Internacionales (Cori).

El excanciller Julio Londoño recuerda que el intento de ser inolvidables ha movido a muchos hombres desde la época de Julio César, pasando por el gran Houdini en Londres, a principios del siglo XX, hasta el equilibrista canadiense Harry Warner, que en 1895 cruzó el salto del Tequendama sobre una cuerda floja. La diferencia es que Warner iba solo con una varilla en las manos y no llevaba a toda una nación sobre los hombros.

La necesidad de una sumatoria nacional para evitar más daños es imperativa.

*Con reportería de Juan David Cardozo, periodista de Mundo