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El carcelero de las Farc Martín Sombra está indignado porque solo recibe del Estado $320.000, dos escoltas y una camioneta
El llamado carcelero de las Farc, que mantuvo a decenas de prisioneros en campos de concentración en la selva, reveló a SEMANA detalles del proceso de paz, la masacre de Mapiripán y lo que piensa de Rodrigo Londoño, conocido en la extinta guerrilla como Timochenko.
Las cabezas más importantes de la extinta guerrilla de las Farc cuando decidieron desmovilizarse recibieron varios beneficios del gobierno nacional, entre ellos jurídicos, participación en política y de recursos económicos y de protección, entre los beneficiados está Elí Mendoza, uno de los más antiguos integrantes del grupo subversivo.
En diálogo con SEMANA, Mendoza, conocido como Martín Sombra o el carcelero de la Farc, reveló cuánto le paga el Estado y cuál es su esquema de seguridad, situación por la cual se mostró indignado, según él debido a toda la información que ha entregado a las autoridades sobre las atrocidades cometidas por la guerrilla durante de las décadas de conflicto.
“A mí lo que me están dando es una miserableza del Estado (...) 320 mil pesos, dos escoltas y un carro, eso es un irrespeto, con eso le digo todo”, dijo Sombra.
Sobre Rodrigo Londoño, quien en la guerrilla se conocía como Timoleón Jiménez, Timochenko, jefe máximo, aseguró que ha entregado suficiente información sobre sus crímenes cometidos, pero a la fecha no ha sucedido nada. “Yo dije: todas las muertes de Timoleón Jiménez y no le han parado bolas a eso”, dijo.
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Frente a los inicios de la Timochenko en la guerrilla, Martín Sombra relató: “Rodrigo Londoño, un tontico que llegó por allá en el año 84 cuando la coordinadora Guerrillera Simón Bolívar, llegó de Medellín, y como los burros, unos con otros se buscan para rascarse, Jacobo era político y él era letradito, entonces lo mandaron para la Hernando González Acosta”. Es de anotar que en otra ocasión en diálogo con SEMANA sombra había arremetido contra Timochenko a quien calificó como traidor.
Frente a la masacre de Mapiripán, reconoció que fue un error de las Farc.
“Lo de Mapiripán fue una cagada”
El despiadado Elí Mendoza, conocido como Martín Sombra, en entrevista en exclusiva con SEMANA reafirmó que las Farc fueron las perpetradoras de la masacre de Mapiripán, pero dijo que la matanza se dio por error.
Eli Mendoza, o Martín Sombra, fue un sanguinario integrante de las Farc, despiadado y sin compasión por sus adversarios, se hizo terroríficamente célebre, porque además de los homicidios y masacres en las que participó, también se le conocía como El carcelero de las Farc.
Fue el creador de los campos de concentración en la espesa selva colombiana en donde la guerrilla tenía a decenas de secuestrados bajo una condiciones inhumanas, en corrales llenos de alambres de púas, durmiendo en medio del barro y sin baños para hacer sus necesidades, pese a todo esto Sombra se declara como un hombre de fe y creyente de Dios.
El pasado 13 de julio, Sombra o alias El carcelero revivió un pasado doloroso para el país al hablar de la masacre de Mapiripán Meta, ocurrida entre el 15 y 20 de julio de 1997, en donde decenas de hombres armados ingresaron al municipio y con lista en mano asesinaron a medio centenar de campesinos.
Hasta el pasado 13 de julio la versión que tenía el país era que los autores de la masacre habían sido los comandos asesinados del extinto jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia, AUC, Carlos Castaño, quien había contado con el apoyo de integrantes del Ejército para cometer el exterminio argumentando que en Mapiripán había colaboradores de las Farc.
Pero ese día (13 de julio) en una audiencia reservada ante la Justicia Especial de Paz, alias El carcelero soltó una ‘bomba’, dijo que la masacre la cometieron las Farc y no los paramilitares como se ha afirmado durante los últimos 26 años.
En diálogo con SEMANA, Martín Sombra reveló detalles hasta ahora desconocidos de la nueva versión de lo ocurrido en Mapiripán según él. Dijo que el aniquilamiento de los campesinos fue cometido por uno de sus mejores hombres conocido como Marco Aurelio Buendía, quien tenía bajo su mando unos 150 hombres.
“Nosotros teníamos comandos capaces de infiltrarse en cualquier parte y allá se despachó a Marco Aurelio Buendía, era un muchacho que veía de la 86, “Juan José Rondón” del Caquetá, y lo habíamos formado militarmente, lo mandamos y este güevón se fue e hizo esa cagada”, dijo el carcelero de las extintas Farc.
De acuerdo con Mendoza, le habían dado un listado a Buendía de las personas que tenía que asesinar, pero que no era un número tan alto como el que se dio en Mapiripán.
Según explicó, las Farc se enteraron que habían unos infiltrados de los paramilitares en Mapiripán y por eso decidió enviar un contingente para “borrarlos (asesinarlos), porque había que limpiar la región de esa gente, les mandamos los comandos para que les pintaran las puertas de las casas a ellos y ahí fue cuando se formó un mierdero el hijueputa”.
Contrariando la versión que se conocía de la jornada de horror en el Meta, Mendoza insistió en echarle la culpa a su asesino, Buendía, sobre los hechos ocurridos en 1997. “Lo mandamos y este güevón se fue e hizo esa cagada ahí”.
Con el relato de Mendoza surge para el país y las víctimas de Mapiripán, el interrogante del por qué los paramilitares entonces decidieron adjudicarse la masacre, como lo hizo Carlos Castaño, extinto jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia.
Además, la justicia determinó que por acción u omisión integrantes de la fuerza pública fueron responsables como fue el caso del general retirado del Ejército, José Jaime Uscateguí, quien fue condenado por no haber hecho nada, según el falló, para evitar la incursión ilegal al municipio.
Sobre otros militares como el general Rito Alejo del Río procesado por esta masacre, Elí Mendoza dijo que como en esa zona operaba el Ejército en especial los hombres del Río, dejaron que le echaran la culpa de los muertos y de la alianza con los paramilitares. “Se la achacaron al generalito del Río”, dijo.
Martín Sombra, reconoció que su matón de confianza, el sanguinario Buendía parecía estar fuera de control, pues para esa misma época fue el perpetrador de la masacre de San Carlos de Guaroa en el Meta, en donde fueron asesinados tres investigadores de la Fiscalía, dos agentes del DAS, cinco soldados y un mayor de Ejército que estaban adelantando un proceso de extinción de dominio.
Lo que se informó en su momento, era que un comando de unos 70 paramilitares los habían asesinado y le habían echado la culpa al grupo conocido en esa época como Los Buitragueños, que era comandado por Héctor Buitrago y sus dos hijos.
Según El carcelero de las Farc, esta acción criminal fue perpetrada por su pupilo y sus comandos asesinos. “Fue e hizo la otra, (masacre), la de San Carlos de Guaroa, que se la achacaron a Hector Buitrago, a Martín Llanos y ahí en esa pelea inclusive mataron un poco de gente de la Fiscalía y en esa pelea me mataron a mi un muchacho comandante de compañía llamado Wilson Rincón, mataron a una comandante de escuadra llamada Mayerli y mataron a un muchacho llamado Carlos”.
Regresando a la masacre de Mapiripán y sobre la crueldad que se narró para la época, donde se dijo que las víctimas habían sido decapitadas, sus cuerpos tirados al río e incluso habían sido expuestos sus órganos al aire libre, Sombra lo negó, “nosotros no somos unos sádicos”.
Y aunque El carcelero negó que fueran sádicos, sí reconoció que las masacres de Mapiripán y San Carlos de Guaroa fueron errores de Marco Aurelio Buendía.
“En esa orden operativa al muchachito ese, porque no se le puede decir señor, ni caballero, viene a hacer semejante cagada, cuando resultó ese escándalo tan berraco y resultó lo de San Carlos de Guaroa sí me le acenté porque me habían matado a un comandante de columna, que era un oficial supremamente entrenado en los 13 años que yo lo había cargado, fue Wilson Rincón”.
Tras las dos masacres o cagadas como las llamó Sombra, dijo que Buendía fue sacado del área y llevado a otra región del país donde finalmente fue asesinado. “Lo recogimos, y lo echamos para Yacopí, pa la Palma, por allá, y allá lo sapiaron y lo mataron”.
Sombra dice que no entiende porque hay militares que se están atribuyendo esa masacre de Mapiripán cuando no tuvieron nada que ver. “Ellos dicen que ellos fueron, y ellos no fueron, pa que se van a atribuir güevonadas que no son”.
Elí Mendoza se ufanó de su paso por las Farc, por ser uno de los guerrilleros más antiguos en donde obtuvo aterradoras condecoraciones de las Farc por sus acciones criminales. “Yo fui condecorado en Marquetalia por valor y también sancionado por machista”.
La masacre de Mapiripán es uno de los pasados más dolorosos que tiene Colombia por cuenta de la degradada guerra entre agentes del Estado, guerillas y paramilitares, ahora 26 años después, el reto que tienen las autoridades es investigar y determinar si la versión de Martín Sombra es la real.