Nación
El desgarrador testimonio de hermana de soldado asesinado por el ELN en Arauca: “Sentía abandono del Gobierno”
La mujer compartió con profundo dolor que su hermano había expresado en una reciente conversación su sensación de abandono y desamparo por parte del Gobierno nacional.
Los rostros de Julián Patiño Arango y Bayron Andrés Correa Vargas son un trágico reflejo de la violencia que azota Colombia. El 17 de septiembre fue el detonante de esta guerra entre grupos armados y la Fuerza Pública.
Estos dos soldados, miembros del Batallón de Artillería de Campaña número 18, perdieron la vida en Puerto Jordán, Arauca, tras la detonación de artefactos explosivos, presuntamente perpetrados por el Ejército de Liberación Nacional (ELN). Otros 29 militares quedaron heridos.
María Alejandra Patiño, hermana de Julián, oriundo del Valle del Cauca, recordó que dedicó 12 años de su vida al servicio militar. Además, compartió con profundo dolor que su hermano había expresado en una reciente conversación su sensación de abandono y desamparo por parte del Gobierno nacional.
“De lo que hablamos hace algún tiempito es que estaba muy peligroso. Se sentían abandonados, se sentían muy solos, que realmente era solo entre ellos, entre ellos y que lo que Dios quisiera y los guardara de todo mal y peligro. Se sentía presión y abandono de parte del Gobierno”, relató María Alejandra en un audio revelado por Noticias Caracol.
Tendencias
La familia de Julián lo recuerda como un hombre apasionado y comprometido con su país. Desde joven, mostró un deseo ferviente de servir en el Ejército, soñando con una carrera militar que anhelaba extender incluso más allá de su tiempo de servicio.
“Antes de cumplir los 18 años hicimos las vueltas porque él quería pertenecer a el Ejército Nacional y llegar a ser soldado. De hecho, él decía que se pensionada, pero que él quería seguir, que esa era su pasión. Estaba entregado totalmente, comprometido. Ese era mi hermanito”, enfatizó su hermana.
Por otro lado, Bayron Andrés Correa, originario de Florencia, Caquetá, se unió al Ejército hace tres años. Tras la explosión, fue trasladado al Hospital Militar en Bogotá junto con otros soldados heridos, pero lamentablemente no sobrevivió debido a la gravedad de sus lesiones. Su muerte, junto a la de Julián, resalta la vulnerabilidad de los soldados que luchan en el terreno contra grupos armados ilegales, en condiciones que a menudo ponen en riesgo sus vidas.
Este trágico suceso no solo afecta a las familias de los caídos, sino que también evidencia la necesidad de una atención más efectiva a las fuerzas armadas y el reconocimiento de los desafíos que enfrentan. La violencia del ELN y otros grupos armados no solo se cobra vidas, sino que también deja un vacío en las familias y en la sociedad, que aún se enfrenta a la realidad de la guerra y la inseguridad.