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‘El Médico’, un capo del narcotráfico de vieja data, el principal testigo contra la exfiscal Ana Catalina Noguera
La hija del exrector de la Universidad Sergio Arboleda habría montado una red de corrupción que traficaba expedientes y vendía información a narcotraficantes y mafiosos. Esta es la historia.
Este martes, la Fiscalía General le imputará los delitos de fraude procesal, violación ilícita de comunicaciones y violación de datos personales a Ana Catalina Noguera Toro, quien hasta hace relativamente poco ostentaba uno de los cargos más poderosos en la Fiscalía General: Directora de la Unidad de Extinción de Dominio.
En esta red, según se pudo establecer, hacían parte el coronel Ricardo Alberto Durán, quien fue capturado el pasado 5 de febrero por vínculos con la mafia y actos de extorsión. El oficial de la Dijín –como revelaron varias fuentes- aprovechó su conocimiento y contactos para poner en marcha estos planes de exigencia de dinero a narcotraficantes y mafiosos.
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La investigación contra Noguera se originó a mediados de abril del 2022 cuando una familiar del capo Javier García, más conocido como Maracuyá, fue contactada para hacerle exigencias de dinero, así como presiones de la cúpula del ente investigador, entre ellas, la Vicefiscal General. Tras poner el caso en conocimiento de las autoridades aparecieron varios nombres, entre ellos el de Carlos Ramón Zapata y Ana Catalina Noguera.
Las pesquisas arrojaron que Zapata y Noguera se habían reunido en por lo menos seis oportunidades. En julio, se logró determinar que existía una constante comunicación entre la fiscal y los narcotraficantes, lo que dejaba en claro que se estaba presentando un tráfico de influencias dentro de la Fiscalía General, una situación de extrema gravedad que obligó a los investigadores a contactar fuentes humanas.
Una de ellas, le comentó que los principales clientes de esta organización eran las bandas dedicadas al narcotráfico que se encontraban en la ciudad de Cali. Igualmente, les reiteró el nombre de un viejo conocido, Carlos Ramón Zapata, quien sería el encargado de contactar a los potenciales clientes.
Con toda esta evidencia, en noviembre pasado, la Fiscalía General logró que se emitiera una orden de captura en su contra. Casi que de inmediato, el capo –recordado por ser parte de los Pepes en la década de los 80 y uno de los narcotraficantes más poderosos en medio de las guerras de los carteles de Medellín y Cali- se puso a disposición de las autoridades.
Poniendo sobre la mesa sus antecedentes de colaboración, manifestó que contaba con toda la información sobre esta red, reconociendo casi que de inmediato que todo lo que se había dicho de él era verdad, entre otras cosas, su relación con la ya exfiscal Ana Catalina Noguera Toro.
El capo, detalló la forma en cómo contactaron a mafiosos para contarles las investigaciones y operativos que existían en su contra. Esto con el fin que se anticiparan a las acciones de la justicia y pudieran seguir haciéndole el quite a la tan temida extradición.
Para esto, entregaban información útil y fresca sobre las investigaciones que reposaban en la Dijín, incluso, en más de una oportunidad sacaron los expedientes de la propia Fiscalía y se lo entregaron a los narcotraficantes para que vieran que esos datos eran confiables y que ellos eran serios.
Tras conocer que existía una investigación en su contra, a finales de diciembre, Noguera apagó sus teléfonos celulares, cerró su círculo interno e intentó salir lo menos posible de su residencia ubicada en el norte de Bogotá.
Por la gravedad de sus hechos, y como parte de la depuración de los funcionarios corruptos de la Fiscalía, se pedirá que sea enviada a la cárcel.