Reportaje

El polvorín de El Plateado: la intervención del Gobierno Petro no ha dado resultados. SEMANA recorrió la zona y esto fue lo que encontró

SEMANA llegó a las entrañas de los laboratorios de cocaína en El Plateado, Cauca, considerado el bastión de las disidencias de las Farc, el ELN y la Segunda Marquetalia. La región se convirtió en un polvorín las 24 horas del día.

17 de abril de 2025, 4:39 a. m.
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SEMANA llegó a las entrañas de los laboratorios de cocaína en El Plateado, Cauca. | Foto: Guillermo Torres / SEMANA

Un penetrante olor a gasolina, ácido sulfúrico, cal y cemento impregnaba el ambiente. El ruido estridente de una cortadora de pasto se mezclaba con la voz chillona de un cantante de música popular que salía de un pequeño y destartalado parlante que colgaba de una viga de madera, donde se encontraba amarrado con un pedazo de cabuya. La escena es la del laboratorio de cocaína al que llegó SEMANA en pleno corazón de El Plateado, en el Cauca, zona controlada por grupos criminales.

La región es dominada por las disidencias de las Farc de Iván Mordisco, el ELN y la Segunda Marquetalia; en un segundo plano están las Fuerzas Militares, que tratan de contener el avance de dichos grupos ilegales sin lograrlo del todo, pese a la movilización de tropas y armamento.

Así se procesa la cocaína en los narcolaboratorios en El Plateado, Cauca

Al ingresar al laboratorio clandestino que se encuentra al lado de la vía y a la vista de todos, incluida la fuerza pública, se ven cuatro hombres trabajando como hormigas. Cada uno tiene una tarea específica, como el químico, que se encarga de mezclar con dosis exactas el ácido sulfúrico, la gasolina y el agua que se necesitan para la producción de la pasta de base de coca.

Pero también están los otros trabajadores del laboratorio clandestino, quienes se encargan de meter paladas de hojas secas de coca en la picadora de pasto, de esparcirle en el piso cemento, sal y cal con el fin de que la hoja se pele más rápido, para después sumergirla en canecas con gasolina y ácido sulfúrico.

La cadena de producción en El Plateado se compone de varios eslabones. | Foto: GUILLERMO TORRES

Ahí la dejan reposar un tiempo para que el líquido con los químicos extraiga de la hoja de coca la sustancia adictiva que después se convertirá en polvo blanco. Las hojas mojadas con gasolina y ácido son llevadas en bultos a una gigantesca prensa artesanal, allí los trabajadores descargan las hojas procesadas y uno de ellos las pisa como si se tratara de una fina cosecha de vino, ya dentro de la máquina, que está compuesta por un gigantesco cilindro metálico, cuatro placas de acero y una tapa.

Con el cupo de la prensa al límite, los jóvenes aprietan la primitiva máquina apoyándose de una palanca de hierro que hace girar un rudimentario tornillo que empuja las hojas con gran fuerza para hacerlas escurrir hasta la última gota del envenenado coctel químico con el que fueron bañadas previamente.

Al obtener la sustancia adictiva, este nuevo líquido es revertido en enormes canecas azules que contienen gasolina, ácido y agua. Todos los ingredientes son batidos con un palo que sirve de molinillo hasta lograr extraer la pasta de base de coca, que después es llevada a las ‘cocinas’, en donde, con el calor de los hornos microondas, la convierten en panelas de cocaína. El kilo de la pasta de base que se produce en El Plateado vale –según estos trabajadores del cristalizadero– unos 2.900.000 pesos. A ellos, por un día de jornal, les pagan un aproximado de 90.000 pesos.

Las montañas de El Plateado y el departamento de Cauca están llenas de tupidas plantaciones de hoja coca.
Las montañas de El Plateado y el departamento de Cauca están llenas de tupidas plantaciones de hoja coca. | Foto: GUILLERMO TORRES

La cadena de producción en El Plateado se compone de varios eslabones. Los raspachines que recolectan la hoja de coca, el dueño del terreno donde se cultiva, el dueño del cristalizadero, el dueño de las cocinas en las que se procesa la pasta y los narcotraficantes que se encargan de poner el producto en el mercado nacional y extranjero.

La alta rentabilidad que produce el negocio de la cocaína explica la guerra entre las disidencias de las Farc, estructura Carlos Patiño; el ELN y la Segunda Marquetalia, del exjefe guerrillero Iván Márquez. Las organizaciones criminales se enfrentan por el manejo de toda la cadena de producción del lucrativo negocio, que se extiende sin control alguno por el cañón del Micay, como lo documentó SEMANA.

Desde las regiones de Balboa, Argelia, el Mango, Sinaí, Puerto Rico y El Plateado se observan las extensas plantaciones de hoja de coca; no existe montaña, planada ni zona verde que no tenga cultivos ilícitos, casi todos los habitantes aprovechan para sembrar la mata, que se convierte en costosas panelas de cocaína con el mencionado procedimiento. “Acá en la región no hay otra cosa que hacer, por eso nos dedicamos a esto”, le cuenta a SEMANA Andrés (nombre cambiado por seguridad), que tiene 17 años de edad y es uno de los cuatro trabajadores del laboratorio de cocaína al que llegó este medio.

Muchas familias en El Plateado viven de la producción de coca. | Foto: GUILLERMO TORRES

Asegura que conoce del negocio desde los 15 años, cuando, por falta de oportunidades, comenzó a trabajar como raspachín. Su papel es el de picar la hoja de coca, esparcir el cemento, la cal y los otros químicos antes de ser sumergida en gasolina. Por hacer este trabajo recibe 90.000 pesos diarios. Aseguró sin titubear que lo que ofrece el Gobierno del presidente Gustavo Petro para reemplazar los cultivos ilícitos no les sirve a los habitantes de El Plateado. La ecuación es simple: es más rentable la coca y hasta llegan al lugar a recoger la producción.

Mientras camina y revuelve con las botas de caucho las hojas con los químicos, menciona que con lo que gana ayuda a sus padres y le da para sostener su hogar porque decidió irse a vivir con su novia.

“Estas zonas por acá son olvidadas por el Gobierno y, por eso, nos toca dedicarnos a esto. A mí me gusta todo lo que tiene que ver con sistemas, acá no hay educación adecuada para los niños ni para los jóvenes”, cuenta.

La comunidad hace maromas para cruzar de un lado al otro luego de que las disidencias de las Farc volaran un puente.
La comunidad hace maromas para cruzar de un lado al otro luego de que las disidencias de las Farc volaran un puente. | Foto: GUILLERMO TORRES

Andrés afirmó que en El Plateado se apoyó al entonces candidato Gustavo Petro para que llegara a la presidencia, pero hoy hay desilusión porque el mandatario ha incumplido las promesas que los empujaron para darle su voto. “Ha incumplido los compromisos, como el arreglo de las vías. No se ha hecho nada. En educación también ha incumplido”, aseguró. Andrés afirma que entró en el negocio ilegal para ayudar a su familia, que es de bajos recursos.

“Mi familia es pobre y uno prefiere ayudar, trabajar, para que los padres no sufran mucho”, indicó. La producción de cocaína parece no detenerse en El Plateado. Casi todo el año hay cosechas activas; se trabaja desde el lunes hasta el domingo, como un reloj perfectamente sincronizado. El lunes se recoge la hoja de coca, se lleva al laboratorio y luego se exporta en panelas prensadas. La operación es sencilla.

Según el coronel (r) de la Policía y experto en temas de narcóticos, Miguel Tunjano, en El Plateado se producen cerca de cuatro cosechas de hoja de coca al año, es decir, unos 19 millones de kilos de hoja que alcanzarían un costo de 65.000 millones de pesos. No es solo rentable, la producción es continua, como no ocurre con otros cultivos. Con esos 19 millones de kilos de hoja de coca se logra una producción, según Tunjano, de 28.552 kilos de pasta de base de coca, dejando una rentabilidad al año aproximada de 82.800 millones de pesos. “El cultivador llega hasta la base de coca para obtener más ingresos”, dijo Tunjano.

Habitante de El Plateado afectado por la guerra entre los grupos criminales y la fuerza pública.
Habitante de El Plateado afectado por la guerra entre los grupos criminales y la fuerza pública. | Foto: fotos: guillermo torres-semana

¿Intervención fallida?

La otra cara de la moneda en El Plateado es la que ha querido mostrar el Gobierno con la militarización mediante la operación Perseo, con la que se buscó dar un golpe de autoridad a las disidencias de las Farc.

Sin embargo, para los pobladores del corregimiento caucano, el remedio ha resultado peor que la enfermedad. Aseguraron que llegar con militares al casco urbano lo único que hizo fue ponerlos en riesgo, porque en retaliación por la presencia de las tropas, los grupos ilegales actúan sin contemplación con actos terroristas, y en medio queda la población civil.

Así funcionan los narcolaboratorios en una zona de las disidencias de las Farc

“Acá vivimos con temor constantemente. Nos devolvimos 20 años, cuando en el Gobierno Uribe ingresaron los militares, se agudizó la violencia y no se produjo ningún cambio de fondo”, indicó la propietaria de un local ubicado cerca al parque principal. En la zona reina la ley del silencio, quienes hablan con la prensa lo hacen de manera clandestina, piden que sus rostros no sean fotografiados ni registrados con cámaras de video o celulares.

Laboratorios de coca en El Plateado. | Foto: GUILLERMO TORRES

Aseguran que no quieren ‘ser pintados’ por los grupos armados ilegales, que pueden tomar represalias. “Acá vino ese ministro de Defensa (Iván Velásquez) a hacer puro show porque no solucionó nada, recorrió una cuadra y luego se fue. Por el contrario, nos dejó con el problema de la guerra al haber metido a las tropas sin ninguna solución social”, añadió la comerciante. La presencia de los militares ya casi no se nota en la región.

En el casco urbano de El Plateado no se ven los patrullajes de las tropas. Incluso, SEMANA fue testigo sobre cómo, por orden del mando, fueron retirados más de diez vehículos blindados que hacían presencia en el corregimiento.Una de las tanquetas salió con la llanta destrozada por impactos de arma de fuego y con los vidrios panorámicos quebrados a punto de estallar, luego de recibir los balazos.

En el pueblo aún se encuentra el camión militar que fue quemado por los campesinos el pasado 7 de marzo, cuando 28 policías fueron secuestrados. La violenta reacción de la población fue por el rumor según el cual iba a iniciar la erradicación de cultivos ilícitos en la zona, planta que es protegida como un tesoro por los pobladores, y no es para menos, para ellos es su sostén.

Plantaciones de coca en El Plateado. | Foto: GUILLERMO TORRES REINA-SEMANA

“Que no nos toquen nuestro sustento porque ahí se arma la guerra”, aseguró un raspachín a SEMANA. Y es que para los habitantes de El Plateado, mientras no haya una solución real del Gobierno frente a los cultivos ilícitos, ellos prefieren que los dejen como estaban, sin presencia de la fuerza pública y “sin los espectáculos que están acostumbrados a dar los funcionarios del Gobierno haciendo promesas que no van a cumplir”, como el caso del exministro Velásquez, quien llegó con varias funcionarias que aprovecharon el viaje a El Plateado para tomarse selfis, pero las soluciones de fondo nunca llegaron. Los habitantes del convulsionado corregimiento denunciaron que, desde que entraron las tropas, los hechos de inseguridad se incrementaron en la región. Ahora hay hurtos, consumo de estupefacientes y casos de sicariato a plena luz del día y de manera abierta. Señalan que los grupos criminales eran los que mantenían el orden en la región, eran la autoridad.

“Nos encontramos en un riesgo total, ya un civil puede andar armado, y aunque para muchos los grupos guerrilleros son los malos, para la comunidad, en una parte, eran los que le ponían el control a esta sociedad”, afirma Miguel (nombre cambiado por seguridad), comerciante de El Plateado. Una posición muy distinta tienen las autoridades estatales, que defienden la intervención militar en la zona. El ministro de Defensa, Pedro Sánchez, que para octubre del año pasado, cuando comenzó la acción, era el comandante del CCOES, comando de Operaciones Especiales que ingresó al terreno, dijo que se logró la expulsión de más de 150 integrantes de las disidencias de las Farc. “Se logró expulsar a 150 bandidos de la Carlos Patiño (disidencias de las Farc) sin afectar a la población”, señaló el ministro.

El Plateado forma parte de los 15 enclaves que hay en el país donde se producen las mayores cantidades de cocaína. | Foto: GUILLERMO TORRES REINA-SEMANA

No obstante, Sánchez reconoció que la solución para El Plateado es muy compleja porque la región lleva décadas con el problema de los cultivos ilícitos.

“La gente ha sacado a la fuerza pública de El Plateado. Hay algunas personas que manipulan a la gente de bien. Pareciera que muestran a un paciente que no se quiere dejar curar”, añade.

La guerra en El Plateado no solamente afecta a los adultos. En medio de la intensa violencia que se da en la región, han quedado los más pequeños. Estudiantes de primaria escuchan constantemente cómo las balas impactan a escasos metros sus salones, lo que obliga a los profesores a suspender las clases y dar algunas de ellas de manera virtual.

Así ocurrió en febrero pasado, cuando las directivas del colegio Miguel Zapata tuvieron que parar la jornada académica porque varios proyectiles hicieron explotar los tanques de agua ubicados en la parte de atrás del colegio. Las autoridades responsabilizaron a las disidencias de las Farc del ataque y de poner en peligro a la población civil.

La guerra en El Plateado no solamente afecta a los adultos. En medio de la intensa violencia que se da en la región, han quedado los más pequeños. | Foto: GUILLERMO TORRES REINA-SEMANA

Jeremy Bolaño, gestor cultural de El Plateado, con resignación, cuenta cómo los jóvenes de la deteriorada zona se retiran de actividades lúdicas por miedo a caer en medio de un ataque terrorista. “Necesitamos más ayuda y acompañamiento del Estado porque nosotros trabajamos con las uñas, de manera independiente y la comunidad es la que nos colabora para solventar lo que requieren los jóvenes, nos toca hacer las actividades en el parque, bajo el miedo de que en cualquier momento caiga una bomba o una bala perdida”, narró.

La guerra en El Plateado por cuenta de la problemática de los cultivos ilícitos ha dejado muertos de lado y lado, pero, aparte de las vendettas criminales, es la población civil la afectada en su vida diaria. Tras la llegada de los militares, las disidencias de las Farc volaron un puente que comunicaba al corregimiento con zonas como La Hacienda y El Tambo, obligando a los campesinos a hacer maromas para poder llegar de un extremo al otro. Las motos tuvieron que ser sumergidas por el río para poder cruzar a la otra orilla, mientras los militares instalaban un puente metálico bajo constante hostigamiento de las disidencias de las Farc, que les lanzaban ataques con drones cargados con explosivos, como lo denunció el comandante del Ejército, el general Emilio Cardozo.

El Plateado es una región pobre, una realidad que contrasta con los ríos de dinero que ingresan de los cultivos ilícitos. | Foto: GUILLERMO TORRES

El Plateado es una región pobre, una realidad que contrasta con los ríos de dinero que ingresan de los cultivos ilícitos. Los pobladores hacen retenes y le cobran 5.000 pesos a cada vehículo que pasa, con el argumento de que es para el mantenimiento de las vías.

El pueblo tiene un par de calles pavimentadas, las otras son trochas y caminos de herradura. Su puesto de salud es básico. Si se presenta una emergencia de alta complejidad, el paciente tiene que ser trasladado a Popayán, un recorrido de casi seis horas, bajo el riesgo de morir en el camino. Por la presencia de los militares, las disidencias ya no patrullan uniformadas, lo hacen de civil para mantener el control de lo que está pasando en el territorio que consideran suyo. El Plateado forma parte de los 15 enclaves que hay en el país donde se producen las mayores cantidades de cocaína. Por el momento, no se ve una solución estructural al problema y menos por medio de los programas que ofrece el Gobierno nacional.