Nación
El testigo del montaje contra el general Jhon Rojas advierte una persecución del Ministerio de Defensa. Le abrieron una nueva investigación
El teniente Frederik Acuña busca un principio de oportunidad con la Fiscalía para revelar cómo fue el complot contra el llamado general de la paz.
El teniente del Ejército, Frederik Acuña, pasó de infiltrado a denunciante y ahora es investigado. Sus diferentes facetas en la justicia resultaron de un plan que, según su dicho, se gestó en el interior del Ejército y con el visto bueno de los generales de mayor rango en su momento, para convertir al general Jhon Rojas en un aliado de los grupos criminales.
Se trató de un montaje que el teniente decidió confesar y que se convirtió en una su cruz a cuestas. Al inicio, el teniente era quien manejaba la información del montaje contra el general, pero en el Ejército se hacen públicos los mayores secretos y ese complot contra el llamado general de la paz, también se destapó.
Cuando el teniente tomó la decisión de hacer un mea culpa, el montaje era de conocimiento de la Fiscalía, así que aterrizó como testigo del ente acusador y arrancó otro de sus enredos con la justicia. A pesar de confesar y revelar detalles, de ser testigo, para el Ministerio de Defensa y el mismo Ejército, se convirtió en una piedra en el zapato y —según fuentes del proceso— por eso le abrieron varias investigaciones disciplinarias.
Desde entonces, el teniente se defiende de lo que hizo por orden de sus superiores, que en este caso pasaron sin problemas. Se quedó respondiendo el subalterno y las investigaciones siguen. En las últimas horas, se conoció de una nueva investigación en el Ministerio de Defensa, ahora por información que circula en los medios de comunicación.
Tendencias
Lo que advierten los documentos en poder de SEMANA es que, por solicitud de un general salpicado en el complot contra el general Rojas, el Ministerio tomó la determinación de abrir la investigación al teniente, que en los últimos meses fue objeto de traslados: movimientos que en otros escenarios podría considerarse una persecución. La forma más simple y castrense de silenciar un testigo.
Ahora el que se consideraba testigo de este complot está arrinconado respondiendo por las investigaciones que deberían incluir a los generales que ordenaron los seguimientos al general Rojas, cuando estaba en la lista de elegibles para convertirse en el comandante del Ejército.
Los procesos disciplinarios avanzan con pasos de gigante, mientras que en la Fiscalía —como en buena parte de las investigaciones— están gateando, lejos de cumplir con su promesa constitucional de revelar la verdad. Con la demora, ganan los que ordenaron los actos ilegales que finalmente dejaron fuera del camino al general de la paz.
El teniente ya rindió un interrogatorio en la Fiscalía, donde reveló nombres, cargos, fechas y detalles del complot contra el general Rojas. El testigo cumplió, ahora el trabajo es para los investigadores, pero las presiones ya cruzaron la línea de la tolerancia y la tranquilidad. El deseo es que la verdad se pueda conocer antes de que las investigaciones disciplinarias acaben con la paciencia.