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“Encontré a mi hijo y lo enterré”: desgarrador testimonio de madre de médico secuestrado que resultó muerto en bombardeo
SEMANA conoció el testimonio de Magaly Martínez, madre de Leonel Martínez, quien fue secuestrado por disidencias de las Farc y falleció en un bombardeo del Ejército.
El desconsuelo la invade y no la deja mantenerse de pie. Y con razón; Magaly Martínez perdió lo más preciado que tenía: su hijo Leonel Martínez, un médico colombiano que fue secuestrado por disidencias de las Farc el pasado 11 de septiembre en Calamar, Guaviare, y que resultó muerto en un bombardeo de la Fuerza Aérea 15 días después en zona rural de Guainía.
Visiblemente afectada, la mujer contó en entrevista con SEMANA los fragmentos de la doble tragedia que le arrebató su tranquilidad. El pasado 27 de septiembre se informó de una operación militar en el departamento del Guainía, en donde presuntamente murieron 10 disidentes de las Farc, que estaban bajo el mando de alias Iván Mordisco.
El comandante de las Fuerzas Militares, general Luis Fernando Navarro, indicó en ese momento: que se había ejecutado una operación “contra estructuras del bandido Iván Mordisco, específicamente contra el Mono Ferley, y en este momento tenemos parcialmente la muerte de diez bandidos de esta organización y hay incautación de material de guerra”.
Magaly solo tiene la certeza de que en ese bombardeo murió su hijo Leonel. Pasaron ocho días desde la desaparición del médico y la desesperación de la mujer fue aumentando. A su casa acudía mucha gente de la zona rural a traerle enfermos, niños; entonces, ella empezó a regar la voz de que el doctor Leonel estaba secuestrado.
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La semana siguiente se enteraron de que hubo un bombardeo en Guainía y que había muchos muertos que fueron trasladados a Villavicencio. Al esposo de Magaly lo invadió la tristeza y se puso a llorar: ‘¿Qué tal que mi hijo esté por allá?, ¿por qué usted, Magaly, no se va para allá a averiguar?’, le dijo. Ella le respondió que no iba a ir porque su hijo no estaba muerto. Finalmente, él le insistió; y ella se fue el viernes 1 de octubre y llegó a Villavicencio, buscó a la Cruz Roja y les dijo que tenía a un hijo desaparecido, pero le respondieron que en ese bombardeo solo murieron terroristas.
“Estos muertos ya tienen ocho días de estar aquí’, me dijo la doctora. Ella le insistió que por favor me dijera los nombres; se negó al principio. Entonces, Magaly se arrodilló y le dijo que por favor no jugara con eso, que estaba desesperada buscando a su hijo, que por favor le dijera los nombres. “La doctora me dijo que me sentara y me preguntó si estaba preparada, yo le dije que sí. Ella me dijo que Leonel Martínez, de 29 años, nacido en Fortul, Arauca, estaba ahí con los terroristas. En ese momento no supe dónde quedé, me desmayé. Se me acabó la alegría, se me acabó todo”, relató con el mismo desconsuelo de ese día.
Cuando Magaly pudo recuperarse, se fue para la Fiscalía, donde cuenta que le respondieron: “Como su hijo estaba muerto ahí con los guerrilleros y había estudiado en Cuba, tenía una mente revolucionaria, que era un terrorista. Yo le dije que mi hijo no era eso; entonces, yo saco el celular para mostrarle lo que hacía mi hijo, pero él no me prestó atención, me dijo que yo hablaba mucho. Eso me dolió aún más en el alma”.
A regañadientes la atendieron y cuando le preguntaron el nombre de su hijo, ella respondió: “El doctor Leonel Martínez; me miró con burla y me dijo que si cuando yo le bauticé le había puesto doctor. ‘Y no me interrumpa más, hágame el favor’, me dijo”.
El cuerpo del médico Leonel Martínez lo entregaron el lunes 4 de octubre. Magaly viajó con los restos irreconocibles de su hijo hasta Fortul, Arauca, para enterrarlo en el mismo pueblo donde lo vio partir al extranjero seis años atrás con el sueño de convertirse en médico.
“Enterré a mi hijo ayer (miércoles), pero lo encontré. Él no volvió, me dijo que iba a venir, pero no volvió. No sé qué pasó con la homologación y con los papeles que los abogados habían metido. Yo lo único que quiero es que, cuando esté listo su título, me lo entreguen, aunque sea para tenerlo”, pide Magaly.
Ella quiere atesorar esos papeles como el último triunfo de su hijo. Él estaba confiado en que con las tutelas interpuestas esta vez sí tendría un resultado positivo y podría ejercer la medicina a lo grande. Oficialmente quedaría acreditado como el primer profesional de su familia. Leonel, 29 años, el doctor de Fortul, Arauca.
“Se desesperaba mucho por la homologación de su título. Lo último que pagamos fue 2 millones de pesos a un abogado. Él nos decía que lo ayudáramos, que apenas obtuviera el título nos devolvía toda la plata”, recuerda Magaly.
Noches antes de su secuestro, el doctor Leonel ya se planteaba una posible salida de Calamar. Nunca le gustó el pueblo por los riesgos para el personal médico. Leonel creció en Fortul, Arauca, donde fue reconocido como el mejor bachiller de su promoción y desde el Concejo le ofrecieron una beca para estudiar Medicina en Cuba. Las opciones eran pocas en Colombia, así que accedió a irse del país. Sus papás vivían en la zona rural y se mantenían económicamente de la venta de aguacates. No había mucho que pensar para tomar las maletas.
En Cuba estudió seis años, obtuvo su título como médico y a mediados de 2020 se ofreció a regresar a Colombia para atender la emergencia sanitaria desatada por la covid-19. En septiembre viajó en un vuelo humanitario y se reencontró con sus papás, que, para entonces, habían decidido invertir sus ahorros en una ferretería en Calamar, Guaviare.