Entrevista
“Es imposible entregar las armas”: Walter Mendoza, comandante de la Coordinadora del Pacífico, habló con SEMANA sobre la paz total
Walter Mendoza, comandante de la Coordinadora Nacional del Ejército Bolivariano, que agrupa a cinco bloques de las Farc, habló con SEMANA. Anunció que no entregará las armas ni firmará el fin del conflicto con Petro. Dijo que el bombazo contra Iván Márquez “fue fatal” y habló de política.
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SEMANA: ¿Cómo avanza el proceso de negociación entre la Coordinadora Nacional, que agrupa a cinco bloques de las disidencias de las Farc, y el Gobierno Petro?
WALTER MENDOZA: Tuvimos un problema con el camarada Iván Márquez, lo mal llamado divisionismo, contradicciones políticas, porque estamos en otra etapa de la lucha armada del desarrollo económico y político del país. Mi postura siempre ha sido que las contradicciones y la guerra se paran dialogando.
SEMANA: ¿Iván Márquez no quería eso?
W.M.: Sí, pero decía: “Si no hacen esto, no se puede”. Y hemos sido de la posición de que todo se puede negociar con respeto y altura. Los radicalismos no son buenos, los egos, eso no ha sido buen consejero. Cuando uno dialoga con la contraparte, hay puntos de encuentro y desencuentro.
SEMANA: ¿Y con Gustavo Petro en qué no se ha podido encontrar?
W.M.: Tenemos unas líneas grises o rojas. Yo, por ejemplo, estaba convencido de que los acuerdos de La Habana iban a ser realidad. Lo digo con toda sinceridad: pensé que era el fin de la guerra, de las masacres, el fin de los cultivos ilícitos. Nos dijeron una cantidad de cosas por las que creímos. Y mire lo que pasó. Nadie lo dice, pero Juan Manuel Santos no tenía planes para cumplir el proceso de paz en La Habana. Hizo el plan para desmovilizar, desarmar y destruir a las Farc. Escuché al expresidente Santos en una entrevista cuando dijo que quien tenía que cumplir los acuerdos era su sucesor, Iván Duque. Pero Santos fue el primero que le mamó gallo y le hizo conejo al proceso de paz. Hay cosas que no se dicen. Sabemos que hay un video, algún día debe salir, en el que Juan Manuel Santos y el exfiscal Néstor Humberto Martínez se reunieron un día antes de capturar a Jesús Santrich.
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SEMANA: ¿Qué dice ese video? ¿Sugiere un supuesto complot entre ambos para capturar a Santrich?
W.M.: Sí. Y la captura de Santrich marcó ese proceso. No soy la persona indicada para decirlo, pero es como si me preguntara por qué regresé a las armas. La DEA me tenía etiquetado para extraditarme. En el Cauca, donde estaba, hubo un comando que me esperó para matarme.
SEMANA: ¿Usted vio ese video?
W.M.: Nosotros lo tenemos.
SEMANA: Pero que Santos hable con el exfiscal no quiere decir que sea para entrampar a Santrich.
W.M.: Es que ahí se escucha.
SEMANA: Hablemos del proceso de paz que tienen hoy con Gustavo Petro.
W.M.: Hemos tenido muchos problemas y lo más grave en este proceso fue la captura de Araña. Cuando se dio el rompimiento político con la Segunda Marquetalia (que dirigió Iván Márquez), dijimos que había que hacer algo por la paz porque aquí somos mayoría: tenemos un aproximado de 3.000 hombres en Nariño y parte de Putumayo. Es una fuerza muy grande para tirar todo a la borda, porque ya habíamos avanzado. Gracias al proceso de paz estoy acá. Me levantaron la orden de captura y pude bajar con acompañantes y garantes. Acá aterricé en julio pasado. Valorable del Gobierno Petro que nos aperturó la mesa; en un gobierno de derecha no se hubiera hecho. Pero capturaron a Araña y la mesa se estancó por 90 días. Ninguno quiso volver a viajar, a salir, y dijimos que, si iba a continuar la mesa de conversación, que la hicieran en este territorio. Lo que hicieron allá fue un nuevo entrampamiento contra el proceso de paz. Nos preguntamos: ¿qué poder tiene el Gobierno si la DEA entró e hizo lo que quiso? Ahí no hubo comunidad internacional, nada, y Araña hoy está preso. La mesa no se repone, y todos los mandos decimos que no hay seguridad para un proceso de paz; nuestra delegación no tiene seguridad. Y hemos dicho: vamos a seguir en este proceso, pero tomando muchas prevenciones.
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SEMANA: Pero siguen con prevenciones y ya se va a acabar el Gobierno Petro. Eso preocupa.
W.M.: La paz y la verdad tienen que imponerse por encima de los deseos. En La Hormiga, Putumayo, dijimos: “Tenemos que dejar algo, mostrar algo para el futuro presidente o Gobierno”. Si no se puede, al menos que quede un precedente, que el Gobierno Petro hizo algo por la paz y nosotros también. Pero, si no se puede más, ¿qué más vamos a hacer? Mire este dato: en 2016, cuando se firmó el proceso de paz, las agencias internacionales y la ONU hablaban de 144.000 hectáreas de coca. Hoy hablan de 260.000, un aumento del ciento por ciento, y el problema éramos nosotros.
SEMANA: Claro, pero es que después las disidencias se multiplicaron y el Estado no copó los espacios que dejaron las Farc.
W.M.: Pues, sí, pero así lo hizo creer Álvaro Uribe, que había coca en Colombia, masacres, porque existían las Farc. Entonces, ¿cómo se explica eso?
SEMANA: Estuvo en el proceso de paz de Santos, volvió a las armas en Venezuela y ahora está negociando con el Gobierno Petro. ¿Alcanza a firmar la paz?
W.M.: No. Una vez el doctor Armando Novoa, el jefe negociador del Gobierno, nos dijo: “Tenemos que firmar el fin del conflicto en tres meses”. Y le respondimos: “Doctor Novoa, usted se equivoca. ¿Cómo vamos a firmar el fin del conflicto armado en tres meses si hay como 30 grupos armados?”. ¿Qué están haciendo con las otras mesas de negociación? El problema no es nuestro, el conflicto no solo es nuestro.

SEMANA: Pero Gustavo Petro quisiera, al menos en su paz total, desmovilizar a sus 3.000 hombres.
W.M.: Claro, pero nosotros estamos diciendo: “Allá ustedes pueden pensar lo que quieran, pueden decir: ‘Entreguen sus armas dentro de 15 días’, pero es lo que dicen ustedes”. Cómo vamos a entregar las armas si la vez pasada, mientras las teníamos, todo parecía que iba tranquilo, había maquinaria, los funcionarios del Gobierno llegaban cada rato, los abastecimientos llegaban puntuales, una maravilla, pero entregamos las armas, recogieron la maquinaria y los productos no perecederos empezaron a llegar podridos a las zonas veredales. Una vez nos mandaron un poco de ropa. Nosotros no necesitamos eso, ¿para qué?
SEMANA: Le insisto, ¿se ve entregando las armas en agosto de 2026?
W.M.: No, es imposible entregar las armas. Ejemplo, estamos diciendo: “Vamos a mostrar unos planes pilotos de sustitución de cultivos, pero hagámoslo ya”. En Chimbusa hay 1.000 hectáreas de coca; cambiémosla por cacao y caña. En eso estamos.
SEMANA: Reitero, ¿se ve entregando sus armas en agosto de 2026?
W.M.: No.
SEMANA: ¿Y firmando el fin del conflicto?
W.M.: No. Podemos llegar a acuerdos mínimos. Nos comprometimos a entregar 14 toneladas de explosivo; el plazo de la detonación ya se cumplió, era el 15 de septiembre, pero el Gobierno puso otro plazo porque tenían problemas de protocolo. El explosivo está listo para detonarlo.
SEMANA: Pero 14 toneladas de explosivos para ustedes es poco.
W.M.: Eso es mucho, es hartísimo.
SEMANA: Entonces, ustedes tienen mucho explosivo porque no se quedarán con las manos cruzadas.
W.M.: Ah, claro, la guerra es así. Nos comprometimos a hacer un plan piloto de reincorporación de 120 combatientes, quienes llegan a unas zonas parecidas a las veredales. Hay que esperar.
SEMANA: Si Gustavo Petro ve esta entrevista, quedará preocupado porque su objetivo es desmovilizar al menos un grupo cuando se vaya del Gobierno.
W.M.: No, porque nosotros hemos dicho que las armas no se pueden entregar hasta que no empiecen a cumplir. Ese fue el tratado con (Juan Manuel) Santos.
SEMANA: Armando Novoa, el jefe negociador del Gobierno, sabe que ustedes, en lo que resta del mandato, no firmarán la paz ni entregarán las armas.
W.M.: A él se le ha dicho, le hemos manifestado: “Doctor Novoa, analicen cuál fin del conflicto. Si fuéramos nosotros solos, la guerra se acabaría mañana. ¿Qué pasó con lo pactado en La Habana?”. Aparecieron esa cantidad de grupos, unos con diferentes ambiciones políticas y económicas; eso fue un plan de la extrema derecha. Iván Mordisco no es Mordisco como creen. Lo colocaron ahí desde hace mucho tiempo. De otra manera, ¿cómo uno se va a explicar que empezaron a matar guerrilleros por todas partes, amigos de guerrilleros, familiares? Eso tiene explicación.
SEMANA: Este escenario es complejo. Usted estuvo en la mesa de paz, pero se fue nuevamente a las armas, en Venezuela, con Iván Márquez. Y hoy lo veo escéptico. Petro, insisto, se decepcionará.
W.M.: No, porque él sabe que la guerra se acaba cuando las causas que la originaron terminen.
SEMANA: Pero si no lo lograron con este Gobierno, que es de izquierda...
W.M.: Algún día esto tendrá que cambiar. Vamos a avanzar con el Gobierno Petro. Ojalá pudiéramos firmar un acuerdo, pero hemos dicho: firmemos un acuerdo mínimo.
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SEMANA: ¿Cree que gane la presidencia alguien de izquierda?
W.M.: Complejo, pero habrá una coalición.
SEMANA: ¿Las disidencias interferirán en las elecciones?
W.M.: No lo vamos a hacer. El pueblo tiene que elegir a su candidato. Si escogen a otro de extrema derecha, se equivocó nuevamente. Nosotros les decimos que escojan al candidato de su preferencia, pero tengan en cuenta que deben elegir un candidato que trabaje por el pueblo, que traiga la paz a los campos, lo que necesita este país para que se acabe la guerra.
SEMANA: Si llega un candidato de derecha a hacer política a las profundidades del Pacífico, ¿se opondrán?
W.M.: No.
SEMANA: En conclusión, ¿qué se puede esperar de esta mesa de negociación hasta agosto de 2026?
W.M.: Siempre decimos que es el pueblo quien tiene que empoderar la paz, los cambios y la democracia. Si el pueblo no quiere, si no se unen los afros, indígenas, los campesinos, el estudiantado, los más de 30 millones de pobres, si no construyen un movimiento político y un partido que empodere la paz, los cambios y la democracia, habrá otros 50 años de guerra.
SEMANA: Pero el pueblo sí quiere la paz.
W.M.: Bueno, si quieren la paz, que se vea en las urnas; lo tienen que demostrar allá en 2026. Ahí se tiene que ver si quieren la paz.
SEMANA: Pero, insisto, tienen un Gobierno de izquierda como el de Petro y tampoco firman la paz.
W.M.: Pero, hombre, Gustavo Petro hoy no tiene el poder. El poder lo tienen los mismos; el Estado es una cosa y el Gobierno, otra. ¿Le han dejado pasar las reformas en el Congreso? ¿Tiene mayorías? ¿No le ha tocado cambiar de ministros a cada rato? Así no funciona un Gobierno. Cómo va a funcionar un Gobierno si en el periodo presidencial lleva no sé cuántos ministros.
SEMANA: Quien los cambia es él.
W.M.: Por algo será que los cambia.
SEMANA: ¿Le gustaría la reelección de Petro?
W.M.: Ojalá se diera. Hágalo bien o mal, pero ha sido el presidente que al menos ha tenido los cojones de decirles las verdades a los gringos.
SEMANA: Si pudiera votar, ¿por quién lo haría?
W.M.: Por un Gobierno del cambio, puede ser del Pacto Histórico. Uno dice que ojalá ganara, ojalá pudiera llegar Iván Cepeda. Ojalá.
SEMANA: ¿Qué sabe de Iván Márquez?
W.M.: Sería mentiroso decirle. Perdí comunicación con él. La última vez que hablé con Márquez fue cuando me vine de Venezuela, en julio del año pasado.
SEMANA: ¿Cómo lo vio?
W.M.: Ese bombazo lo dejó mal. Bien no estaba, hay que ser realista. Ese bombazo fue fatal para él. No sé por qué está vivo; yo no estaba, pero dicen que lo recogieron muerto.
SEMANA: Usted compartió con Márquez en Venezuela cuando él se reunió con el comisionado Otty Patiño para instalar la mesa de negociación con el Gobierno. ¿Qué limitaciones tenía?
W.M.: Ya tenía limitación en la vista, en la audición. Tenía limitaciones porque, como le digo, el bombazo fue tremendo, como para desaparecerlo. Hoy no puedo decir si está vivo o no. Con él perdí comunicación y más ahora cuando los elenos mataron en Venezuela a Aldinever, un referente en las Farc. Quedé incomunicado ahí.
SEMANA: Es que es muy extraño, Iván Márquez no aparece por ningún lado.
W.M.: Acá también nos extrañamos todos y nos preguntamos qué pasó con Iván Márquez, qué ocurrió. No se volvió a reportar, no hay un comunicado, no hay un video. Él hacía videos para los aniversarios de las Farc, de Manuel Marulanda Vélez, del Mono Jojoy, de Alfonso Cano. Y no ha aparecido nada. Mi intuición me dice que Márquez puede estar con quebrantos de salud graves. Estaba pendiente de una cirugía, pero no sé si se la hicieron. Él sigue siendo un ícono de lucha; lo respetamos mucho, fue un gran amigo.
SEMANA: La última conversación con él, cuando decidieron dividirse, ¿fue tensa?
W.M.: No, porque fue desde acá, a través de cartas; así nos comunicamos con él. Nos dijo: “Normal, sigan allá ustedes y nosotros miramos cómo hacemos”. Las puertas están abiertas, cuando quieran volvemos a dialogar, pero en la distancia es muy berraco. Acá se vive una cosa, allá (en Venezuela), otra, y hay que adaptarse a la realidad.

SEMANA: Vio cómo quedó Iván Márquez, reducido, limitado por un bombazo. ¿No teme repetir la experiencia si no firma la paz?
W.M.: No. Uno no se muere la víspera, sino cuando le llegue la hora.
SEMANA: Tiene 3.000 hombres. ¿Cómo los financia?
W.M.: No puedo decirles mentiras. Se sigue cobrando un impuesto a todo lo que es ilegal. Se está cobrando 150 por kilo de base y 150 por la salida del cristal. Aquí no se está ‘impuestando’ a contratistas, nada de eso, a nadie se le está pidiendo un peso. Solo a los compradores y vendedores de coca y minería ilegal.
SEMANA: ¿Cuánto vale sostener su tropa, 3.000 hombres?
W.M.: Aproximadamente, 30.000 pesos diarios por comida por cada guerrillero. Es harto.
SEMANA: Cambiemos de tema. A ustedes, que pertenecieron a la Segunda Marquetalia, los señalaron de estar detrás del atentado contra Miguel Uribe Turbay. ¿Qué responde?
W.M.: Pero de qué es que no nos han señalado a nosotros, de muchas cosas; la extrema derecha ha dicho muchas cosas. ¿Han podido comprobar que la Segunda Marquetalia estuvo detrás de la muerte de Miguel Uribe Turbay? Lo primero que dijo la inteligencia militar es que habían sido los elenos, luego el Clan del Golfo y después que la junta del narcotráfico con sede en Dubái.
SEMANA: Pero quien habló de la junta del narcotráfico fue Gustavo Petro.
W.M.: Sí. Y, al final, ¿quién fue? ¿No dicen que la inteligencia militar es muy efectiva, la DEA? Descartado, totalmente descartado que hayamos sido nosotros.

SEMANA: ¿Se ve algún día en el Senado?
W.M.: No. No estamos pidiendo curules en el Congreso, eso fue en el pasado; nosotros, no. Las comunidades tienen sus líderes y deben formarlos para ser alcaldes, gobernadores, congresistas, pero esta vez no vamos a cometer ese error: salir de una guerra e ir a elecciones. Miren el oso que hicieron las Farc: 53 años, 53.000 votos.
SEMANA: Si no va a la política, ¿qué se ve haciendo si algún día firma la paz?
W.M.: Sembrando caña y cacao. Uno para ser político tiene que ser mentiroso, y yo no sirvo para eso.
SEMANA: ¿Se volvió a hablar con Rodrigo Londoño?
W.M.: No.
SEMANA: ¿La relación quedó bien?
W.M.: No. Para nada. Pero no hemos hablado mal de ellos, hemos tratado las cosas diplomáticamente. A la hora que quieran hablar con nosotros, bienvenidos, que hablen, así de sencillo.