Nación
Escándalo: investigan posible alteración en el dictamen de Medicina Legal sobre la muerte del coronel Óscar Dávila. ¿Lo mataron?
SEMANA conoció que la Comisión de Disciplina Judicial investiga a 10 funcionarios de Medicina Legal involucrados en una supuesta manipulación de los sistemas del instituto forense.

La muerte del coronel Óscar Dávila, involucrado en las interceptaciones y los seguimientos a Marelbys Meza, exniñera de Laura Sarabia, podría tomar un drástico giro en los próximos días.
SEMANA confirmó que a la Fiscalía General de la Nación llegó una denuncia contra 10 funcionarios de Medicina Legal a los que señalan de adulterar el dictamen forense que había concluido que Dávila se había suicidado en la tarde el 9 de junio de 2023, en Bogotá.
La Fiscalía compulsó copias a la Comisión de Disciplina Judicial que, según confirmó este medio, abrirá un expediente por este caso.
El asunto es de extrema gravedad. Los funcionarios de Medicina Legal habrían alterado el dictamen, por lo cual se abre un gran interrogante sobre la muerte de Dávila. ¿Lo mataron? ¿Se trató de un homicidio y adulteraron el dictamen para concluir que fue un suicidio?
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Por eso, los 10 funcionarios de Medicina Legal serán investigados por falsedad en documento público, fraude procesal y manipulación pruebas.
El presidente de la Comisión Nacional de Disciplina Judicial, Mauricio Rodríguez Tamayo, anuncia la apertura de una investigación disciplinaria contra 10 funcionarios del Instituto Nacional de Medicina Legal por el caso del coronel Dávila. https://t.co/if1kX8q65f pic.twitter.com/APjwhTvcUI
— Revista Semana (@RevistaSemana) May 30, 2025
Según conoció SEMANA, los implicados habrían accedido a una base de datos de forma irregular; así las cosas, el expediente por la muerte del coronel Dávila deberá ser reabierto para establecer las verdaderas causas de su muerte.

El proceso, por reparto, está en manos del magistrado David Daza y se estableció que este viernes se va a dar apertura a la espinosa investigación que le da un giro completo a la historia de una de las muertes más polémicas y sospechosas del país.
Y no es para menos. Dávila era uno de los funcionarios encargados de la seguridad del presidente de la República, de la oficina de anticipaciones, en la que le practicaron las pruebas de polígrafo de forma arbitraria a Marelbys Meza y sacaron la copia espejo de su celular; y lo más grave, podría haber formado parte del engaño a la justicia para permitir la interceptación de los teléfonos de la niñera.
Desde un principio ha habido sospechas por la muerte de Dávila, pues no resulta normal que un hombre con rango de coronel, entrenado y acostumbrado a labores de inteligencia, hubiera decidido quitarse la vida apenas a unas cuadras de llegar a su casa.
Al momento de su muerte, se conoció que Dávila había enviado una carta al fiscal general, con fecha del 2 de junio, en la cual manifestaba su disposición para participar en una entrevista o interrogatorio en el cual revelaría todo lo que sabía. Lamentablemente, debido a su fallecimiento, esa cita nunca se dio.
Dávila era la mano derecha del coronel Carlos Feria, el poderoso exjefe de seguridad del presidente Gustavo Petro, quien —según varios de los policías judicializados por este caso— habría dado la orden de encontrar el dinero y los documentos secretos que supuestamente se habrían perdido en la casa de Laura Sarabia, lo que generó la persecución de la mencionada niñera.
Pero hay un asunto que llama la atención y pasó desapercibido en la investigación por el ahora cuestionado homicidio. El coronel Dávila, antes de ser llamado para convertirse en uno de los hombres fundamentales en el esquema de seguridad de la Casa de Nariño, era el jefe de las Comisiones Investigativas contra el Crimen Organizado (Cicor), una serie de unidades de la Policía distribuidas en el país para la persecución de objetivos de alto valor.

Justamente, el Cicor n.º 6, con sede en Medellín, era el encargado de la persecución al Clan del Golfo en la región de Urabá, donde operaba Wilmer Antonio Giraldo, alias Siopas, uno de los cabecillas de la organización criminal y heredero del otrora todopoderoso narcotraficante Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel.
A ese Cicor fue al que le habrían dado la orden, desde la policía judicial en Bogotá, de chuzar los teléfonos de las dos empleadas de Laura Sarabia, Marelbys Meza y otra, llamada Fabiola Perea.

El argumento, como explicó el hoy exfiscal Francisco Barbosa, fue que una fuente humana de alta confianza había advertido la necesidad de interceptar las comunicaciones de las dos mujeres porque tenía información que las vinculaba estrechamente con el peligroso Siopas. Así, justificando la chuzada, a Marelbys le pusieron el alias de la Niñera y a Fabiola la bautizaron como la Madrina.
Fue la misma Fiscalía, en rueda de prensa y acompañada por Medicina Legal, la que anunció que la extraña muerte obedecía a un suicidio.
“Desde el punto de vista forense se puede determinar que la muerte tiene todas las características propias de un suicidio”, fue el dictamen leído a medios de comunicación que hoy está en tela de juicio y anticipa un escándalo.