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Exclusivo: así es la rigurosa rutina de seguridad en los calabozos de la Dijín que molesta a Pipe Tuluá
SEMANA conoció detalles de la estrategia de seguridad que tiene la Policía en contra del cabecilla de La Inmaculada.

SEMANA conoció detalles del plan de seguridad que tiene la Policía para Andrés Felipe Marín Silva, alias Pipe Tuluá, recluido en los calabozos de la Dijín en Bogotá.

El robusto esquema de seguridad, aunque está centrado en evitar planes de fuga, tiene como uno de sus componentes principales evitar actos de corrupción por parte de Marín Silva.
Fuentes de la Policía confirmaron que el esquema de seguridad está a la cabeza de dos coroneles de la Dirección de Investigación Criminal (Dijín).
Para evitar actos de corrupción, los uniformados que lo custodian son rotados semanalmente y el trato con ellos es limitado. Los uniformados son sometidos a pruebas constantes para garantizar que se limiten estrictamente a tareas de vigilancia del detenido.
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De igual manera, indicaron las fuentes de la Policía, buscan que Tuluá no obtenga lujos y comodidades, como ocurrió durante su reclusión en la cárcel La Picota de Bogotá.

SEMANA reveló semanas atrás cómo el cabecilla de la estructura criminal de La Inmaculada había modificado su celda a su antojo.
El baño estaba enchapado, tenía ducha eléctrica, minibar, televisor privado, calefacción, sala para recibir visitas, entre otros lujos a los que no tienen acceso otros reclusos de La Picota. Asimismo, indicaron las fuentes de la Policía, el propósito de mantener a Pipe Tuluá aislado es frenar su poderío criminal.
Según indicaron altas fuentes de la Policía, su traslado por diferentes cárceles del país le habría servido para hacer contactos con cabecillas de diferentes organizaciones criminales.
¿Quién es Pipe Tuluá?
Andrés Felipe Marín Silva, alias Pipe Tuluá, es el principal cabecilla de la banda criminal La Inmaculada, que delinque en el Valle del Cauca, concentrando su poder en Tuluá.
A La Inmaculada, las autoridades le atribuyen extorsiones, sicariato, secuestros y otra clase de delitos de alto impacto.
Dentro de su prontuario criminal, se le atribuye la orden de 46 homicidios, de los cuales 39 habrían sido ejecutados por su estructura de crimen organizado La Inmaculada.
Tuluá enfrenta en Colombia una condena de 30 años de cárcel, y su reclusión en los calabozos de la Dijín obedeció, además, a su proceso de extradición a los Estados Unidos por delitos relacionados con narcotráfico.

Su reclusión en los calabozos de la Dijín en Bogotá desencadenó una ola de violencia en Tuluá, que fue rechazada en su momento por el ministro de Defensa, Pedro Sánchez.
Los colombianos rechazamos los actos violentos perpetrados por el grupo de delincuencia común organizada La Inmaculada, que afectaron el servicio de transporte público y alteraron la tranquilidad de los tulueños.