Expareja de Gilberto Rodríguez Orejuela reveló sorprendente secreto del capo: “Vomitaba y lloraba”

Hablar de Gilberto Rodríguez Orejuela es recordar esa época dura, triste, en la que el narcotráfico golpeó con fuerza a Colombia.

El ajedrecista, como era conocido Rodríguez, murió a los 83 años el 31 de mayo de 2022 en una prisión de los Estados Unidos, donde cumplía una condena de 30 años.

En vida, Rodríguez era considerado una de las figuras más influyentes en el mundo del narcotráfico durante los años 80 y 90, y además, hay quienes consideran que fue uno de los responsables de la caída del cartel de Medellín, liderado por Pablo Escobar, quien fue dado de baja por las autoridades el 2 de diciembre de 1993.

Ahora, cuando han transcurrido más de 30 años de esa época de terror, en el videopódcast Más Allá del Silencio, su expareja y confidente Aura Rocío Restrepo, exreina de belleza y quien convivió con el capo ocho años, reveló un secreto sobre el que fuera uno de los líderes del temido cartel de Cali.

En el videopódcast citado anteriormente, la exreina de belleza recordó que en esa época, donde los carteles de Cali y Medellín se enfrentaban a muerte, en la capital del Valle del Cauca, los taxistas y hasta algunos policías trabajaban para Gilberto Rodríguez Orejuela y todos sus secuaces.

“Nos llegaron a parar en retenes y le decían: ‘Señor, no nos han dado la platica de este mes’. Entonces él llamaba al capitán. Entraba [a Cali] un carro con placas de Medellín; siempre había inteligencia a las entradas de la ciudad y cada que había sospechosos y los capturaban, los muchachos les hacían ‘inteligencia’: que era torturarlos, a veces de acuerdo a la persona que cogieran. Y cuando había alguien muy importante que venía a hacer un daño grande y era ya probado, lo llamaban a él [Gilberto Rodríguez Orejuela]”, empezó contando.

En una de esas llamadas, según Restrepo, el capo salió de su casa y al regresar estaba “destrozado”.

“Subió de una al cuarto, derecho al sanitario, arrodillado, vomitando. Y vomitaba y lloraba y me decía: ‘No, yo no puedo estar viviendo esto. Una cosa es dar la orden y decir sí, pásenme la información. Pero tener que sentarme frente a una persona… yo sé que me viene a matar, a mi familia y a acabar la ciudad, pero eso no me quita qué siento cuando doy la orden de póngale la bolsa [en la cabeza] y la persona se está ahogando y lo están torturando y sáquele información’. Decía: ‘Yo no tengo que estar viviendo esto’”, relató Restrepo en Más Allá del Silencio.

Así mismo, Restrepo narró que él le decía que la vida que estaba llevando en el mundo del narcotráfico era muy miserable.

“Y él le pedía perdón a Dios, lloraba y se arrepentía todo el tiempo de su vida. Él decía que todo el dinero no justificaba lo que estaba viviendo y, que si él pudiera retroceder el tiempo, él entregaría todo el dinero que tenía por retroceder el tiempo y compartir con sus hijos y tener una vida normal y evitarse todo eso. Y lloraba, pero ya era muy tarde, ya no había reversa”, agregó.