Héctor Amaris, conocido como el Oso Yogui, guardó silencio en la declaración con la Fiscalía

“Aportar toda la información necesaria para esclarecer casos de corrupción sistemática y de alto impacto que han afectado gravemente a nuestra nación”, dijo desde los Estados Unidos Héctor Amaris, conocido como el Oso Yogui, tras advertir que está dispuesto a contarle a la Fiscalía hechos de corrupción en la Costa Caribe colombiana.

“Esquemas fraudulentos de licitación para favorecer a empresas vinculadas al clan Char”; Aida Merlano: “Financiación irregular de campañas políticas, compra de votos y obstrucción de la justicia. Aportaré nuevas pruebas que esclarecerán definitivamente este caso”; Tiendas Olímpica: “Lavado de activos y triangulación de recursos de origen ilícito mediante esta red empresarial”, dijo en su carta.

El hombre cercano a la casta política de la familia Char, prometió convertirse en testigo para explicar, en detalle, las “prácticas corruptas” que asegura conocer en la política de la región y de las que guardó pruebas, las mismas que advierte entregar a los investigadores de la Fiscalía.

Sin embargo, SEMANA pudo establecer que, hasta ahora, la supuesta arremetida de sinceridad judicial del llamado Oso Yogui es una promesa que parece más un invento que un compromiso con la justicia y la verdad, la misma que prometió respaldar en este punto de la investigación.

Héctor Amaris Rodríguez fue citado en dos oportunidades a la Fiscalía y escuchar su versión sobre los hechos de corrupción que asegura ser testigo. A las dos citaciones no asistió, no cumplió con lo que prometió revelar. Luego se conoció la carta que convirtió en un comunicado público con la férrea intención de destapar un escándalo de corrupción.

“Prácticas corruptas lideradas por Alejandro Char, con sus socios estratégicos, testaferros, colaboradores cercanos, directores de su partido, funcionarios de la Alcaldía de Barranquilla y diversas empresas fachada”, dijo Amaris en su comunicado.

Curiosamente, mientras el señor Héctor Amaris Rodríguez presentaba al país la carta en la que prometía la antesala de su testimonio, la Fiscalía lo convocaba, por tercera vez, a una diligencia de declaración, en esta oportunidad a través de medios virtuales, dado que se encontraba en los Estados Unidos.

El problema es que la intención y la promesa de revelar la verdad quedaron reducidas a un silencio absoluto. El llamado Oso Yogui tomó la determinación de guardar silencio en la diligencia, no quiso hablar, no contó lo que prometió quería revelar. La Fiscalía se quedó esperando la verdad que anunció en su carta.

Ahora, los fiscales de la dirección contra la corrupción esperan que sea el mismo Héctor Amaris Rodríguez quien se comunique formalmente con la Fiscalía para cumplir con su promesa de verdad, porque las cartas o comunicados no son versiones oficiales para la justicia.