Investigación
La cacería en el Dapre: despidos, maltrato, cartas de renuncias falsas y promesas de ascenso en el corazón del Gobierno Petro
Explosivas denuncias alertan de una guerra sin tregua en el Departamento Administrativo de la Presidencia tras la salida de Laura Sarabia y la cercanía de las elecciones del 2026.

El Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre) vive una guerra sin cuartel. SEMANA revela escandalosas denuncias que advierten de una supuesta “cacería de brujas” que deja episodios de posible acoso laboral, presunto maltrato verbal, eventuales irregularidades en documentos, resoluciones de insubsistencias y renuncias de personas que ajustaron décadas en las oficinas de la Casa de Nariño.
La inesperada llegada de Angie Lizeth Rodríguez Fajardo a la dirección de la institución el pasado 2 de febrero, luego de la repentina dimisión de Jorge Rojas Rodríguez, tras el primer consejo de ministros televisado que convulsionó al gabinete de Gustavo Petro, estuvo acompañada de varias sorpresas y una de ellas fue la posesión de José Alexis Mahecha Acosta como director administrativo y financiero del Dapre.
De acuerdo con testimonios de varios funcionarios que pidieron omitir sus identidades por la angustia de sufrir represalias, el nombre de este último hombre genera terror en los pasillos. Su aterrizaje fue sorprendente y levantó ampollas desde un principio: “Nos convocó a reuniones por grupos, se presentó y nos entregó una hoja en blanco para que escribiéramos los nombres de las personas que considerábamos que no debían seguir en el Dapre y argumentar las razones”.
Aparentemente, desde ese momento iniciaron los despidos sin justificación alguna. Datos suministrados por el Departamento Administrativo de la Presidencia revelan que entre el 10 de marzo –el primer día de trabajo de Mahecha Acosta– hasta el 23 de abril, salieron 32 personas de la entidad, entre asesores, profesionales y secretarios; el número podría aumentar en los próximos días porque hay empleados a los que ya les anticiparon el despido.
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SEMANA contactó a José Alexis Mahecha Acosta y a Angie Lizeth Rodríguez Fajardo para conocer las razones de las expulsiones, pero no hubo respuestas al cierre de esta edición. Lo cierto es que, sea cual sea el argumento, detrás de la escena hay fuertes cuestionamientos por la manera de proceder: algunos despidos se justificaron con falsas cartas de renuncia y no se tuvo piedad por las personas enfermas y que se acercaban a su fuero pensional.
Por la puerta de atrás
Rocío Gutiérrez, cuyo nombre real se omite por seguridad, salió a disfrutar de su periodo de vacaciones en Semana Santa y, al regresar, se encontró con una gran sorpresa: “Ya no trabajaba en el Dapre porque había renunciado, pero yo nunca renuncié, no escribí una carta de renuncia, pero me dijeron que ya la habían aceptado. Me declararon insubsistente y no me dijeron por qué”. En cuestión de minutos, le resetearon el correo institucional y le deshabilitaron el carné para moverse por la entidad.
Lo mismo ocurrió con una mujer que trabajó con los últimos tres presidentes de Colombia: “Yo salí a Semana Santa (y) cuando regresé el lunes, me habían enviado una resolución aceptando una renuncia; que yo había enviado una carta de renuncia y yo no hice eso. Me fueron sacando a mi suerte. Tengo derecho a trabajar, soy madre cabeza de hogar, fueron eliminándome”.
Si bien SEMANA insistió para que los líderes de esta entidad explicaran estos casos, hubo silencio. Cosa contraria ocurrió con los funcionarios que consideran que están en la mira de sus jefes y serían los próximos en salir de la entidad: “El objetivo de este Gobierno es barrer gente para entrar gente nueva, sin experiencia, sin méritos. Los ponen en los cargos porque estuvieron en la campaña. Yo sé que ellos tienen que hacer eso para lo que sigue. Van a pagar las cuotas políticas”.
Un empleado al que ya le solicitaron la renuncia, y que pidió cuidar su identidad, relató que la supuesta orden que dieron los líderes del Departamento es “cortar el mal desde la cabeza”, y eso se ha traducido en un calvario para varios de ellos: “Ha sido un trato indigno. Mi jefe no me quiere hablar. Él maltrata con términos despectivos, sumamente grosero, como si fuéramos enemigos. Nosotros somos apolíticos, trabajamos por un país. Si les va bien a ellos, le va bien al país”.
Sin embargo, estas presiones no serían exclusivas de la administración de Angie Lizeth Rodríguez Fajardo ni del Gobierno de Gustavo Petro, pues sumarían varios años de drama: “Todo el mundo tiene sed de poder, así sea por cien mil pesos. Hay una guerra por cargos, hay mucha presión, hay una guerra por figurar, hay acoso laboral. Eso siempre se vive allá, eso es normal. Allá hay gente mala, allá no hay gente buena”.

Presión sindical
Las supuestas confrontaciones por el poder también llegaron a los sindicatos del Departamento Administrativo de la Presidencia. Además del Sinedapre que se fundó en agosto de 2022, en febrero de 2025 apareció en el panorama Asopresidencia, que tendría cercanía con el Gobierno de Gustavo Petro. Entre los dos bandos ha habido fuego amigo y múltiples denuncias por eventuales irregularidades.
Al interior del Dapre, la atención está puesta sobre Asopresidencia. Varios funcionarios narraron a SEMANA que sus nombres figuraron en la afiliación del sindicato, pero no lo autorizaron: “Aparecieron en ese listado como si hubieran participado de una asamblea y nunca aprobaron el uso de sus datos personales. Hay unas presiones para que se afilien ahí. La gente no se atreve a denunciarlo oficialmente. Les están ofreciendo ascensos y pueden perder su trabajo si no se cambian de sindicato”.
Hernando Franco García, presidente de Asopresidencia, negó estas acusaciones y aseguró que han actuado con base en la ley: “Eso es completamente falso. Ninguno de nosotros tiene la facultad para tomar decisiones de esa índole, y en ningún momento hemos ejercido presión sobre ningún funcionario o funcionaria. La afiliación a nuestra asociación es completamente voluntaria y este libre proceso ha sido clave en el crecimiento sostenido de nuestro sindicato”.
El otro motivo de discusión es que, con base en las fuentes consultadas, el nuevo sindicato pretendería “amarrar” a sus funcionarios temporales de cara a un cambio de administración en las elecciones presidenciales de 2026 y haciendo uso del fuero sindical.

Asopresidencia reiteró que es mentira, pero reconoció que aunque “la afiliación a un sindicato puede proporcionar estabilidad a algunos de sus miembros, las garantías de permanencia son temporales y no están pensadas para ser una estrategia ante cambios de administración, los cuales son comunes en el sector público”.
El debate está acalorado entre las organizaciones, más porque en este momento se está adelantando la construcción del pliego de peticiones para discutir en la mesa de negociación conformada por los sindicatos y las directivas del Departamento Administrativo de la Presidencia. Además de las condiciones salariales y laborales, en esa conversación se definen asuntos sustanciales para el bienestar de los trabajadores.
¿Qué viene para el Dapre?
Con base en el relato de diversas fuentes, el Dapre estaría en manos de la estructura política del ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo. Como se recordará, Angie Lizeth Rodríguez Fajardo –actual directora– fue su asesora de despacho, y José Alexis Mahecha Acosta ostentó altos cargos en la cartera.
El vaticinio al interior del Dapre es que Jaramillo irá aumentando su poder y, en esa medida, deberá hacer despidos masivos: “Se dice que tiene que sacar a 300 personas para su proyecto político, que tienen que echarnos a todos porque el mal hay que matarlo desde la cabeza”.