ENTREVISTA
La doctora de la mafia: ¿mito o realidad? La historia poco conocida de ‘Sofía Otero’
¿Realmente existe una mujer que les practicó cirugías estéticas a los capos? ¿Dónde está? ¿Por qué nadie ha hablado de ella? Su enigmática historia apunta a dividir a la opinión pública nacional e internacional.
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“La Sofía colombiana convive con la Sophie norteamericana. Sin olvidar que mi nombre en español tiene cinco letras. Dicho número se asocia a la inquietud, las ganas de conocimiento y los deseos de libertad. Es el número de una lunática. No me cabía duda de que era mi número de la suerte. Suerte era ya, y muy grande, el mero hecho de vivir y brindar para contarlo”.
El relato de Sofía Otero, o Sofi, la Loca, seudónimos de su nombre real, guardado bajo llave, están contenidos en La caleta del jaguar. Se trata de una novela publicada en septiembre de 2025 a nivel mundial y que promete levantar ampolla en varios países.
La obra es autoría de Javier León Herrera, el escritor y periodista español reconocido por otros libros como Luis mi rey, la obra que sirvió de base para llevar la vida del cantante Luis Miguel a Netflix. También es autor de Sufre mamón, el libro sobre la agrupación musical Hombre G, muy reconocida en América Latina, y que también terminó en la pantalla adaptado a varios documentales españoles y estadounidenses.

En su autoría también está El tigre de Dios, basado en la vida del futbolista colombiano Radamel Falcao García, y Adiós eterno, libro que trata los últimos días del cantante mexicano Juan Gabriel.
En diálogo con SEMANA, Javier León Herrera da fe de la existencia de la denominada doctora de la mafia, habla de ella y cree en las delicadas denuncias que —sostiene— ella le hizo.
SEMANA: Apenas uno lee el libro, se pregunta si una persona de estas características existe o existió. ¿Sofía Otero es un personaje ficticio o real? y ¿por qué hasta este momento la historia no ha registrado que existe una mujer a la que denominaron ‘la Doctora de la Mafia’?
Javier León Herrera (J. L. H.): La pregunta que me acabas de formular fue la misma que yo le hice al espejo mirándome a los ojos. Cuando conocí a este personaje, me dije: ‘¿Realmente existen todavía personajes de este calado, de esta fuerza narrativa y dramática como para que se pueda escribir un libro alrededor de estas personas?’.
Y pues sí, yo me cruzo con la doctora de la mafia a raíz de una novela que publico recién llegado a Colombia, que presentamos en la Feria del Libro con Penguin Random House.
SEMANA: La bella y el narco...
J. L. H.: Exactamente. A raíz de esa historia, por la repercusión que tuvo la novela, a uno siempre lo busca gente. Y dentro de las personas que me buscaron estuvo esta doctora. Me reúno con ella, me cuenta su vida; estamos hablando de 2012, aproximadamente. Ahí estaba caliente todo el problema de México que se cuenta en el libro a raíz de que ella se va a trabajarles a los carteles mexicanos.
Y a mí sí me enganchó mucho. Desde el principio, dije: ‘¡Wow, es una vida realmente excepcional!’. Pero tal vez por cierto instinto que tenemos como comunicadores y como escritores, sentí que no era el momento de abordar esa historia. Yo le dije: ‘Mira, a mí me interesa’. Firmamos un compromiso, pero dejamos esto un poquito quieto porque estaba muy caliente lo que en el libro llamo ‘el escándalo de los leones’.
Y, efectivamente, no me equivoqué, porque como tres años después se produjo uno de los sucesos que —yo creo— es de los más extraordinarios en la vida de esta persona, que es la experiencia cercana a la muerte, que le cambia la vida.
SEMANA: Que en el libro La caleta del jaguar se describe como algo que sucedió en el Caribe.
J. L. H.: Sí, exacto. Yo quise arrancar un poco ahí. El primer capítulo es un compendio de una visión de ella donde se le viene a la mente esa experiencia que tuvo y hace como un resumen de todo lo que luego el lector va a ver.
SEMANA: ¿Para descifrar quién es la Doctora de la Mafia hay que leer La bella y el narco?, ¿es la continuación?
J. L. H.: No tiene que ver. Aunque yo cito en La caleta del jaguar a La bella y el narco, porque casualmente la doctora de la mafia, siendo objetivo militar de alias Jabón, acaba haciéndose íntima amiga de la protagonista de La bella (Yovanna Guzmán), que es la ex de Jabón (Wilber Alirio Varela Fajardo, narcotraficante del cartel del norte del Valle asesinado en 2008 por sus hombres de confianza en Mérida, Venezuela).
SEMANA: ¿Y qué se puede decir de la Doctora de la Mafia, por qué tanto escepticismo, por qué la historia no registra nada alrededor de ella?
J. L. H.: Cuando nosotros nos conocimos fue un cruce del destino. Le gustó mucho el trabajo que yo hice con La bella y el narco, y confió en mi persona para ponerle la pluma a su historia.
En México estuvo más para allá que para acá. A lo largo de la novela se narra que su vida ha estado en serio peligro y a ella le daba cierto susto no poder contar su vida y dejarlo como una enseñanza, que es lo que siempre ha querido hacer.
Y segundo, no cumplirles a los Mellizos, o al mellizo, a Víctor Mejía Múnera, concretamente. Esa responsabilidad que ella tiene para tratar de redimir las almas de sus amigos y la suya propia.
SEMANA: Pero, en concreto, ¿por qué nadie documenta la existencia de esta persona?
J. L. H.: El cruce de caminos es La bella y el narco. Yo, a partir de ese momento, es que tengo amplio conocimiento. Ha manejado y sigue manejando un perfil bajo. Supongo que tú me preguntabas si el personaje de Sofía Otero existe, es real. Bueno, el nombre no es real, pero el personaje, sí.
Ella ha sido siempre muy celosa, principalmente por los ambientes en los que se ha movido, por los personajes con los que ha tenido amistad o más allá de la amistad, por las personas con las que se ha relacionado, pues es típico de alguien que prefiere mantenerse en un bajo perfil y en un segundo plano.
Pero sí quería que su historia se diera a conocer, y por eso, como te decía antes, la fuimos cocinando a fuego lento desde que nos conocimos, en 2011 o 2012, no lo recuerdo con exactitud, hasta que hace como tres años en Madrid, España, nos volvimos a reunir y decidimos que ya era el momento.
SEMANA: Hay versiones que apuntan a que Sofía, según la obra, en la vida real es Angie y está en un país árabe, ¿es así?
J. L. H.: Eso me lo preguntaron recientemente, pero yo te tengo que contestar exactamente lo mismo que contesté en ese entonces: no puedo responder eso.

SEMANA: ¿Cuántos años tenía esta mujer para el momento en que, supuestamente, se dan los hechos de su relación con todo tipo de mafiosos colombianos?
J. L. H.: Ya casi finalizando el libro. Es cuando ella se va a la India porque está en plan filantrópico altruista; entonces se va allí a colaborar con una fundación que rescata a niñas. Ella está en esa misión y se va a celebrar su cumpleaños 50, lo cual le hace pelearse con el novio príncipe árabe que tiene en ese momento.
Eso se produce en un lugar extremadamente pobre, austero y humilde. Y bueno, en cada capítulo la línea de tiempo sí está marcada. Ella, creo, ahora mismo está como en sus 52 años.
SEMANA: Una persona que quiera leer la obra se preguntará, ¿cómo saber que lo narrado realmente ocurrió o es ficción por parte suya, el autor?
J. L. H.: Como te he dicho antes, esto es una historia que se viene cocinando a fuego muy lento. En ese tiempo, a uno como escritor y como periodista investigativo, pues le da tiempo para saber si está ante una historia real, o no.
Hay muchas técnicas investigativas, incluso con un solo testimonio se puede hacer, perfectamente. Si tú y yo ahora mismo nos vamos a tomar un café y me dices: ‘Oye, Javier, tengo una historia que me pasó antes de ayer impresionante’. Me la cuentas, yo te la grabo. Y al año nos vamos a volver a tomar un café y te voy a preguntar exactamente lo mismo. Si tú me estás mintiendo, yo lo voy a detectar en la primera frase que me digas.
Es una cierta habilidad que se nos da. Tengo 19 libros publicados, muchos de ellos de figuras muy insigne, biografías de no ficción. Tienes que clavar el dato, pero te equivocas en uno, te metes en la demanda, la credibilidad al suelo. Entonces, volviendo a tu pregunta, claro que yo me cercioro.

Por poner un ejemplo: yo con Maradona até hasta el último cabo, porque se estaba contando la historia con nombres y apellidos reales. Entonces, sí comprobé y eso se lo puedo asegurar al lector, y por la trayectoria mía, que la historia real está contrastada.
Ahora, eso sí, evidentemente aquí viene la parte que uno aporta como escritor y es un poco lo que se resume en el texto de la contraportada. Es decir, tú me das una serie de ingredientes de altísima calidad para hacer un coctel espectacular, yo como escritor tengo que meter esos ingredientes en una coctelera y sacar un producto, digamos, con una cierta coherencia narrativa.
Entonces, sí, evidentemente hay ciertos elementos de ficción para darle una continuidad, para hilvanar, de alguna manera, toda la vida tan excepcional.
SEMANA: ¿Por qué acuña ese nombre de la Doctora de la Mafia?
J. L. H.: Bueno, porque era la doctora de los grandes capos del narcotráfico.
SEMANA: En Colombia se hicieron series de televisión con este tipo de casos y el país recuerda, por ejemplo, cómo se escenificó la transformación del rostro de Juan Carlos Ramírez Abadía, alias Chupeta, capo del cartel del norte del Valle, que aún vive. ¿Lo modificó ella?
J. L. H.: Para nada. Eso también me lo preguntaron, y no. Ella es una una doctora especializada en medicina estética. La medicina estética se caracteriza, principalmente, porque no aplica métodos invasivos. Es decir, lo que Juan Carlos Ramírez, alias Chupeta, se realizó en el rostro, que son cirugías en todos los casos, no tiene nada que ver con ella.
Ella sí le aplicó tratamientos estéticos, algunos de ellos muy sui generis. En un libro de 648 páginas poder yo memorizar al pie de página todos los datos es imposible, pero ahí sí está reflejado lo que le hacía a cada quien, lo que les hacía a los Rodríguez Orejuela, lo que le hacía al propio Chupeta, lo que le hacía a Pacho Herrera, lo que le hacía a Don Berna y a los que estaban luego en el paramilitarismo, etcétera, etcétera.

Y en el caso concreto de Chupeta, hay un vínculo un poquito mayor que también se cita en el libro, y es que, de alguna manera, pues ella está emparentada con Chupeta.
SEMANA: ¿Y cómo explicar que una persona que supuestamente se movió en círculos del narcotráfico, muchas veces entre enemigos entre sí, sobrevivió?
J. L. H.: Conforme iba escribiendo esos capítulos, yo mismo me hacía esas preguntas, pero esta mujer tiene más vidas que un gato. A manos de Jabón estaba declarada objetivo militar y en el libro se cuenta la emboscada en Cauca, donde ella milagrosamente consiguió escapar, pero no otros tres amigos que iban con ella.
Por eso, cuando cuenta en el primer capítulo lo que le pasa en el Caribe, está haciendo la reflexión y dice: “Después de todo lo que tenía yo que pasar, que me venga yo a morir de esta manera tan pendeja”. Ha sido una vida constante en el hilo del alambre a la que milagrosamente ha sobrevivido.
SEMANA: Hay un apartado en el libro, por ejemplo, en el que ella dice que se mueve en Miami con los dineros de y en un vehículo gracias a Pablo, refiriéndose a Pablo Escobar. Y también hay un capítulo dedicado especialmente a los hermanos Múnera, los Mellizos. Entonces resulta llamativo cómo una persona, supuestamente, logra relacionarse de una manera tan íntima con todos los que fueron los grandes capos en Colombia sin que generara malestar entre sus enemigos...
J. L. H.: Es una de las cosas que más me llamó la atención, y lo sigue siendo. Tú conoces a esta persona y ves la habilidad que tiene de relacionarse. Estamos hablando de una persona con una capacidad, con un don de gentes extraordinario, capaz de moverse en esa especie de ciénaga o de arenas movedizas sin acabar hundiéndose. Es una pregunta que te haces, algunos lectores pilotos que tuvimos se la hicieron y yo me la hice como escritor, pero te puedo asegurar que es real.
SEMANA: ¿Por qué hay un capítulo especial dedicado a los Mellizos, los hermanos Víctor Manuel y Miguel Ángel Mejía Múnera? El primero fue abatido y el otro fue extraditado a Estados Unidos y hoy poco se sabe de él.
J. L. H.: Ella dice que era el alma gemela de los Mellizos. Válgame el juego palabras. Ella fue amante y convirtió ese romance en unas convulsiones tremendas porque es cuando conoce a Chupeta.
Víctor, al que dieron de baja, se convierte en un alma gemela, un nivel alto de intimidad. Entonces, con Víctor la conexión fue muy estrecha.
Estamos hablando de una persona con 14, 15 años, una persona extremadamente precoz para todo, que a los 18 años ya tenía consolidada esta íntima amistad con los Mellizos, que evidentemente eran los que financiaban buena parte de todo lo que ella generaba. Con ese ímpetu, con ese don de gentes y con esa berraquera, empezó con el tema de la moda en Nueva York; hubiera podido ser una Carolina Herrera, pero los caminos suyos fueron otros.
SEMANA: Si todo es real, ¿en qué momento ejerció como doctora de la mafia? No hay registros documentales de una intervención estética de ella a un capo, bien sea en prisión o en sus fincas.
J. L. H.: Bueno, ten en cuenta que lo último que deseaba cualquiera de estos actores en aquella época era que se supiera que se estaban aplicando cualquier tipo de tratamiento.
Puedo citar el ejemplo de Pacho Herrera (alias de Hélmer Francisco Herrera Buitrago, narcotraficante del Cartel de Cali). Los tratamientos que tenía para sus genitales, evidentemente, creo que no le haría mucha gracia que hubiera un documento que los certificara. Los tratamientos, los escenarios, personajes, insumos, medicinas, todo lo que se cuenta ahí, pasó. Eso pasó la prueba de la verdad que te decía antes.
Tengo absoluta certeza de que eso es totalmente cierto, porque evidentemente no hay más testimonio que el suyo. Pero, como te decía antes, uno tiene las herramientas para saber si el testimonio es cierto o no es cierto.
SEMANA: ¿Ella se apoyaba con alguien o hacía los procedimientos médicos sola?
J. L. H.: Ella se apoyaba con alguien más y se cita ahí también. Es decir, ella tenía apoyos puntuales. A veces no aplicaba directo el tratamiento, por ejemplo, trasplante capilares, ella no los aplicaba. Pero hacía el contacto, hacía la intermediación; discretamente organizaba la cita, ahí llegaba el narco, llegaba el trasplantador y se hacía. Eso también lo hacía ella.
SEMANA: Hay un capítulo especial dedicado a mencionar al futbolista Diego Armando Maradona. ¿Qué puede contar?
J. L. H.: Me alegro que me saques a Maradona porque es un personaje que ha generado controversia continuamente y, claro, el hecho de ver simplemente en un mismo texto juntas las palabras Maradona y narcotráfico genera cierta inquietud.
Sucedió en el hotel Meliá Cohiba de La Habana, Cuba. Ella se va a Cuba acompañando a dos narcos que estaban en proceso de la santería, que es una cosa también, el tema del esoterismo y los narcos, pues sabes que es algo que creo que el público tal vez esté un poco familiarizado con eso. Y bueno, mientras los narcos estaban encerrados haciéndose el santo, no les podía dar la luz, ella estaba con su botella de Dom Perignon en la terracita del Cohiba y escuchó una bulla. Llegó el mesero, le sirvió un poco de champaña y dijo: “Maradona”.
Dijo ella, ‘Ah, bueno’. Se cuenta ahí, en un capítulo, que estuvo a punto de acostarse con él y no lo hizo porque es la misma noche que se entera de que Jabón le tenía preparada ‘la vuelta’ en Madrid.
Acaba en la mesa de Maradona. Ese es el momento exacto en el que comienza un idilio, una relación íntima, muy estrecha de Diego Armando Maradona con esta, digamos, célula de narcos caleños, que se prolonga prácticamente hasta el momento de su muerte y que va a abarcar una serie de episodios, algunos conocidos. Lo que no se conoce es la intrahistoria, que es lo que se cuenta en la novela.
Por ejemplo, cuando Maradona viaja a Cartagena a operarse de la bariátrica. Ahí se cuenta cómo se llega hasta ahí y en qué circunstancias. Y ella cuenta cómo tiene que ir al rescate de Maradona, que estaba probablemente en el peor momento de su vida. ¿Es cierto que en el narcotráfico colombiano salvó la vida de Maradona 15 años antes de morir? Sí, rotundamente. Pero, aparte, esa parte de Maradona la he contrastado con otros actores que participaron directamente.
SEMANA: Y si la familia Maradona, abogados de Diego Armando Maradona, el pueblo argentino, se indigna con la obra, ¿cómo se contrarresta con evidencia, aparte del libro?
J. L. H.: No te avientas a publicar algo si no lo tienes contrastado y fundamentado. Entonces, por esa parte, tranquilos. Y, por la otra, no hay motivo alguno para indignarse porque no se está contando nada que ensucie la imagen de Maradona. Que se metía perico, no estamos revelando aquí nada. Más bien, al contrario, ahí se está contando en qué momento él tiene que dejar de tomar y lo hace ayudado por la gente de Colombia y no vuelve a tomar en la vida.

De hecho, se cuenta qué es lo que realmente sucedió en la famosa escena del Mundial de Rusia, cuando todos los medios publicaron que se había vuelto a drogar, que por eso los Emiratos lo habían corrido de allí, y no... Ahí se cuenta qué es lo que realmente pasó ese día y no tenía nada que ver con la cocaína, en absoluto.
No es precisamente este un libro que vaya contra él. Al contrario. Porque es amor fraterno, eso sí, total y absoluto, el que la Doctora sintió y siente por Maradona. Y ese último plan de rescate que tenían, que ahí se narra junto con un relaciones públicas de España. Yo también me entrevisté con él y con otros amigos exfutbolistas del Barcelona. Ellos hablan bien de Maradona. Se habla de una persona muy mal rodeada hasta el momento de su muerte.
SEMANA: También hay mención al fallecido cantante mexicano Vicente Fernández, ¿por qué?
J. L. H.: Porque tuve la ocasión de asistir al, por decir de alguna manera, altar que esta persona tiene de las fotos más relevantes de su vida y, aparte de varias con Maradona, hay dos impresionantes con Vicente Fernández.
Entonces, pues ahí entendí que era alguien que le había dejado cierta huella en su vida y por eso lo citamos, ni más ni menos. ¿Se compromete de pronto el nombre de Vicente Fernández en la obra? No, al contrario.
SEMANA: En el libro se habla mucho de un tesoro. ¿Se refiere al galeón San José?
J. L. H.: Si la contesto a cabalidad, voy a dañar la emoción de buena parte de la trama.

SEMANA: Se supone que el galeón San José está supremamente protegido y si es el mismo que en su libro dice que fue accedido por narcotraficantes, uno se pregunta cómo, no suena verídico. Aparte de eso, la retirada de dichos tesoros es supremamente complicada y uno se preguntaría cómo un capo, o unos capos, logran hacer lo que no han hecho la ciencia y personas con toda la capacidad para sacar un tesoro de lo profundo del mar.
J. L. H.: Hay una pregunta que le hace la Doctora al científico, uno de los personajes claves en la parte del tesoro, y es exactamente la misma que me acabas tú de hacer. ¿Y sabes lo que le contesta? Con plata y con conocimiento.

SEMANA: Hoy sería un escándalo total que supuestamente la mafia se llevó parte del tesoro del galeón San José.
J. L. H.: Bueno, no lo sé. El jaguar es esto. Jaguar es la pieza principal del tesoro. Y tiene unas propiedades, que no puedo arruinar.
SEMANA: ¿Qué es de ella hoy?
J. L. H.: Ella, desde un primer momento, dijo que sí quería contar su historia porque cree que al leer la obra deja una enseñanza muy clara. Por otra parte, prefiere no exponerse, digamos, de manera explícita y manejar un nombre ficticio.
SEMANA: Pero ¿es casada, soltera?
J. L. H.: Está sola. Creo que el círculo árabe está sin cerrar y ella está muy entregada a labores humanitarias en la India; está haciendo ese tipo de cosas y creo que muy satisfecha de haber visto su historia reflejada en una obra.
SEMANA: ¿Es real que es de Cali, ha regresado allí?
J. L. H.: Sí, la pandemia se la pasó ahí, ahí lo cuenta. Sí, pero hoy día está en un país árabe.
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