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La Guajira: los proyectos eólicos se ahogan entre el incumplimiento del gobierno Petro y la falta de voluntad de las comunidades
La situación en el norte de Colombia es bastante compleja.


Al borde del colapso. Así está la promesa de que La Guajira fuera el corazón energético de Colombia mediante la energía eólica junto con la solar, y así lo confirmó en SEMANA Alexandra Hernández, presidenta ejecutiva de la Asociación de Energías Renovables Colombia (SER).
La dirigente gremial precisó que hay ocho proyectos eólicos suspendidos y que otros están en riesgo por los constantes retrasos y garantías desde el Estado colombiano, pero también por los conflictos en las consultas previas con las comunidades.
“Hay doce parques pequeños eólicos entregando energía en fase de prueba técnica, mientras que otros siete proyectos eólicos y uno solar avanzan en sus trámites”, explicó.
De igual manera, señaló que hay proyectos de reconocidas empresas que enfrentan un desafío mayor con los permisos, especialmente en las licencias ambientales por parte del gobierno Petro y en la conexión con la red nacional.
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Aunque el gobierno del presidente Gustavo Petro ha expresado su compromiso con las energías renovables, en la práctica, los procesos son lentos y contradictorios.
“En el terreno, las licencias ambientales han sido demoradas y muchas veces archivadas”, asegura Hernández, lo que ha provocado impactos financieros críticos para las empresas.
La situación es tan grave que las compañías deben cumplir sus compromisos contractuales comprando energía a altos precios en el mercado mayorista, para luego venderla más barata bajo los contratos de energías limpias.
“Solo en esa operación, las pérdidas ya superaban el billón de pesos el año pasado”, alertó la líder gremial.
La falta de relación entre los actores involucrados —empresas, Gobierno nacional, autoridades regionales y comunidades— ha sido uno de los principales factores de estancamiento.
“Esto no lo puede hacer una sola parte. Debemos trabajar juntos. La región tiene potencial, el país necesita energía, pero estamos dejando pasar la oportunidad”, señaló Hernández.

Y es que uno de los temas más complejos en medio de todo este proceso ha sido la relación entre las comunidades étnicas, las empresas y el Gobierno nacional.
Hernández, en conversación con SEMANA, aseguró que las consultas previas con las comunidades se han convertido en un campo minado por la falta de claridad, demoras, bloqueos y exigencias que deben tener un redireccionamiento.
“Los mecanismos de participación ciudadana no pueden seguir siendo instrumentos para parar proyectos. Deben transformarse en veedurías que permitan el desarrollo de manera sostenible”, expresó.
La representante de SER Colombia hizo un llamado urgente a los habitantes de La Guajira y al llamado ‘gobierno del cambio’ para que haya un ajuste en medio de todo este proceso.
“Tenemos que cambiar el diálogo. Esto no es buscar culpables, sino cambiar la forma en que trabajamos y construir un propósito regional y nacional. Colombia necesita estas energías limpias”, detalló.

En medio de los embates que ha enfrentado este gremio en Colombia, Hernández dice que la fe sigue intacta, que aún tiene esperanza en sacar adelante estos proyectos.
“Siete proyectos siguen vivos, dos más están operando y otros mantienen la intención”, sostiene, pero advierte que sin un cambio real en la actitud institucional y comunitaria, “cada día de retraso socava la viabilidad operativa y financiera de los proyectos”.