RELACIONES EXTERIORES
“La prioridad es que salga Maduro”: Claudia Blum
La canciller colombiana habla sobre el difícil momento que atraviesan las relaciones con Venezuela, las repercusiones externas del coronavirus y las prioridades de su agenda diplomática.
SEMANA: ¿Tiene prevista alguna reunión con su colega de Venezuela?
CLAUDIA BLUM: Julio Borges, comisionado de relaciones exteriores del presidente Guaidó, es mi contraparte venezolana y con él conversamos frecuentemente para dialogar sobre la situación de ese país. Los aliados de Maduro en su régimen ilegítimo no son interlocutores nuestros.
SEMANA: ¿Cuáles son los asuntos principales con Venezuela?
C.B.: Primero, trabajar y ejercer toda la presión política y diplomática con el Grupo de Lima y más de 50 países para que salga el dictador y se abra la puerta al retorno de la democracia y del Estado de derecho. Sin elecciones presidenciales libres, la crisis allí seguirá agravándose. Un segundo tema es la atención a la migración de venezolanos, que es hoy la crisis humanitaria más grave del mundo. Y, por supuesto, otro asunto es la evolución de la pandemia en ese país, que seguimos por medio de la OPS, dado que el régimen acabó con el sistema de salud, y existe un complejo riesgo sanitario para los propios venezolanos y para la región.
SEMANA: Si hay temas de conflicto con Venezuela, ¿no es precisamente eso lo que hace necesario un diálogo?
C.B.: El desacuerdo no es con Venezuela. Colombia como los venezolanos queremos que la democracia vuelva, es un país que merece un mejor presente y futuro. Otra cosa es la permanencia del régimen ilegítimo del dictador Maduro que ha usurpado el poder mediante el fraude y la intimidación, que acoge terroristas, criminales y narcotraficantes. No se puede reconocer legitimidad ni interlocución a un régimen que viola los principios democráticos, que abusa de los derechos de los venezolanos y desconoce abiertamente todos los principios del derecho internacional.
SEMANA: ¿Por qué no existen con Venezuela relaciones consulares, para manejar los problemas que afectan a los ciudadanos colombianos que viven allá –de 3 a 4 millones– y que no necesariamente implican un reconocimiento del régimen?
C.B.: No existen porque el régimen ilegítimo ordenó de forma intimidante en febrero de 2019 la salida en 24 horas de nuestros funcionarios diplomáticos y consulares. El regreso a la democracia es la única garantía para que vuelvan las condiciones políticas, diplomáticas y de seguridad para que retornen. De todas formas, a los colombianos en Venezuela los seguimos atendiendo desde puntos consulares en frontera y otros medios virtuales.
SEMANA: ¿Qué significado tiene el retorno de venezolanos a su país a raíz del coronavirus?
C.B.: Es un retorno ilusorio, que no será duradero. Solo un 2 por ciento de los venezolanos han regresado y la inmensa mayoría, 1,8 millones, sigue viviendo en nuestro país, que los ha acogido. Venezolanos que vivían en extrema vulnerabilidad emprenden regresos muchas veces engañados, con la esperanza de encontrar un país mejor. La realidad es que la pregonada acogida del régimen solo deja pasar 300 personas al día; pero, al mismo tiempo, otros venezolanos siguen buscando cómo salir de su país para conseguir alimentos y medicinas ante la crisis humanitaria.
SEMANA: ¿Qué posición sostendrá Colombia frente a la presencia de representantes del ELN en Cuba?
C.B.: En el marco de nuestras relaciones diplomáticas y de cooperación, seguiremos insistiendo en que Cuba los entregue a la Justicia colombiana, y que cumpla el tratado de extradición vigente desde 1932 entre los dos países. Colombia espera que esas personas respondan por sus actos aquí y ante nuestros jueces.
SEMANA: ¿Qué opina de la posición de Estados Unidos al respecto?
C.B.: Esa es una posición autónoma. Por Colombia reafirmamos nuestro compromiso de unir esfuerzos en la lucha contra el terrorismo y de cooperar para que nunca haya impunidad por esos actos criminales. Es un objetivo del derecho internacional, esencial para la humanidad, que cada país debe honrar.
SEMANA: ¿Qué opina sobre las denuncias de apoyo desde Colombia a un intento para derrocar a Nicolás Maduro?
C.B.: Cada vez que Maduro quiere distraer la atención del mundo sobre sus abusos decide involucrar a Colombia en sus discursos falaces. Colombia no patrocina ni patrocinará acciones por fuera del derecho internacional. La democracia y las libertades deben regresar a Venezuela a partir de la presión diplomática y las acciones jurídicas. En esto Colombia no tiene ambigüedades.
SEMANA: Después del papel que ha jugado Cuba en los procesos de paz con las Farc y con el ELN, ¿no convendría mantener una relación que permita continuar con su apoyo en la búsqueda de la paz?
C.B.: Solicitar la extradición de personas reclamadas por la Justicia de un país por sus crímenes graves no puede verse como un factor que afecte relaciones entre los países, pues los tratados de extradición se firman para aplicarlos y asegurar cooperación judicial. Por otra parte, la paz con el ELN no depende de otros países, sino de las actuaciones de ese grupo terrorista. Mientras el ELN no cese sus actos criminales y terroristas ni libere los secuestrados, es imposible pensar en un escenario de diálogo.
SEMANA: ¿Qué espera de las relaciones con Estados Unidos bajo el presidente Donald Trump?
C.B.: Colombia ha tenido tradicional e históricamente excelentes relaciones con los Gobiernos de Estados Unidos. Con el del presidente Trump esa tradición se ha mantenido. Estados Unidos es nuestro principal socio comercial; somos aliados en la defensa de la democracia y de la legalidad; tenemos fuerte cooperación en proyectos de salud, inclusión social, en temas ambientales, en derechos humanos, en educación, cultura, innovación. Y, desde luego, en la asistencia humanitaria a la migración de Venezuela, crisis grave de nuestro continente.
SEMANA: Con Ecuador también ha habido problemas en la frontera. ¿Qué la hace diferente de las demás y qué se puede esperar?
C.B.: Con Ecuador, como con otros países respetuosos del Estado de derecho, nos identificamos en los objetivos de defensa de la democracia, de la legalidad y de los derechos humanos. Con el Gobierno de Quito podemos acordar respuestas comunes a problemas comunes. En campos que abarcan desde los retos del crimen organizado en zonas de frontera hasta la defensa de las instituciones, la promoción del desarrollo y del bienestar de la gente, y hoy en la lucha contra la pandemia.
SEMANA: ¿Qué restricciones les impone a la diplomacia y a las relaciones exteriores el cerramiento causado por el coronavirus?
C.B.: Aunque los espacios virtuales nos han permitido continuar con la agenda mundial, el cierre de fronteras y de viajes nos genera restricciones. En determinadas decisiones de alto nivel, y en negociaciones diplomáticas, hace mucha falta la relación directa, que es indispensable para promover agendas políticas, sociales y comerciales robustas. Esto lo vivimos cuando se suspenden visitas de Estado o conferencias que requieren participación de actores estatales, sectores privados y de la sociedad civil. La relación presencial nos permite conocer mejor las expectativas de los otros y profundizar en distintas materias, y lograr acuerdos más sólidos.
SEMANA: ¿Es suficiente la cooperación internacional para tratar con una pandemia que afecta a tantos países?
C.B.: No es suficiente, pero es indispensable. Por una parte, cada país debe definir sus respuestas internas, dirigir recursos y convocar a la comunidad nacional para enfrentar la pandemia y sus efectos en salud, en lo social, en la economía. Pero sabemos que ningún país puede salir solo de esta crisis. Y la cooperación es necesaria para coordinar acciones que nos permitan mitigar los contagios y acceder a las terapias y tratamientos, y crear el ambiente para recuperar la economía y el bienestar.
SEMANA: ¿Cuáles son sus prioridades en la Cancillería?
C.B.: Posicionar a Colombia como país líder en la agenda mundial de legalidad, tanto en la defensa de la democracia y los derechos humanos como en iniciativas globales contra la corrupción, el terrorismo y el crimen organizado; fortalecer nuestra tarea en lo ambiental y en el desarrollo sostenible, esenciales para el bienestar y la equidad; y apoyar nuestro reconocimiento como país competitivo para la inversión, la innovación y el emprendimiento. En el marco de la pandemia, mis prioridades están en la asistencia a colombianos en el exterior afectados por la crisis; en la búsqueda de cooperación de otros países para apoyar nuestra respuesta en salud; y seguir trabajando en las fronteras, especialmente vulnerables frente a esta emergencia global.
SEMANA: ¿Es verdad que no le gustan las entrevistas?
C.B.: No es verdad. Un cargo como la Cancillería impone el deber de informar sobre las posiciones institucionales, siempre en línea con las decisiones del presidente, quien dirige las relaciones exteriores. Mi forma de ser no es estar lanzando comentarios u opiniones sobre todo tipo de temas, pues considero que eso no corresponde a la Cancillería. No soy una persona reactiva; y siempre buscaré la franqueza, la moderación y la discreción del caso, para comunicar de forma estructurada las posiciones de Estado y los resultados institucionales. Así concibo la diplomacia en las comunicaciones.
SEMANA: ¿Cómo quisiera ser recordada como canciller?
C.B.: Como la canciller de un Gobierno que logró resultados, que supo enfrentar los retos con perseverancia, que ayudó a fortalecer el liderazgo internacional de la Colombia que lucha por crecer con equidad, y que contribuyó a consolidar la carrera diplomática, para que el país tenga el servicio exterior moderno y estratégico acorde con el mundo de hoy.