NACIÓN
Murió Martín Sombra, el temido carcelero de las Farc, que tuvo cautivas a Ingrid Betancourt y Clara Rojas
El excombatiente de las Farc murió en la ciudad de Bogotá en las últimas horas.

En las últimas horas murió Elí Mejía Mendoza, alias Martín Sombra, reconocido por la opinión pública como el ‘carcelero’ de las extintas Farc. Él estuvo detrás del secuestro y custodia en la selva de Ingrid Betancourt y Clara Rojas.
Él perdió la vida en el hospital El Tunal de la ciudad de Bogotá y, de momento, se desconocen las causas.
Este hombre fue uno de los más peligrosos de la guerrilla. En las tropas lo nombraron como un sujeto “sanguinario” que no tenía “compasión” por las víctimas, lo que lo hizo “célebre” entre sus compañeros de armas.
Luego de su captura en 2008, se acogió a la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), donde reconoció crímenes relacionados con el reclutamiento forzado de menores de edad y la instalación de centros de cautiverio.
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En medio de su comparecencia, volvió a ser detenido en febrero de 2020 en el barrio Molinos de la capital del país por su supuesta responsabilidad en el secuestro del ganadero Samuel Estupiñán, ocurrido en 2017 en Caquetá.
En 2023, armó una gran polémica en la JEP al reconocer que los autores de la masacre de Mapiripán, ocurrida entre el 15 y el 20 de julio de 1997, no habían sido paramilitares, sino miembros de las Farc.
En entrevista con SEMANA, él reafirmó su teoría: el asesinato de los campesinos fue cometido por una escuadrilla liderada por Marco Aurelio Buendía, uno de sus mejores hombres, que tenía bajo el mando a unos 150 guerrilleros.
“Nosotros teníamos comandos capaces de infiltrarse en cualquier parte y allá se despachó a Marco Aurelio Buendía. Era un muchacho que venía de la 86, Juan José Rondón, del Caquetá, y lo habíamos formado militarmente. Era muy bueno, lo mandamos, y este güevón se fue e hizo esa cagada”, dijo el excombatiente.
Con base en su testimonio, Buendía habría recibido un listado con las personas que debía matar: “No era un número tan alto como el que se dio en Mapiripán”, detalló en su momento el ‘carcelero’ de las Farc-EP.
Él también confesó que no solo entrenaba y reclutaba a menores de edad para la guerra, reveló que varios de ellos eran caníbales: “Hay una tribu que come gente. Son caníbales, indios, salvajes. En medio del entrenamiento de las fuerzas especiales de las Farc, les di orientaciones a los niños para que, en un eventual caso de desplazamiento, si no encontraban el alimento, la carne de humano servía para comer”.
Y narró que esta práctica escalofriante no era una obligación: “Se les dijo que el humano servía para comer, pero no lo llevaron a la práctica. De pronto fue un malentendido. Les dije: ‘Aprendan’. Pero allá nadie comió gente. Ningún alumno se iba a comer a otro”.
El excombatiente agregó que a los menores les enseñó tácticas de guerra, comunicaciones, enfermería y cómo matar a sus enemigos: “También a ahorcar sin fallar. El apretonazo. Es cuando el enemigo me da la papaya, lo cojo del cuello y solo lo suelto cuando usted… le puede dar en otras partes vulnerables: la nariz, la oreja; lo puede partir".