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¿Qué opina María Isabel? ¿Avalancha contra Uribe?
Vuelve y juega. En audiencia de hoy, el Tribunal Superior de Bogotá pedirá que no precluya el proceso en su contra por compra de testigos. Sólo un milagro haría que fuera al revés. Todo parece estar concatenado con el uso político-electoral de este gobierno de la ceremonia de pedida de perdón a los familiares de las víctimas de los falsos positivos, el hecho más repugnante y repudiable de la historia contemporánea del país.
A las 6:00 a. m., ¿qué estará opinando María Isabel hoy viernes, 6 de octubre, en SEMANA? Pues la opinión gira en torno a una afirmación, la de que no se había visto un uso político más procaz que el del Gobierno con los falsos positivos.
Falsos positivos, como se llama a estas ejecuciones que constituyen uno de los hechos más repugnantes, reprobables, vergonzosos, crueles, y que no están por encima de las peores cosas de cuantas han sucedido en la historia contemporánea de Colombia. Aún es incomprensible entender cómo unos miembros del Ejército llegaron a considerar que actuaban en su beneficio, por unas cosas como permisos de vacaciones por dar de baja inocentes que trasladaban -incluso- desde la capital del país para después asesinarlos y disfrazarlos de guerrilleros para que sumaran como bajas del conflicto.
Ya pasada relativamente su develación y la confesión de muchos de sus responsables, vino la correspondiente pedida de perdón por parte de este gobierno en nombre de los responsables, y nadie puede quitarle valor a este acto que a muchos de los dolientes, sin embargo, especialmente a las madres, aún no satisface del todo.
Pero con molestia es el ambiente de utilización política que tuvo la ocasión y la cadena de hechos que han sucedido a esta pedida de perdón público, porque es difícil no vincularla a intereses electorales. La primera coincidencia es que sucede la ceremonia de petición de perdón a pocos días de las elecciones regionales en procura de las cuales el Gobierno no pierde oportunidad propagandística.
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Eso encadena perfecto con la audiencia pública convocada por el Tribunal Superior de Bogotá para el día de hoy, en el marco del proceso por manipulación de testigos y fraude procesal que deberá enfrentar el expresidente Álvaro Uribe.
Se trata de un hecho sin precedentes, en el que se insistirá en no precluir el proceso en su contra y en el cual figuran como fórmula rarísima, en calidad de víctimas, el muy polémico exfiscal Eduardo Montealegre y su exvicefiscal Jorge Fernando Perdomo, así como Deyanira Gómez, esposa de Juan Guillermo Monsalve, el supuesto testigo comprado. Aunque, en realidad, muchos testimonios señalen a Deyanira como una muy peligrosa miembro o miembra, como les gusta decir ahora, aunque no sea castizo, de los grupos ilegales que azotaban y aún lo hacen incluso a la población civil.
No quiero caer en el escenario de que, en la acusación contra Uribe, uno diga que hace falta una ficha fundamental, la del entonces ministro de Defensa Juan Manuel Santos, que era el encargado de ejecutar sus instrucciones. Porque francamente a ninguno de los dos se les ha podido demostrar que fue una política de Estado diseñada de su parte para asesinar inocentes y sumarlos a bajas subversivas, y porque tampoco ningún gobierno cuerdo o a sus mandatarios se les puede pasar por la cabeza, que las guerras se ganan aparentando que se ganan con falsas bajas.
Cierto es que Uribe pudo haber cometido la equivocación de contratar a un abogado de dudoso proceder como Diego Cadena, que lo ha metido en innumerables líos para defenderse de la avalancha de acusaciones que lo atosigan.
Pero en el curso de los acontecimientos lo atropellaron con medidas como interceptarle ilegalmente el teléfono por parte nada menos que de la Corte Suprema, con una disculpa chimba, rechimba, como la de que habían confundido su celular con el de otra persona, ¡caramba!
En su defensa, el expresidente insiste en que su única pretensión era que se verificara una información que le había llegado en su contra, pero jamás que hubiera dado la orden de sobornar testigos, entre ellos a este oscuro personaje que se llama Juan Guillermo Monsalve, paramilitar condenado a 40 años de prisión por secuestro extorsivo, porte ilegal de armas y concierto para delinquir, que lleva, o por lo menos llevaba, en la cárcel una vida de lujos y excesos.
¿Que cómo se hace para que no lo conviertan en sospechoso más bien de un complot contra el expresidente Uribe por cuenta de este tratamiento preferencial en la cárcel y todo lo que ha acontecido después?
Lea la segunda opinión de María Isabel, hoy 6 de octubre:
¿Qué opina María Isabel? ¿Póker de alias?
Causó desconcierto que el presidente escogiera a alias Andrei, de las disidencias de las Farc y delegado de su lider, alias Mordisco, como vocero en las negociaciones de la paz total. La pregunta es si se atreverá a escoger a alias Calzones, señalado de tratar de asesinar a Petro cuando era candidato, como otro de los voceros de su paz total.
A las 6:10 a. m., ¿qué estará opinando María Isabel hoy viernes, 6 de octubre, en SEMANA? La opinión apunta al profundo repudio que, de resultar cierto, lo cual no es improbable, produce un supuesto atentado que llegó a planearse contra Gustavo Petro antes de su posesión como presidente de la República.
El cerebro sería el líder de la banda La Cordillera, César Giraldo Montoya, alias Calzones, acusado de ser cercano al Centro Democrático. Este ha negado insistentemente las acusaciones y a la fecha no ha sido aún capturado, pero cabe la siguiente comparación: siendo presidente en ejercicio, Iván Duque estuvo a punto de ser víctima de un atentado planeado su contra cuando viajaba rumbo a Cúcuta, procedente del Catatumbo.
Diez días antes, más o menos, había explotado un carro bomba en la sede de la Brigada 30 del Ejército en Cúcuta, dejando 36 personas heridas. Uno de los acusados de ese atentado en calidad de delegado de alias Mordisco, líder de las disidencias de las Farc, un alias Andrei, de nombre Carlos Eduardo García Téllez, fue elegido por este gobierno como vocero de la ‘paz total’.
A pesar de estar señalado como miembro del plan para derribar el helicóptero en el que se desplazaba, en ese junio de 2021, el entonces presidente Duque. Alias Andrei es uno de los seis representantes del autollamado Estado Mayor de las Farc y será uno de los encargados de sentarse con los delegados del Gobierno Petro para armar una mesa de negociación, aunque sea uno de los señalados como responsables de haber atacado a tiros el helicóptero presidencial.
Aún no es claro cómo se planeaba asesinar a Gustavo Petro, pero la pregunta es si el presidente actual, con igual generosidad con la que eligió a alias Andrei, que estuvo a punto de asesinar al presidente Duque, se atrevería a elegir o a nombrar a alias Calzones, acusado del complot que planeaban contra su vida, como uno de los delegados para las conversaciones de su proyectada paz total. Para que de Calzones pase a ser calzoncitos parlantes.
Entre tanto, muy importante reconocer el Nobel de Paz de este año, que recayó en la importante, valiente e icónica figura de Narges Mohammadi, que es una luchadora contra la opresión de las mujeres en Irán; lo que no sabemos es si este galardón le servirá para aliviar su condena de cárcel o si empeorará la retención en su contra.