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¿Qué opina María Isabel? Cumbre gremial en Palacio
Los asistentes del Consejo Gremial dieron la impresión de que les fue divinamente, porque lograron aclararle al Presidente que no eran los enemigos del Gobierno. Pero en el fondo, ¿qué soluciones aparecieron en la mesa ante las preocupaciones que plantearon? Como dice el dicho popular, “mucho tilín tilín” y…
A las 6 y 11 minutos de la mañana, ¿qué estará opinando María Isabel hoy miércoles 30 de agosto en SEMANA? Pues la opinión gira en torno a una pregunta: ¿cómo le fue finalmente el Consejo Gremial en su cumbre en Palacio con el presidente Gustavo Petro?
Se puede concluir que aunque el Consejo Gremial diga que muy bien, porque pudieron hablar con el presidente libremente, la verdad es que la reunión no salió tan bien. En primer lugar, y como ya es usual, el presidente les llegó 50 minutos tarde, ya esas faltas de respeto se le perdonan con tal de que finalmente el presidente llegue.
Todos resaltaron que el tono fue supercordial, porque ni más faltaba que los gremios privados terminen peleando con el presidente de la República y se dejen clasificar con como enemigos del Gobierno, no. Pero prueba de que no salió tan bien la reunión es que se habló mucho y no se concretó nada.
Los gremios reclamaron mayor seguridad en el país, ante lo cual el programa bandera del Gobierno es el subsidio a los jóvenes por no matar. Reclamaron también los gremios que la ministra de Trabajo no hubiera concertado con ellos la reforma antes de presentársela al Gobierno. Pidieron que “no nos vuelvan a sorprender con proyectos sin haber sido discutidos”, ante lo cual la ministra de Trabajo dio una respuesta que aún nos preguntamos qué es lo que realmente quiso decir: “no más Coca-Cola en el desierto”.
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Pero para completar, el presidente Petro remató reviviendo la vieja frase de batalla del fallecido exministro y escudero samperista Horacio Serpa, que dice que “aquí no podemos mejorar los salarios ni acortar la jornada laboral de 10 de la noche a 6 de la tarde porque se acaba el empleo. Mamola”, dijo el presidente.
A su vez, los empresarios plantearon preocupados la necesidad de una reactivación económica y una salida para bajar las tasas de interés que son potestad del Banco de la República y no del presidente, aunque su ministro de Hacienda tenga asiento en su junta. En resumen, que no son enemigos, okay; pero no significa que en este momento no estén enfrentados: tienen intereses distintos. Que pudieron expresarle sus preocupaciones al presidente, okay; pero que soluciones no hubo, no se les propusieron. Y que “mucho tilín tilín y pocas paletas”.
Lea la primera opinión de María Isabel, hoy 30 de agosto:
¿Qué opina María Isabel? Cielo, ¿qué pasó?
Hasta ayer duró el nombramiento de Cielo Rusinque como nueva jefe de gabinete, o de despacho, como se rebautizaría el cargo de la destituida (y a punto de ser reencauchada) Laura Sarabia. El presidente necesita ahí a alguien que, como la famosa imagen de los tres micos, ni vea, ni oiga, ni hable. Puede ser que la anticipación con la que Rusinque salió ante los medios a anticipar su nombramiento, sin que aún se concretara, hubiera roto esa regla de oro.
A las 6:02 de la mañana, ¿qué estará opinando María Isabel, hoy miercoles 30 de agosto, en SEMANA? Pues la opinión gira en torno al desorden que aún reina en la estructura de la Casa de Nariño que llevó en alguna entrevista al exministro Alejandro Gaviria a opinar que tal era su desarticulación que parecía que había más presidente que Gobierno.
Quién sabe entonces qué fue lo que molestó al presidente Gustavo Petro a la hora de resolver ese problema, de recomponer el personal y las jerarquías en la Casa de Nariño, de convertir, como se ha anunciado, a la actual directora del DPS, Cielo Rusinque como su nueva jefe de Gabinete en reemplazo de la destituida Laura Sarabia.
Hoy amanecemos con la noticia de que “nanay cucas”. Sarabia sí llegará a manejar los billones del presupuesto que corresponden al DPS y por eso también regresa al círculo íntimo de Petro en el Palacio e incluso influir en su agenda y ordenársela un poco. Pero ahora parece que la que sale del todo y no será jefe de Gabinete ni nada será Cielo Rusinque.
¿Qué pasó? Una razón es que ella misma salió a confirmar en algunas emisoras radiales que sería la nueva jefe de Gabinete antes de que su nombramiento se hubiera concretado, ni siquiera su hoja de vida estaba publicada, ni firmado aún menos el decreto su nombramiento. Ya eso no parece que sucederá y aún más: hasta Rusinque que podría terminar del todo por fuera del Gobierno.
No puede ser que esta funcionaria sencillamente hubiera recogido la información de los medios acerca del tal enroque con Laura Sarabia, pero que nadie, y menos el presidente Petro, hubiera conversado con ella acerca de su nueva designación, que ya no se llamaría, según Rusinque, jefe de Gabinete, sino jefe de Despacho.
¿Entonces qué? ¿Se la inventó ella? Es que la verdad para ser jefe de Gabinete o jefe de Despacho que es el nombre como este gobierno designa quien maneja la agenda del presidente y le habla al oído —si es que el mandatario conserva oídos, porque no parece escucharle a nadie—, se necesita no solo tener una gran prudencia política, sino una comprobada fidelidad a lo que ocurre en el entorno presidencial; una gran y suprema discreción en cuanto a su lealtad para no decir ni ‘mu’ de lo que ve alrededor.
Si Rusinque se apresuró a publicar un nombramiento que no le habían hecho es una muestra de que no era la persona para aguantar callada las aventuras personales del presidente, que han llevado los medios como la revista Cambio a preguntarle al presidente de frente sobre su estado de salud, sobre si sufre de depresiones y sobre si tiene adicciones.
“No” fue la respuesta a estas preguntas. Y sobre sus frecuentes incumplimientos de su agenda oficial, le echó la culpa el presidente a que extraños manejan mal su agenda, cuando hasta donde se sabe, parcialmente, esa función, después de que se fue Laura Sarabia, actualmente la cumple un hombre de toda su confianza: Carlos Ramón González.
De tan memorable entrevista, solo queda en firme una noticia que no deja bien parado al presidente en cuanto a su caballerosidad: que Ingrid Bentacourt y Carlos Alonso Lucio, cuando eran pareja y congresistas, lo visitaron en su apartamento de Bélgica y le rompieron una cama. Por lo pronto se conoce que las investigaciones contra Sarabia que adelanta la Fiscalía saldrían de su órbita y pasarían por razones de fuero de la reencauchada funcionaria a la Corte Suprema donde el proceso arrancaría de cero.
Estamos lejos de saber de dónde vino la plata que mantenía la señora Sarabia, o la doctora Sarabia, en una maleta en su casa, ¿cuánto era total el efectivo que mantenía?, ¿y a quién pertenecía realmente? Nos quedaremos sin saber eso. ¿Y por qué su niñera fue chuzada y fue sometida al polígrafo? y ¿por qué visitaba con tanta frecuencia en chárteres privados al embajador en Venezuela, Armando Benedetti? Entonces solo queda una pregunta: ¡Cielo!, ¿qué pasó?