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¿Qué opina María Isabel? La ley de sometimiento prende motores
Y con un ponente frentero, el senador Ariel Ávila, también despegan las controversias. Sobre todo, vale la pena saber si en quien recaerá su aplicación, el fiscal Barbosa, aguanta que su ponente le diga tres veces consecutivas, “mentiroso compulsivo”.
A las 6:10 a. m., ¿qué estará opinando María Isabel hoy miércoles 24 de mayo en SEMANA? Pues la opinión gira en torno a lo que ya estaba cantado, que en la Comisión Séptima de la Cámara terminarían aprobando, eso sí, de parche en parche y de lenteja en lenteja, el articulado de la reforma de la salud por 14 votos contra 6. Ahora sigue el debate en la plenaria de Cámara y luego arranca su recorrido por dos debates en Senado.
Pero no es lo único que tiene sumidos en gran expectativa a muchísimos colombianos, también están medio millón de empleos que se perderán con la reforma que ahora empieza su tránsito por la misma Comisión Séptima, como aseguran los expertos en el tema, acompañada de esta reforma de sus respectivos platos de lentejas, porque si no hay acuerdo con los jefes de los partidos, se advierte será negociación uno a uno.
La perspectiva de lo que sucederá con las pensiones de los colombianos también está sobre la mesa, y para coronar, el proyecto de ley de sometimiento a la justicia, cuyo ponente el senador Ariel Ávila ofrece una ventaja, que es frentero y por lo menos se ha concentrado en dejar claro en qué consiste realmente este proyecto de ley para que podamos controvertirlo.
Aunque él insiste en que no habrá negociación con narcos, sino un sometimiento colectivo, pues eso se le puede controvertir. Porque, a cambio del sometimiento, habrá gabelas como rebaja de penas, que precisamente forma parte de esa negociación para su sometimiento.
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Pero Ávila es claro en que de ninguna manera habrá excarcelación masiva de presos, en que no se crearán nuevas JEP o JEPcitas, y que la extradición no se tocará. Es decir, continuarán los procesos de extracción como vienen y recordemos que en todo caso, les toca pasar por dos peajes, el de la aprobación de la Corte y luego la decisión del presidente de la República.
Lo que queda abierto como gran incógnita es ¿si el fiscal Francisco Barbosa apoyará o no la ley de sometimiento? Pues el propio ponente senador Ávila sitúa la aplicación de esta ley en cabeza de la Fiscalía, e insiste en que sus reparos han sido acogidos casi en su totalidad.
Pero a continuación de decir ello, en entrevista que da hoy a El Tiempo, llama a Barbosa mentiroso compulsivo y saboteador, y nuevamente mentiroso compulsivo, y otra vez mentiroso compulsivo, que solo obstruye la justicia en este país.
Entonces la pregunta es, ¿aguantará el fiscal el tratamiento que le da el senador ponente como para que su apoyo al sometimiento, que es un sometimiento sí, aunque negociado, sea incondicional? Solo el tiempo lo dirá.
Escuche la otra opinión de María Isabel Rueda de hoy miércoles 24 de mayo:
¿Qué opina María Isabel?: ¿ayudaría la renuncia de Danilo Rueda?
Eso es lo que están pidiendo desde muchos sectores: que renuncie el comisionado de paz, ante su cadena de fracasos. El último, el fusilamiento de los 4 niños indígenas, que el estado mayor de las Farc admite que sí cometió, pero aclara con inmenso cinismo: no fueron cuatro, sino tres y ya estaban en edad para la guerra.
A las 6:00 a. m., ¿qué está opinando María Isabel hoy miércoles 24 de mayo en SEMANA? Pues la opinión gira en torno a la gran cadena de equivocaciones improvisaciones en ingenuidades que han caracterizado a la fallida construcción de la paz total por parte del Gobierno Petro, quien cándidamente imaginó que su origen político de izquierda le abriría facilísimo y segurísimo las puertas con las disidencias de las Farc e incluso con los narcotraficantes.
La primera embarrada fue el cese bilateral del fuego ―que el último día del año pasado anunció el presidente― que de bilateral no tuvo nada. Fue unilateral, al ejército le prohibieron las operaciones ofensivas contra los más peligrosos grupos criminales que hoy producen precisamente el capítulo llorado por todos los colombianos: 4 menores indígenas ajusticiados, porque luego de haber sido reclutados huyeron y se refugiaron en la primera comunidad indígena que encontraron en su huida.
Eso fue lo que convenció por fin el presidente Petro de que los ceses al fuego no se pueden ofrendar gratuitamente y al comienzo de un proceso sin que por el lado de los grupos, como las peligrosas disidencias de las Farc, haya primero un compromiso, un mecanismo de verificación que lo acompañe y mucha autoridad que indique que el Estado está presente con su uso legítimo de la fuerza.
Nada de eso ocurrió en este caso. Por el contrario, el Estado Mayor ―que es como se hace llamar el grupo del tenebroso Iván Mordisco― respondió a la masacre de los niños indígenas reconociendo que fueron ellos, con un cínico comunicado de que los niños, entre los cuales se asegura que había hasta uno de 11 y otro de 14, no eran cuatro sino tres, como si eso le quitara gravedad. Y que querían y tenían la edad exigida por el derecho internacional humanitario para el reclutamiento de combatientes, que en este caso, dicen estos cínicos, fue de manera voluntaria.
Cierran tan reprobable comunicado diciendo: “que ellos tienen voluntad”, pero para continuar en el camino del diálogo de paz, la población colombiana los debe apoyar. ¿A qué horas permitimos que el grupos como el Estado Mayor degradaran hasta semejante punto un esfuerzo de paz?, y sobre todo, ¿qué renuncie el comisionado de paz, Danilo Rueda, como se lo están pidiendo desde muchos sectores, sí resuelve el grave estancamiento de una paz que por ahora nunca arrancó?
Desde luego el comisionado dista mucho de tener el talante y la autoridad necesarias para una misión de este tamaño, después de la masacre de los niños, pues llegó la famosa carta como rogándoles otra vez a las disidencias que se sienten a conversar. La tolerancia con el Estado Mayor deja incluso espacio para que este nos envíe a los colombianos la amenaza de que la suspensión del cese el fuego bilateral “desatará la guerra y se multiplicarán los muertos, los heridos, los prisioneros, contrario a una política de paz total”.
Como es evidente, el comisionado de paz, Danilo Rueda, empeora una situación ya de por sí bastante grave, pero exigirle la renuncia no sirve para mucho, porque el problema real no es la sumisión del comisionado ante los grupos violentos. Sino la equivocada concepción de la paz total desde su cimientos, que descansan sobre la estrategia de esconder a las fuerzas del orden y que ni se nos ocurra aparecerse donde sus grupos armados y criminales ya ejercen dominio, sobre el territorio y sobre los habitantes.