JUDICIAL
Los infiltrados: la historia de los capturados por querer derrocar a Maduro
La policía capturó a cuatro sospechosos que habrían participado en la descabellada Operación Gedeón, que pretendía derrocar a Maduro. ¿Quiénes son y cómo conspiraron?
Durante meses, entre Bogotá y La Guajira, varios personajes planearon una operación quijotesca para tumbar a Nicolás Maduro. La protagonizaron mercenarios estadounidenses y desertores de las Fuerzas Armadas venezolanas. La Operación Gedeón terminó reducida a un temerario desembarco en las costas venezolanas en mayo, en el que sus participantes cayeron presos o muertos. Pero muchas piezas del descabellado intento de golpe de Estado quedaron en el misterio, como el interrogante sobre la infiltración que Maduro logró entre las filas de los golpistas.
Este jueves se resolvió parte del rompecabezas. La policía capturó en Barranquilla y Bogotá a cuatro venezolanos que participaron en el plan. SEMANA conoció informes que los señalan de ser agentes de Maduro que planeaban en Colombia “acciones desestabilizadoras” contra el régimen. Así buscaban darle argumentos al gobierno vecino, que constantemente se muestra como víctima de conspiraciones internacionales. Además, dicen esos informes, los capturados contactaron a funcionarios de organismos de inteligencia colombianos para sacarles información reservada.
Los seguimientos venían desde hace cinco meses con ayuda del FBI. Los capturados entraron al radar de las autoridades el 23 de marzo cuando la policía interceptó en la vía entre Barranquilla y Santa Marta un camión con 26 fusiles, municiones y visores nocturnos. Luego se supo que las armas iban para La Guajira, donde Jordan Goudreau, un exmarine y mercenario estadounidense, y Clíver Alcalá, un narcogeneral venezolano, empezaban a reunir un ejército de desertores venezolanos para atacar al régimen.
Entre los capturados hay una mujer, Yacsy Álvarez, a quien señalan como pieza clave de este plan. Según la Policía, ella era la intérprete de Alcalá y Goudreau, y estaba encargada de establecer contactos internacionales para la compra de armas, así como de manejar la logística de los entrenamientos militares en La Guajira. Los otros son Juven y Juvenal Sequea, hermanos desertores de la Guardia Bolivariana; y Rayder Russo, a quien vinculan con un intento de atentado contra Maduro en 2018.
Al presentar las capturas, el presidente Iván Duque aseguró que los detenidos “estaban tratando de estructurar operaciones de desestabilización presuntamente promovidas y financiadas por el régimen dictatorial de Maduro”. Jorge Arreaza, ministro de Relaciones Exteriores de Venezuela, calificó las declaraciones de Duque como una desfachatez: “Ahora resulta que los mercenarios desertores venezolanos iban a desestabilizar Colombia. Durante dos años les dimos información precisa de las operaciones terroristas y jamás movieron un dedo. Los protegieron. Y así le pagan a esos traidores”.
Es decir, mientras que el Gobierno colombiano los acusa de agentes dobles, el venezolano se desmarca de ellos y los señala de traidores. Lo concreto es que los capturados afrontan ahora un juicio por tráfico de armas. Entre tanto, el general Óscar Atehortúa, director de la Policía, anunció que Colombia espera notificar a Goudreau y Alcalá –preso en Estados Unidos por narcotráfico– para que respondan por la organización de ese plan. Con sus testimonios pretenden terminar de armar el rompecabezas de Gedeón y descubrir cómo usaron el territorio colombiano para organizar una fallida operación contra Maduro.