Política monetaria
Los secretos de la elección de Leonardo Villar
Aunque la escogencia del nuevo gerente del Banco de la República recayó en un economista de trayectoria, Leonardo Villar, hay quienes se preguntan si esta vez se politizó la elección. ¿Qué pasó?
El velo de misterio que se tendió en torno a las votaciones para escoger esta semana al nuevo gerente del Banco de la República quizás nunca se correrá.
Dos candidatos llegaron a la recta final, como está previsto en las normas. La votación fue secreta. Las sumas las hizo un software especial, de manera que nadie sabe quién votó por quién, ni cuántos votos obtuvo cada candidato en las dos rondas que se llevaron a cabo hasta que solo quedó un nombre: Leonardo Villar Gómez.
Los aspirantes que ‘sobrevivieron’ en esta eliminatoria, como es costumbre en el trámite para elegir al timonel del banco central, estaban más que preparados para asumir los temas que conciernen al cargo. Nada más y nada menos que conducir la entidad que rige la política monetaria colombiana.
Pero en esta ocasión, de manera atípica, participaba como candidato el ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, quien además de ser un reputado economista, es quien preside la junta directiva del Emisor.
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Desde hace algo más de dos años, cuando el jefe de la cartera de las finanzas públicas fue nombrado como ministro, cada fin de mes sin falta se veía las caras con los miembros de la junta del banco.
En esa reunión habitual para revisar el curso que sigue el país en temas como la inflación, la moneda o el crecimiento de la economía, analizaban la situación y tomaban las decisiones necesarias para conducir la política que permite mantener el barco a flote.
Era lógico entonces que resultara algo inquietante una elección en esas circunstancias y sin ningún antecedente en la memoria. Que un ministro en ejercicio hubiera aspirado a pasar desde el gabinete del presidente a la dirección del Banco de la República, entidad que tiene un sello de independencia, resultaba inédito.
La asimetría en la exigencia para el paso de un lado a otro siempre ha sido considerada en Colombia como una regla que se debe revisar, pues a un codirector del Emisor le piden un año de ‘gracia’ para poder aspirar a ser ministro de Hacienda, mientras que del lado contrario no aplica la misma norma.
Fue así como en septiembre de 2019 empezó a despertar suspicacias la renuncia de Juan Pablo Zárate como codirector del Banco, quien pasó al Viceministerio de Hacienda. Eso fue interpretado en su momento como una jugada para abrirle camino a Carrasquilla en el Emisor y a Zárate en el Ministerio.
La contienda por ganar la carrera para ocupar durante cuatro años la silla de la gerencia del Banco de la República se libró durante varios meses, incluso antes de la elección, ocurrida este jueves 10 de diciembre en una reunión extraordinaria de la junta.
Ese día había camaradería entre los miembros de la junta del Banco, quienes automáticamente entran como aspirantes a la gerencia, a menos que digan lo contrario. Durante su trayectoria profesional, casi todos ellos se han encontrado en otros escenarios.
Por ejemplo, Juan José Echavarría, actual gerente del Emisor, fue profesor de Villar en la Universidad de los Andes, cuando el recién elegido recibía su formación en economía, a finales de los años setenta. “Nada mejor que el alumno supere a su profesor”, opinó con orgullo Echavarría.
Por su parte, Ana Fernanda Maiguashca, actual miembro de la junta y una de las más antiguas en la codirección (está desde 2013), tuvo como jefe a Villar, cuando formó parte de su staff como codirector del Emisor, entre 1997 y 2009.
Sin embargo, como nunca antes en la historia del Banco, esta vez la competencia pareció politizarse. Y ni siquiera ocurrió por iniciativa de los propios aspirantes a este cargo.
Algunos analistas políticos, inclusive, señalan como un grave error de la derecha el ataque frontal para limpiar el camino de llegada a la gerencia del Banco al actual ministro Carrasquilla. Hasta el propio expresidente Álvaro Uribe intervino por medio de las redes sociales para defender al ministro, que estaba siendo duramente criticado por su aspiración.
El intento por tratar de convertir a Villar en ‘mentiroso’, tras un error en la publicación de su hoja de vida en el sitio web del Banco, en la que aparecía con título de doctorado sin haberlo obtenido aún por falta de la tesis, fue catalogado por economistas famosos como algo ‘grosero’, teniendo en cuenta que el nuevo gerente tiene todos los pergaminos y además él mismo ha reconocido no haber terminado sus estudios doctorales. No solo cuenta con los 12 años de experiencia que tuvo como codirector del Banco, sino también con un desempeño elogiado en cada uno de los cargos nacionales e internacionales que ha ocupado.
De hecho, desde su época de estudiante fue un alumno destacado, según relató Echavarría, quien dijo que “era el mejor del grupo”. Fue summa cum laude en la Universidad de los Andes y luego estudió su maestría en la London School of Economics, una de las mejores instituciones de educación superior del mundo.
Incluso los ataques salpicaron a Roberto Steiner, otro de los codirectores del Banco, a quien señalaron como la ‘talanquera’ para la aspiración del ministro Carrasquilla, de quien es amigo personal, en su afán de apoyar a Villar.
En ese vendaval de expresiones poco gratas, ningún otro miembro de la junta, con excepción de Maiguashca, se lanzó a aspirar a la gerencia del Banco. Ella, que hubiera sido la primera mujer en ocupar esa posición, también declinó su aspiración momentos antes de que se realizara la votación definitiva.
En la carrera por obtener el cargo, Villar fue tildado de samperista y santista, pese a que en el entorno de los economistas colombianos se le reconoce como un técnico bastante alejado de la política.
Aunque fue viceministro de Hacienda en el Gobierno de Samper, cuando apenas comenzaba su vida laboral en el servicio público, la mayor parte de su trayectoria la desarrolló en investigación.
José Antonio Ocampo, excodirector del Banco de la República, fue su director de tesis en el pregrado y quien lo enroló en Fedesarrollo. “Villar prácticamente comenzó su carrera profesional conmigo”, dice Ocampo.
El estar al frente del centro de pensamiento económico Fedesarrollo durante seis años, el periodo más largo que haya tenido un director, dejó en segundo plano su breve paso por un cargo en el Gobierno. No obstante, eso fue desempolvado en esta elección. Pero, en definitiva, la escogencia de Villar dio un parte de tranquilidad para la conservación de la independencia del Banco de la República. Sergio Clavijo, exdirector de Anif, un centro de pensamiento económico, recuerda que lo conoció en un curso sobre marxismo, el cual, anecdóticamente, también tomaba Carrasquilla. “Yo era el monitor, y ambos se destacaron como estudiosos y críticos agudos”.
Posteriormente, Villar y Clavijo se encontraron de nuevo cuando uno era viceministro, y el otro, asesor del entonces ministro de Hacienda Guillermo Perry. “Ahí fue que vi con mayor claridad el talento de Villar. Más tarde, tuvimos una gran empatía cuando nos encontramos como codirectores del Banco de la República”.
Clavijo relata: Villar “era percibido como cepalino (un modelo de pensamiento estructuralista y de regulación del desarrollo), y yo, como neoliberal. Pero, en realidad, a nuestra edad ya madura, de unos 45 años, ambos éramos pragmáticos e impulsamos la flotación cambiaria y la inflación objetivo durante la crisis hipotecaria de 1999-2000”.
Años más tarde, los dos economistas volvieron a coincidir, Villar en la dirección de Fedesarrollo y Clavijo en la de Anif, lo que le da pie para señalar que “el Banco de la República tendrá entonces un gran gerente, experimentado y pragmático”. Así sea.