Justicia
Un documento de la DEA de hace 14 años advertía negocios de Papá Pitufo con el narcotráfico. Nunca fue investigado
SEMANA revela un documento de la DEA de hace 14 años que ya reseñaba la actividad criminal de Papá Pitufo con una red dedicada al tráfico de drogas. Desde entonces se mantuvo impune.

No queda duda del poder corruptor de Diego Marín Buitrago, alias Papá Pitufo, que le permitió, por años, establecer oscuras alianzas con los funcionarios encargados de perseguirlo y enfrentar su maquinaria de contrabando. Lo más grave es que desde hace más de una década estaba en el radar de las autoridades, incluso de Estados Unidos, pero no pasó nada.
SEMANA revela un inédito documento que pasó de agache durante 14 años y pone sobre la mesa la complicidad con el imperio de Papá Pitufo. Se trata del informe de la Administración para el Control de Drogas (DEA) de Estados Unidos que el 12 de septiembre de 2011 reportó la presencia de la red criminal de Diego Marín.
El agente especial de la DEA “informa de la existencia de una organización criminal que opera en las ciudades de Bogotá, Cali y Medellín, y en el departamento de la costa atlántica”.
Esta organización, según el documento de inteligencia, estaba “dedicada al tráfico de estupefacientes hacia Centroamérica y los Estados Unidos. Estructura liderada por Diego Marín, alias Pitufo, residente en la ciudad de Cali, donde dirige el comercio de drogas”.
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El informe no para ahí. Los datos recolectados señalaban que “la red criminal estaría dividida en tres grupos: el primero en Bogotá, en el sector conocido como San Andresito San José, edificio San Vicente, que utilizaba la fachada, la firma Engorcol”. Justamente, Marín habría pasado del narcotráfico al contrabando, el camino para lavar el dinero ilegal.
El segundo grupo se destacaba por utilizar “teléfonos móviles, correos electrónicos y oficinas para ocultar el dinero de la venta de estupefacientes y también operaba en Bogotá. El último en Cali y la costa atlántica, dedicado al lavado de activos producto de la actividad del narcotráfico”.
Es decir, desde 2011 las autoridades estadounidenses y colombianas conocían de la existencia de la red criminal de Papá Pitufo y sus vínculos con organizaciones dedicadas al tráfico de drogas.
El documento se menciona en el proceso judicial que se adelantó en 2016 contra Arle Bolaños Martínez, un comerciante del Huila que la Fiscalía General vinculó con la red criminal de alias Pitufo o de Papá Pitufo.

Para el ente investigador, en 2013, Bolaños Martínez coordinó el transporte de insumos químicos al municipio de La Plata, Huila, y desde ese punto se orquestó su distribución para otras ciudades.
En total, fueron 7.509 kilos de este químico, utilizado para el procesamiento de cocaína que, según el documento, tenía como destino las cocinas de Papá Pitufo en el centro del país.
Nuevamente, esta es la duda: ¿por qué dicho informe pasó de agache durante tantos años?
Lo cierto es que durante décadas Papá Pitufo estuvo por fuera del radar de las autoridades por oscuros y millonarios acuerdos con policías, como se ha documentado en las pruebas recolectadas por la Fiscalía.

Por ejemplo, en la audiencia del 3 de abril de 2023, en la cual la Fiscalía General pidió la orden de captura contra el zar del contrabando, quedaron en evidencia los contactos de Marín Buitrago, pues fueron registradas sus reuniones con oficiales de la Policía Fiscal y Aduanera (Polfa), al igual que con fiscales y jueces.
El 4 de agosto de 2023, una cámara de seguridad de un exclusivo hotel de Cartagena registró el afectuoso encuentro de Papá Pitufo con un fiscal y un juez.
“Este que se saluda acá, el calvito ya de edad, es un fiscal delegado ante la Corte Suprema de Justicia. Y el que está acá con gafas es un juez”, señaló en la audiencia el entonces fiscal del caso.
Por estos hechos, el pasado 20 de febrero la Comisión Nacional de Disciplina Judicial anunció la apertura de una investigación en contra del fiscal y del juez para establecer los hechos que rodearon ese encuentro.