Nación
Universidad de Cundinamarca desarrolla proyecto para detectar fosas comunes
De acuerdo con el informe titulado ‘Retos humanitarios’, que presentó recientemente el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), una persona desaparece cada dos días en Colombia.
Uno de los dramas que ha vivido Colombia como consecuencia del conflicto armado es el tema de los desaparecidos, y aunque se ha avanzado en la identificación y entrega de restos de personas de las que no se tenía conocimiento por años, la cifra sigue siendo muy alta.
De acuerdo con el informe titulado ‘Retos Humanitarios’, que presentó recientemente el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), una persona desaparece cada dos días en Colombia.
Así mismo, el reporte reveló que durante el año pasado, 168 ciudadanos fueron víctimas de desaparición forzada y 772 desde la firma del Acuerdo de Paz, entre los que se encuentran menores de edad.
Por su parte, Medicina Legal señala que aún hay cerca de 200.000 cuerpos de víctimas sin identificar en el país.
Tendencias
El Acuerdo de Paz previó la creación de la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas (UBPD), que ha contribuido a localizar a colombianos víctimas del conflicto que han sufrido esta situación.
Ante esta realidad y buscando aportar al proceso de paz, el Programa de Tecnología en Cartografía de la Universidad de Cundinamarca, creó la investigación “Aplicación de Métodos Geofísicos y Variables Ambientales para la Búsqueda de Fosas Relacionadas con la Violación de los Derechos Humanos”.
De acuerdo con el centro de educación superior, este proyecto busca generar herramientas que faciliten la detección de fosas comunes en el país, para así aportar al esclarecimiento de la verdad y poder cerrar un ciclo de dolor para los colombianos han sufrido la desaparición de sus seres queridos.
En ese sentido, la Universidad de Cundinamarca ha trabajado en un diseño experimental en la localidad de Usme en Bogotá, con el fin de crear una metodología que ayude de manera certera en la búsqueda de cuerpos.
Informó que, de la mano con un comité de bioética, se trabaja con base en una simulación con cadáveres de cerdos, los cuales han sido enterrados para poder llevar a cabo análisis de biología forense y de geofísica.
El docente Edier Fernando Ávila, líder de la investigación, explicó que en los espacios donde hay cuerpos enterrados se generan cambios en la vegetación debido proceso de descomposición y la materia orgánica que se crea.
Señaló que, igualmente, se evidencian cambios en la superficie terrestre, es decir, el comportamiento de suelo no es homogéneo en términos de masa y compactación.
“Por ello, es posible analizar estas variables por medio de la teledetección satelital por ondas de radar terrestre (para los cambios del suelo) y la detección geográfica con drones (para los índices de vegetación en la superficie)”, indicó.
Agregó que “junto con un equipo de especialistas en ingeniería catastral y topográfica estamos analizando las imágenes e información radiométrica que se obtienen la simulación con los cerdos. Así es posible crear variables que se podrán utilizar en fosas de verdad en otras partes del país”.
A la fecha, los resultados parciales han permitió que la investigación sea publicada en la Revista de Ciencias Forenses de Estados Unidos, con dos artículos titulados ‘Monitoreo de Fosas Clandestinas Simuladas de Víctimas Desmembradas Utilizando Vehículos Aéreos no Tripulados y Tomografía Eléctrica’, y ‘GPR Durante un Año para Ayudar en las Investigaciones de Violaciones de Derechos Humanos’.
Se destacó, además, que se trata de la primera investigación de su tipo en Colombia, lo que la hace más importante en momentos en que se avanza en el este proceso tras los años de conflicto armado.
“Este tipo de proyectos se han llevado a cabo en países que han sufrido los estragos de la violencia, como algunos de África y Medio Oriente, donde se han logrado muy buenos resultados y por ello quisimos adaptar los parámetros a las condiciones de nuestro territorio”, aseguró Ávila.
El desarrollo de esta investigación se logró con el apoyo de la Asociación Americana de Ciencias Forenses de los Estados Unidos y el trabajo conjunto con la Universidad Antonio Nariño.
“De esta forma, la Universidad de Cundinamarca trabaja para que la apropiación social del conocimiento en el marco de su política de ciencia, tecnología e innovación sea una realidad en los territorios que impacta como un aporte a la solución de un conflicto que clama verdad, justicia y reparación”, puntualizó.