Bolívar
Cartagena ya tiene la plata para construir un mega aeropuerto, pero el Gobierno Petro tiene frenado ese proyecto. ¿Por qué?
Pese a que la nueva megaterminal aérea de Cartagena ya tiene los recursos asegurados por privados, el Gobierno nacional no ha entregado avales para su construcción, denuncian desde la Alcaldía.
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El alcalde de Cartagena, Dumek Turbay, emprendió en los últimos días una batalla para que la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) afloje el aval que, según él, tiene en el limbo al proyecto del nuevo aeropuerto de esa ciudad. Esta obra es comparable con las terminales aéreas de Tocumen, en Panamá; Jorge Chávez, en Lima, y Maiquetía, en Caracas.
El primer campanazo lo dio el jueves 25 de septiembre en el Congreso de la Federación Nacional de Comerciantes (Fenalco) en Medellín. “Tenemos ya 20 meses y 25 días discutiendo con el Gobierno nacional para que por fin le dé el visto bueno al nuevo aeropuerto de la ciudad. Cartagena necesita un nuevo aeropuerto; el Rafael Núñez dejó de ser eficiente”, dijo en ese momento.
La alerta del mandatario llegó porque, según ha divulgado, la ANI le canceló una mesa técnica fijada para el viernes 19 de septiembre, que se corrió para el viernes 3 de octubre. “Espero que se pueda realizar con éxito”, dijo Turbay.
El mandatario había venido cronometrando cada etapa con rigor, pero su paciencia se agotó. “Como Gobierno distrital y como ciudadanos sentimos que hay poca voluntad política del Gobierno nacional para definir con claridad cuándo empezará a materializarse el proyecto. Queremos fechas concretas, saber cuándo Cartagena tendrá el moderno aeropuerto que merece”, respondió al ser consultado por SEMANA.

La preocupación va más allá del impacto negativo por la paralización de una obra en la que el Distrito de la Heroica no pondrá recursos, pues el capital viene de la iniciativa privada: unos 6,5 billones de pesos. Según documentos conocidos por SEMANA, el nuevo aeropuerto, que algunos llaman Bayunca por su ubicación entre la vía al Mar y la vía a la Cordialidad, en el corregimiento de Bayunca, promete una esperanzadora generación de empleos para los cartageneros.
En carta blanca, serían 21.000 puestos de trabajo directos y 16.000 indirectos, lo que impactaría positivamente en esa ciudad de cerca de un millón de habitantes, donde, según el estudio más reciente del Dane, la tasa de desocupación es de 9,4 por ciento, 0,7 por ciento por debajo de la media nacional.
En la ciudad se empezó a hablar en serio del nuevo aeropuerto por allá en 2016, cuando se presentó ante la ANI el proyecto Ciudadela Aeroportuaria Cartagena de Indias para estudio de prefactibilidad. Sin embargo, los trámites burocráticos, la pandemia y ahora la tardanza, de la que Turbay culpa al Gobierno nacional, han hecho el proceso más tortuoso.
De darse los trámites en el tiempo esperado, el nuevo aeropuerto tendría que estar operando en 2034, según estiman algunas personas que conocen de cerca el proyecto. No obstante, el alcalde teme que la iniciativa del Gobierno nacional de inyectarle recursos a una remodelación del aeropuerto viejo, el Rafael Núñez, termine enredando un poco el nuevo terminal aéreo.

“Vemos que, aparentemente, existe una mayor voluntad para ampliar de forma inconveniente el aeropuerto Rafael Núñez, en el barrio Crespo. Se trata de una terminal aérea en el corazón de la ciudad, de una zona residencial, y dentro del perímetro urbano, lo que en otras ciudades capitales o en vías de desarrollo verían como un despropósito”, dijo el funcionario.
Ahora bien, tanto para la ANI como para la concesión está claro que, pese a la premura del alcalde Turbay, el proceso para construir el nuevo aeropuerto es complejo y dispendioso. Desde la ANI le compartieron a este medio un documento informando en qué va la iniciativa, que llena de esperanza no solo a los cartageneros, sino a los millones de viajeros que llegan cada año para conocer las calles de Getsemaní, las costumbres de sus palenqueras y la belleza inigualable de playas como las de Barú o islas del Rosario.
Desde el 5 de mayo de 2016, el proyecto ha alcanzado diez hitos, pasando por el estudio en etapa de prefactibilidad hasta llegar a la de “evaluación de los componentes técnicos, jurídicos, financieros, económicos y de riesgos del proyecto en su etapa de factibilidad”, actualmente en curso.
En adelante, dice la ANI, deberá ceñirse a un “cronograma estimado de la actuación administrativa de evaluación de la factibilidad del proyecto”, que incluye siete etapas. La que está más cerca de consumarse es la evaluación de la factibilidad, pues debería finiquitarse en diciembre de este año. Aunque, según la ANI, el proyecto está andando como debe ser, el alcalde Turbay siente que en algo no le han cumplido.

“Al contrario, vemos nulos esfuerzos en sacar adelante la construcción del nuevo aeropuerto de Bayunca para que se ajuste a las condiciones y necesidades de la ciudad”, dijo. Además, ha hecho énfasis en que el verdadero interés del Gobierno nacional es impulsar la remodelación del aeropuerto Rafael Núñez, inaugurado hace 78 años en el barrio Crespo, en el corazón de la Heroica.
Son precisamente algunos habitantes de este barrio tradicional de Cartagena los que han respaldado al alcalde en su batalla por el nuevo aeropuerto. De hecho, no solo han pedido el traslado del Rafael Núñez, también han argüido para que el Gobierno no impulse su modernización, sino que oriente sus esfuerzos en avanzar en el proyecto de Bayunca.
Entre los motivos esbozados están la supuesta violación de derechos laborales a taxistas de la zona, a maleteros tradicionales del aeropuerto y la falta de claridad en “la instalación de unos surtidores de combustible en la manzana 554, vecina al aeropuerto”.
“Para las comunidades es claro que el retraso en las obras del aeropuerto Rafael Núñez obedece a una pobre planeación de las actividades que tienen que ver con la socialización adecuada del proyecto; el olvido sistemático de los derechos de los residentes y la poca gestión para lograr soluciones a través de las instancias del Gobierno central”, dijeron por medio de un oficio entregado a la Alcaldía, firmado por 11 personas, entre las que se encuentran líderes sociales y expertos en el tema.
Pero el alcalde le suma más cuestionamientos a esas obras. “El proyecto está frenado actualmente por una pésima gestión predial. La comunidad manifiesta que se encuentra afectada porque siente que la quieren sacar de sus hogares por un valor injusto de sus propiedades. Han tenido dificultades para obtener la modificación de la licencia ambiental y sin ello no pueden adelantar muchas de las obras que tienen previstas para la ampliación”, le dijo a SEMANA.
Según reiteró el alcalde, “Cartagena necesita un aeropuerto acorde con sus necesidades: moderno, amplio y a la altura de las condiciones de la ciudad. Que no se adelante el proyecto sería grave para esta capital, porque nos deja anclados a una infraestructura insuficiente e inconveniente”.
En cambio, el proyecto del nuevo aeropuerto tiene una oferta que saciaría esas necesidades: una terminal de 103.630 metros cuadrados, cuatro veces el tamaño de la terminal actual, y una pista de aterrizaje de 3,1 kilómetros, “permitiendo la apertura de nuevas rutas transoceánicas y nuevos destinos en las Américas”, según documentos en manos de la Alcaldía.
El camino para la ANI está claro: una vez se dé la etapa de evaluación de factibilidad, “se deberán adelantar las gestiones necesarias para completar el trámite de aprobación ante los ministerios de Transporte y de Hacienda, el Departamento Nacional de Planeación, el Consejo Nacional de Política Económica y Social (Conpes), el Consejo Directivo de la ANI y el Consejo Directivo de la Aerocivil”.