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La ameba “come cerebros”: ¿adiós a las piscinas y jacuzzis? Expertos explican, tras el caso de la niña colombiana revelado por SEMANA
El caso revelado por SEMANA es el cuarto que está documentado a nivel nacional. ¿Cuál es la ameba? ¿Cómo se contagia? Aquí le explicamos.
SEMANA reveló la historia de una niña santandereana que falleció luego de contraer un peligroso parásito que se esconde en piscinas, jacuzzis, ríos, lagos y aguas estancadas. Es un caso poco frecuente para la medicina. A nivel mundial, se puede presentar un caso por cada 100 millones de personas.
Un mes después del fallecimiento de la menor y luego de realizarse una serie de estudios de necropsia, los especialistas determinaron que la niña murió por una Meningoencefalitis Amebiana Primaria.
La madre de la pequeña Stefanía Villamizar relató que estuvieron de vacaciones en Santa Marta y tras pasar varios días utilizando piscinas y jacuzzis de un reconocido hotel, la menor habría contraído el parásito por la nariz.
El parásito
El agente infeccioso se conoce como Naegleria Fowleri. La literatura científica explica que se trata de una ameba de vida libre, es decir, aquella que no necesita de un hospedador para obtener nutrientes o sobrevivir. Se desarrolla en ambientes húmedos, aguas cálidas o termales que alcanzan temperaturas de hasta 46 grados centígrados y puede sobrevivir por períodos cortos a temperaturas aún más altas.
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“Aunque la mayoría de las infecciones por Naegleria ocurren después de que las personas nadan o sumergen sus cabezas bajo el agua, la meningoencefalitis amebiana primaria también puede ocurrir cuando las personas limpian sus narices durante prácticas religiosas o irrigan sus senos paranasales (enviando agua hacia la nariz) usando agua del grifo contaminada”, explica la agencia Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos.
El neurocientífico e investigador William Omar Contreras explica que “la Naegleria Fowleri causa meningoencefalitis amebiana primaria (map), una infección cerebral que provoca la destrucción del tejido cerebral. Los primeros síntomas de la map aparecen unos 5 días (entre 1 a 7 días) después de contraer la infección y pueden incluir dolor de cabeza, fiebre, náuseas o vómitos. Los síntomas posteriores pueden incluir rigidez en el cuello, confusión, falta de atención a los demás y al entorno, pérdida del equilibrio, convulsiones y alucinaciones”.
“En Colombia no son muchos los casos de map; solo tres han sido bien documentados (Martínez 1992, Castaño 1995, Nicholls 2003). Este (el de Stefanía Villamizar) sería el cuarto”, agrega Contreras.
Y añadió: “Existen casos donde no se sospecha como diagnostico la meningitis amebiana primaria, la encefalitis amebiana granulomatosa, ni las lesiones cutáneas causadas por amebas de vida libre; no se debe olvidar, por ejemplo, que pacientes con o sin inmunosupresión previa pueden contraer infección con estas amebas. Muchas veces los intensivistas y neurólogos tienen que ingeniárselas para descubrir la causa de una meningitis, entonces es importante tener el origen amebiano en cuenta, como diagnóstico diferencial”.
“Si un paciente tiene una meningoencefalitis y no se conoce el diagnóstico acertado, el tiempo es oro y debería realizarse análisis profundos del líquido cefalorraquídeo, inclusive una biopsia cerebral”, sugiere el neurocientífico.
¿Cuál es el tratamiento?
Lo más preocupante es que a nivel mundial no existe un tratamiento que combata la infección. Una vez el parásito entra en la persona, la víctima tiene un 95 % de probabilidad de morir.
“No existe realmente un tratamiento específico disponible para este parásito en ninguna parte del mundo. La evidencia científica disponible recae en la experiencia derivada de las pocas personas que sobreviven. De acuerdo a esto, la recomendación actual por la mayoría de expertos es la de combinar dos o más medicamentos con acción amebicida, que en este caso incluyen drogas como la anfotericina B, la rifampicina, el fluconazol, el posaconazol, la miltefosina y la azitromicina”, dice Alejandro Díaz, pediatra especialista en enfermedades infecciosas de Medellín.
Sin embargo, hay una luz de esperanza. De acuerdo con el neurocientífico Contreras, recientemente dos personas con infección por Naegleria sobrevivieron en Estados Unidos luego de haber sido tratadas con un nuevo medicamento llamado Miltefosina que fue administrado en combinación con otros fármacos y el tratamiento intensivo de la inflamación cerebral. “Existe potencial en derivados de carboxamide que contengan sufonyl o sulfamoyl moieties”.
¿Hay que dejar de utilizar las piscinas?
Los expertos aconsejan que los establecimientos, que ofrecen servicios de piscinas, deben asegurarse que el mantenimiento y cloración de las aguas sea adecuado. Esto elimina el parásito y desaparece la posibilidad de adquirir la infección.
“Tenemos la certeza que aunque letal, la Naegleria no es uno de los peligros que mas debería preocuparnos. Es más facil perder la vida por otra causa. Sin embargo, ahora que la conocemos si que es cierto que no debemos ignorarla. Existen casos donde ha aparecido incluso en piscinas que aparentemente cumplían con todos los niveles de seguridad. Por, tanto la recomendación mas importante es cumplir estrictamente con los protocolos de limpieza de las piscinas sin faltar ningún solo día”. Además de esto, es muy importante que si se sumerge la persona dentro del agua, debe evitar que la misma entre por la nariz. También evitar ingresar a aguas estancadas de temperaturas altas”, indicó William Contreras.
“En cuanto a las personas, lo ideal es evitar nadar y bucear en lugares de aguas dulces cálidas, especialmente en verano. Esto incluye lagos, estanques, ríos y aguas termales. Si no es posible evitarlo, entonces hay estrategias que pueden minimizar el riesgo como: no sumergirse o zambullirse, ocluir la nariz en caso de hacerlo, no excavar sedimentos, especialmente en lagos poco profundos, es ahí donde usualmente está el parásito”, agrega Alejandro Díaz.
¿Es correcto llamarlo el parásito “come cerebros”?
Para William Contreras, el término es apropiado: “Esto es cierto, aunque pareciera un nombre coloquial así se conoce, el término en inglés es Brain-Eating Naegleria Fowleri, en publicaciones del Instituto Nacional de Salud de los Estados Unidos (NIH)”.