Bogotá
El día que la tierra se estremeció y los bogotanos creyeron que la ciudad se iba a destruir por completo. Aquí los detalles
Se cumplen este jueves 106 años del sismo más catastrófico en Bogotá: hubo más de 300 edificios afectados y fue de magnitud 6,5.
Desde el pasado 18 de agosto, cuando un temblor de magnitud 6,1 en la escala de Richter sacudió a El Calvario (Meta) y afectó al menos a ocho departamentos de Colombia, aumentaron las preguntas acerca de los sismos. Más de uno ha googleado, por ejemplo, cuál ha sido el movimiento telúrico que más ha afectado a Bogotá, y no es para menos, si casi dos semanas atrás fue una de las ciudades donde más se sintió.
A raíz de las inquietudes de un sinnúmero de personas, el Servicio Geológico Colombiano (SGC) dio a conocer cuál ha sido el temblor que más ha afectado a la capital colombiana, aunque también explicó que, ningún sismo se ha tenido como epicentro a Bogotá, sino que los registrados en otras poblaciones han afectado a esta ciudad.
El temblor más destructivo para Bogotá se registró el 31 de agosto de 1917, es decir, 106 años atrás. Se deduce —porque hasta el momento no había registro de ello— que fue de escala 6,1. Su epicentro fue un municipio de los llanos orientales.
Bogotá, sin embargo, no fue la población que más se vio afectada. Villavicencio, capital del Meta, quedó casi en ruinas.
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“Dejó 22 personas fallecidas, 35 heridas y 26 poblaciones afectadas, especialmente en los departamentos de Meta y Cundinamarca. En Villavicencio, la mayoría de las construcciones quedaron averiadas y algunas colapsaron, siendo tal la ruina de la ciudad, que las autoridades pensaron reconstruirla en un nuevo lugar. En el municipio de San Martín, la mayoría de las casas quedaron inhabitables y algunas colapsaron; y en Bogotá, se registraron más de 300 edificaciones averiadas severamente y 40 destruidas”, informó el SGC.
Fue tal el impacto del sismo de 1917 en Bogotá que las autoridades nacionales se vieron en la necesidad de monitorear la actividad sísmica de Colombia, como ocurre hoy. De ahí que, seis años después, o sea, en 1923, comenzara a operar el primer sismógrafo a nivel nacional, en el Colegio Mayor de San Bartolomé, en el centro de la capital.
Ahora bien, Bogotá también se vio afectada por un sismo de 7,1, en 1827. “Entre 250 y 500 personas de todo el país perdieron la vida por deslizamientos y avalanchas de ríos. Este evento se referencia como uno de los más destructivos en la historia nacional. Los relatos que lo refieren son impresionantes y dan muestra del daño general que hubo en muchas poblaciones, además de los graves efectos en la naturaleza como represamientos de ríos por deslizamientos, inundaciones y avalanchas”, documentó el SGC.
“El departamento del Huila fue el más devastado: casi todos sus municipios presentaron daños graves en las construcciones e importantes efectos en la naturaleza. En Bogotá colapsaron la Ermita de Guadalupe, la iglesia de San Victorino y la antigua iglesia de Las Cruces”, agregó.
No, un sismo no se puede predecir
El Servicio Geológico Colombiano (SGC) precisó, una vez más, que ni los temblores ni sus réplicas suelen predecirse. Lo que sí está comprobado es que donde hubo un sismo, así como en el área afectada por el mismo, puede registrarse uno nuevo.
En la corteza terrestre hay zonas de fractura que son generadoras de sismos y que son conocidas como sistemas de fallas activas. En Colombia, estas zonas se ubican especialmente en las regiones Andina, Pacífico, Caribe y en el Borde Llanero-Amazónico.
“Una vez estas fracturas se dan, se convierten en áreas potenciales para transportar ondas sísmicas en el futuro, lo que explica que desde la ciencia podamos saber que donde hubo un sismo o este tuvo efectos, es probable que vuelva a ocurrir. Esto es muy diferente a predecir la ocurrencia de un sismo, pues, científicamente, no es posible predecir la localización, magnitud o fecha en las que sucedería”, explicó el SGC.