Bogotá
Se cumplen dos meses de la extraña desaparición de un empresario en Bogotá; su paradero es un completo misterio
Julio Iván Guerrero desapareció el 5 de febrero tras tomar un taxi, luego de salir de su droguería en Engativá. Una carta de despedida que le dejó a su esposa da a entender que estaba siendo extorsionado. Las autoridades no han logrado dar respuestas claras del porqué de su desaparición. Su familia exige conocer la verdad.
Desde el 5 de febrero de 2023, la vida no volvió a ser la misma para la familia Guerrero Cuéllar. A partir de ese día, el mundo se les desmoronó en mil pedazos y la incertidumbre y la zozobra se apoderó tanto de Flor Alba como de sus hijas Dayana y Karol. Sus días pasaron a ser grises y eternos.
Y no es para menos, ese día fue la última vez que vieron con vida a su esposo y padre, Julio Iván Guerrero, de 46 años de edad, quien después de salir de una pequeña droguería que tienen en el barrio Villas del Dorado, en la localidad de Engativá, al noroccidente de Bogotá, nunca más se volvió a ver ni a saber de él. El pasado miércoles 5 de abril se completaron dos meses de su extraña desaparición y su paradero sigue siendo un completo misterio.
La forma en la que Julio Iván desapareció tiene anonadados no solo a su esposa e hija, sino también a empleados, hermanos, padres y al resto de su familia, pues aún no se explican qué pasó con él e, increíblemente, a pesar del tiempo que ha pasado, las autoridades tampoco han logrado entregar respuestas. A Julio Iván, literalmente, se lo tragó la tierra.
El día de los hechos
En diálogo exclusivo con SEMANA, Flor Alba reconstruyó cada uno de los últimos instantes en los que compartió con su esposo y en los que se le vio con vida. En la mañana de ese domingo, 5 de febrero, de manera sorpresiva Julio Iván se despertó bien temprano, a pesar de que era su día de descanso. Él, su esposa y la menor de sus hijas, viven en el barrio Gran Granada, en Engativá. La hija mayor reside en Australia.
“Él llegó el sábado en la noche y yo ya estaba durmiendo. El domingo en la mañana, ni él ni yo teníamos que ir al negocio, se suponía que era su día de descanso, pero él se levantó temprano, se bañó, se vistió, se arregló y salió, pero no me dijo para dónde. Cuando él se fue, yo aún estaba medio dormida”, afirmó Flor Alba, quien agregó que en días anteriores no notó ningún comportamiento extraño en su esposo que le permitiera sospechar que algo estaba pasando.
Al salir de su vivienda, Julio Iván se dirigió hasta la droguería y ayudó a sus empleados a abrir el negocio. Posteriormente, se adentró a la oficina a la que únicamente él y su esposa tienen acceso. Allí duró una hora.
Alrededor de las 9:00 de la mañana, Julio Iván salió de la droguería, sin hacerle algún tipo de comentario a ninguno de sus empleados, y se dirigió a una panadería a desayunar. Luego, hacia las 9:26 a. m., salió de esta panadería, pasó al otro costado de la Avenida José Celestino Mutis, se montó a un taxi y desde ese momento no se tiene ningún rastro de él.
¿A dónde lo llevó el taxista?
SEMANA conoció que tras varios días de investigaciones, uniformados de la Sijín de la Policía lograron dar con la identificación y ubicación del taxista que en la mañana de ese 5 de febrero transportó a Julio Iván.
En su interrogatorio, el taxista confirmó que efectivamente ese día tomó la carrera y, al momento de que Julio Iván se montó al carro, le pidió que lo llevara a un lugar donde pudiera tomar un carro que lo transportara hacia los Llanos.
Es así como el taxista afirma que llevó a Julio Iván hasta la Avenida Boyacá con calle 13, pues su ideal era poder tomar un carro que lo llevara hasta los Llanos, dado que no quería irse en bus, según le comentó al conductor. En este punto de Bogotá no había cámaras de videovigilancia que permitieran hacer un trazado del nuevo recorrido que habría tomado Julio Iván.
El taxista contó además que, a lo largo del trayecto, Julio Iván se veía algo nervioso e iba hablando por teléfono en voz baja; el conductor no logró identificar si conversaba con un hombre o con una mujer.
Flor Alba le indicó a SEMANA que no tenía ni idea que su esposo tuviera pensado viajar a los Llanos; de hecho, contó que Julio Iván no sacó nada de ropa de la casa y que en días anteriores su comportamiento era completamente normal.
Tras conocerse el testimonio del taxista, de acuerdo con Flor Alba, la Sijín les pidió a las empresas de transporte tanto de Villavicencio como de todo el departamento del Meta que informaran si en algunos de los buses intermunicipales había viajado Julio Iván, pero ninguna compañía dio pistas sobre su paradero.
La carta de despedida
En toda esta encrucijada sobre el paradero de Julio Iván, hay una carta crucial de despedida que él le dejó a su esposa, en la que les pide perdón a ella y a sus hijas, y en la que le informa que se va a ir para siempre, pero no explica para dónde ni tampoco da a entender si el pensado de él era el de quitarse la vida. Se trata de una carta que le generó a Flor Alba más dudas que certezas.
“Al notar que mi esposo no volvió a contestar el celular durante todo el día, ni la noche, y que nunca llegó a la casa, el lunes en la mañana fui a la droguería y al entrar a la oficina encontré una carta que me había dejado, en la que se despide para siempre, pero en ese momento no entendía nada (de) lo que estaba pasando”, precisó Flor Alba.
De acuerdo con el relato de la mujer a SEMANA, en esa carta Julio Iván le pidió disculpas, pues a raíz de “su vicio con el celular”, en varias oportunidades cometió el error de enviarle fotos íntimas de él a varias mujeres, por lo que se sentía “totalmente avergonzado” y no era capaz de darle la cara a ella ni a sus hijas.
“Lo que yo logro entender de esa carta es que a raíz de esas fotos que él llegó a enviar, quizá cayó en una red de extorsionistas que le empezaron a pedir dinero para no divulgar nada del material que él compartió y por eso tomó la decisión de irse”, subrayó Flor Alba.
No obstante, para Flor Alba, el hecho que él haya podido cometer este error no es justificación para que se haya desaparecido de esta manera y no entiende por qué la Policía aún no da con su paradero, pues se le hace imposible de aceptar que su esposo se haya esfumado de esa forma sobre la faz de la tierra. Asimismo, su teléfono celular no se ha podido rastrear.
En los últimos días, Flor Alba interpuso una nueva denuncia, esta vez por desaparición forzosa, por lo que el caso pasará ahora a manos de la Fiscalía General de la Nación. Es así como la mujer espera poder obtener respuestas de qué fue lo que en realidad sucedió con su esposo. De momento, el dolor y la incertidumbre se siguen apoderando de ella.